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Los socialistas abren una "nueva etapa" entre Aragón y Cataluña tras la amnistía y el PP habla de "traición"

Los diputados aragoneses en el Congreso describen un pleno "muy tenso" marcado por la campaña de las europeas que no despeja el futuro de la legislatura.

Pleno del Congreso que aprueba la ley de amnistía
Pleno del Congreso que aprueba la ley de amnistía
Eduardo Parra

Los diputados aragoneses en el Congreso coinciden en que la aprobación de la polémica ley de amnistía supone un antes y un después. Los motivos, en cambio, son diametralmente opuestos. Mientras los representantes de PSOE y Sumar anuncian el inicio de una «nueva etapa» en las relaciones de Aragón con Cataluña, que debería estar marcada por la «normalización» tras el resultado en las recientes elecciones catalanas, la derecha cree que se agudiza la desigualdad entre ambos territorios. Todo ello en un pleno de elevada tensión, tanto dentro como fuera del hemiciclo, que ni siquiera despeja las sombras de la legislatura, que ahora afronta el desbloqueo de leyes tan importantes para la Comunidad como los presupuestos del próximo año.

«Para nosotros es un día muy importante, porque traduce en hechos algo que ya se vio como un clamor en las elecciones catalanas, que estábamos en el camino correcto», expresaba Begoña Nasarre, diputada del PSOE por Huesca, tras el pleno que ratificaba la medida de gracia para los encausados por el ‘procés’.

Los socialistas afrontaban una jornada complicada, marcada por la presión mediática, pero también interna, ante una decisión fundamental para el Gobierno pero impopular entre parte de la militancia. No había margen para el error, además, dado el ajustado reparto de fuerzas en la Cámara Baja. Y menos tras la ausencia de una diputada de Podemos por motivos de salud.

Nasarre, número 3 del grupo socialista en el Congreso, apuntaba que la aprobación de la ley de amnistía «abre una nueva etapa entre Aragón y Cataluña» en el que deberá primar la «normalización». «Huyamos de la crispación, que la política tome las riendas», reivindicaba.

A su juicio, «que Cataluña y Aragón vayan de la mano es el mejor motor para el país». Además, consideraba que la amnistía y las elecciones europeas del día 9 «deberían dar paso a un tiempo de estabilidad, basado en el diálogo y el consenso» que permita desbloquear «leyes y presupuestos».

Su optimismo no era compartido por la bancada de la derecha, ni siquiera por la suya propia, que de puertas para adentro sigue viendo más sombras que luces por la dependencia de Junts. «Ahora, votación a votación», advertía el independentista Jordi Turull tras la sesión plenaria.

«Ciudadanos de segunda»

Desde el PP, Pedro Navarro lamentaba que «nadie había ido tan lejos, nadie había mentido tanto y traicionado a tantos para seguir en el poder», en referencia al presidente del Gobierno. «La pena –añadía– es que ese camino que ha iniciado Pedro Sánchez sea acompañado de varios aragoneses cómplices, los diputados del PSOE y CHA que con su voto hacen que haya españoles de primera (los políticos corruptos catalanes) y de segunda, el resto de españoles (los aragoneses entre ellos)».

Igualmente crítico se mostraba Pedro Fernández (Vox). «Es el mayor atentado contra los españoles honrados que cumplen la ley desde 1978; contra los policías y guardias que se dejaron la piel en defensa del orden constitucional y la unidad de España el 1-O; y contra los jueces que defendieron la libertad y la igualdad entre los españoles», lamentó el diputado por Zaragoza, que reclamó al PP un «cordón sanitario» frente a los socialistas.

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