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Día del Orgullo LGTBIQ+: "Los insultos por ser homosexual me desarrollaron hasta un problema mental"

Este viernes se celebra el Día del Orgullo y aragoneses de varias generaciones han querido contar su experiencia para reivindicar la diversidad sexual y de género.

Día del orgullo LGTBIQ+
Sonia Marco, Olga López, Héctor Fraguas y Neo Fénix, todos pertenecientes al colectivo LGTBI+
Heraldo

"La sociedad ha cambiado, pero falta muchísimo para que todo sea igual, yo sigo viviendo alguna situación de discriminación". Es el testimonio de Héctor Fraguas, un joven homosexual que, aunque asegura haber observado cambios significativos desde su infancia hasta ahora en materia de igualdad, afirma que todavía queda mucho por hacer para reivindicar la diversidad sexual y de género. Por ello, la necesidad de celebrar este viernes el Día del Orgullo, cuyo objetivo principal es luchar por los derechos e igualdades de todas las personas.

El significado de cada una de las letras de LGTBIQ+ relata la historia del propio movimiento y las diferentes identidades de género, expresiones y orientaciones sexuales: lesbiana, gay, transexual, bisexual, intersexual, queer u otras. El Ministerio de Igualdad, por medio de la Dirección General para la Igualdad real y efectiva de las personas LGTBI+, busca la protección de la Diversidad Sexual y la defensa de los derechos de todas estas personas.  

Olga, Héctor, Sonia y Neo han querido contar su historia para ayudar a todas aquellas personas que se encuentran desamparadas con el objetivo de conseguir una igualdad entre todas las identidades. 

Olga López: "Me preguntaban, '¿tienes novio?, y no iban más allá'"

Olga López tiene 23 años y se considera una persona bisexual. Vive en un pueblo de Zaragoza y desde pequeña había sentido atracción únicamente por los hombres. "Era lo normal allí", dice. Un día, al salir del entorno del que estaba habitualmente rodeada, descubrió que había vida más allá. "El cambiar a un lugar más grande, con más gente, con otros gustos y con personas que se comportaban de manera diferente, me di cuenta de que también me gustaban las chicas", confiesa esta joven.

En un primer momento asegura que no tenía mucha información del tema. "En el pueblo te preguntaban ¿tienes novio?, y no iban más allá, la palabra pareja para abarcar ambos géneros por si te gustaban las dos cosas no la concebían", explica. Pero se mantiene optimista porque dice que ahora todo esto ha cambiado. "Hoy en día se ofrece más información a los niños desde pequeños para que sepan todo el abanico de posibilidades que tienen", dice poniendo como ejemplo las transformaciones en la industria cinematográfica. "Antes en todas las películas aparecía un hombre dándole un beso a una mujer y ahora van más allá de eso y pueden ser por ejemplo dos mujeres las que se besen", sostiene.

Olga López
Olga López
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Pese a todo, dice que nunca ha tenido ningún inconveniente en su entorno personal. "Mis amigas desde siempre lo han visto como algo normal y me han tratado igual que siempre, con mi familia también fue todo bien porque al final es mi felicidad y de la única manera en la que puedo ser yo al 100%,", concluye Olga.

Sonia Marco: "Tuve que alquilar un trastero para guardar mi ropa de mujer"

Sonia tiene 60 años y vive en Zaragoza, pero hasta hace un año se llamaba José. A sus 59 años, decidió someterse a un cambio que llevaba pensando desde su adolescencia. "Cuando era joven me encantaba la ropa de mujer. Me la probaba y me la compraba, tanta que hasta un día tuve que alquilar un trastero para guardarla", asegura esta valenciana que reside desde hace 38 años en la capital aragonesa.

Al preguntarle el porqué de tomar la decisión tras casi 40 años rondando por su cabeza responde de manera contundente: "Llega un momento en la vida en el que ya todo te importa menos. Sabía que iba a hacer todo lo que quisiera cuando me jubilara y entonces empezaron a ocurrir unos acontecimientos importantes en mi vida, como el fallecimiento de un amigo de mi edad y dije prefiero hacerlo ahora que puedo que cuando yo no esté".

Los primeros días confiesa que fueron duros. "Me vestía de mujer, salía a la calle, andaba 10 minutos y me volvía corriendo a casa", dice. Pero esto le duró poco, porque rápidamente comprendió que "la gente suele ir a su bola y pasar del resto".

zara
Sonia Marco

La decisión de Sonia pilló totalmente por sorpresa a todos sus familiares. Sus hermanas no se lo tomaron nada bien y su hermano todavía no lo sabe. Algo distinto a lo que le ocurrió en el trabajo. "Allí lo han aceptado genial y una cosa que me sorprendió es la aceptación que tuve por parte de las personas mayores porque son las que mejor lo entienden", asegura.

Sonia quiere dar un consejo para todas aquellas personas que se encuentran en su misma situación: "A la gente de mi edad que siente esto le diría que se lanzara y que se animara al cambio".

Héctor Fraguas: "Se metían conmigo por el simple hecho de ser homosexual"

Héctor Fraguas, de 22 años, dice que durante su infancia era "totalmente normal que le gustaran los chicos". En casa, no le dijeron qué es lo que estaba bien y mal, ni qué era lo establecido por la sociedad, entonces en su entorno, que le gustara una persona de su mismo género "estaba bien visto". Un pensamiento que cambió radicalmente al comenzar el colegio. "Se metían conmigo por el simple hecho de ser homosexual, fue una etapa muy dura", sostiene Héctor.

Una situación que para nada mejoró cuando comenzó el Instituto. En el centro educativo, se juntaban adolescentes de otros pueblos, que se unían a las críticas. "Los insultos llegaron incluso a desarrollarme algún problema de salud mental", confiesa este joven que evitaba incluso las excursiones para tener el mínimo contacto exterior posible.

Algo totalmente distinto vivió en casa. "Con mi familia todo fue genial. Cuando se lo conté, me dijeron, 'ya lo sabemos, ¿y?'", relata emocionado. Pese a que en su entorno familiar todo fue muy sencillo, la solución para él pasaba por abandonar el pueblo. "Es verdad que al final conseguí hacer mi grupo de amigas allí, pero la situación mejoró significativamente cuando decidí venirme a vivir a Zaragoza, aquí ya fui feliz”, concluye.

Héctor Fraguas
Héctor Fraguas
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Pese a que este viaje le cambió, reconoce que todavía sigue sufriendo discriminaciones. De pequeño le decían recurrentemente "maricón", ahora ya menos aunque recuerda un episodio que le ocurrió hace escasamente un mes: "El otro día pasé por una calle de aquí de Zaragoza y me dijeron maricón mientras me tiraban un hielo". No obstante, no se queda con eso, Héctor asegura que no tiene apenas inconvenientes por mostrarse tal y como es. 

Neo Fénix: "Mis padres todavía no saben que soy una persona no binaria"

"Tengo una parte masculina y una femenina en mí, por ello mi género es la fluidez", confiesa Neo, una zaragozana de 32 años que se define como una persona no binaria. A ella "le asignaron el género femenino" al nacer, pero se le puede llamar de ambas maneras aunque ella se queda con el término elle. Es profesora de plástica en un instituto y a sus alumnos se presenta como tal. "Les digo que uso todos los pronombres y que me pueden llamar de manera masculina o femenina", explica. 

Sus alumnos, al igual que alguna persona por la calle, se sorprenden ante estas declaraciones, incluso se ríen de la situación. Pero eso a ella le da igual, porque de esta manera es feliz. 

Neo
Neo Fénix
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Neo se cuestionó su identidad en un momento de crisis. "Fui maltratada por mi expareja y entonces comenzó un momento de reflexión", confiesa. Y es que el 'hobbie' preferida de esta zaragozana, es travestirse y jugar con el género para así poder verse tanto como chico y como chica. 

Pertenece a la asociación aragonesa Somos dedicada a la reivindicación y a la defensa de los derechos de las personas LGTBI+ y a sus 32 años todavía tiene una cosa pendiente. "Mis padres todavía no saben que soy una persona no binaria, que se enteren", concluye. 

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