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Primates rescatados aprenden a ser otra vez monos y chimpancés en un pueblo de Alicante

El mayor centro de rescate de ejemplares exóticos del sur de Europa, que este año cumple 15 años, se ubica en Villena.

Tres hembras de chimpancé.
Tres hembras de chimpancé.
ROB ELLIOTT/AFP

Un total de 336 primates maltratados y explotados por particulares o en mal llamados espectáculos con animales han aprendido a ser y a comportarse como monos y chimpancés tras ser rehabilitados física y psicológicamente en el mayor centro de rescate de ejemplares exóticos del sur de Europa, en Villena (Alicante), que este año cumple 15 años.

En 20 hectáreas de la sierra de Salinas, entre Alicante, Albacete y Murcia, el centro de AAP Primadomus ('aap' significa mono en neerlandés) se dedica a la recuperación integral tanto de primates como grandes felinos abandonados o decomisados en operaciones contra el tráfico o posesión de animales exóticos, y una vez rehabilitados les busca una ubicación definitiva en santuarios o parques zoológicos europeos.

Actualmente tienen 46 primates (también 36 grandes felinos) bajo el cuidado de un grupo de biólogos, veterinarios y etólogos que velan por su bienestar y para que aprendan a volver a ser monos y chimpancés, entre otros primates, después una vida encerrados y obligados a actuar como simples mascotas domésticas.

La responsable del departamento de Primates del centro, Olga Bellón, ha destacado que el bienestar del animal "no solo pasa por una condición de salud adecuada sino por conseguir su rehabilitación social con otros individuos de la misma especie", ya que el fin último es lograr "que sean capaces de vivir en un grupo con otros congéneres de la forma más estable posible".

Para ello es necesario reducir los comportamientos anormales que presentan al llegar (eliminarlos "es muy complicado") mediante el enriquecimiento social a través de la introducción con otros primates de su especie y tratando de minimizar en la medida de lo posible el contacto con los humanos, es decir, con el personal que les atiende.

Una vez rescatado de toda una vida en una jaula, el ejemplar se somete a una cuarentena de doce semanas para una recuperación física que incluye desparasitación, chequeos veterinarios, control de virologías y valoración del estado musculoesquelético.

El grupo más numeroso son macacos de Berbería (especie originaria de Marruecos y Argelia), aunque también hay chimpancés, capuchinos, titís o macacos de cola de cerdo, y todos pasan por análisis virológicos y bacteriológicos, placas y al estudio y cuidado de los dientes, a menudo en mal estado por una dieta inapropiada con mucho azúcar.

Paralelamente comienza el estudio del comportamiento del primate, que suele presentar respuestas impropias de su naturaleza consecuencia de un largo encierro, la falta de estímulos y de haber sido apartado de su madre y resto de grupo. Estas carencias se reflejan en movimientos repetitivos, como caminar de un lado a otro o el balanceo de cabeza, la automutilación (se golpean, muerden o arrancan pelo a sí mismos) y reacciones agresivas.

'Speed dating' para la recuperación

En algunos casos y tal como ocurre con los humanos, se les puede administrar medicación con los mismos principios activos de los ansiolíticos o antidepresivos para ayudar a bajar el nivel de estrés e iniciar la rehabilitación social o psicológica, que en AAP Primadomus primero pasa por presentaciones protegidas con congéneres en instalaciones contiguas para, poco a poco, comenzar el contacto directo con individuos semejantes.

Se hace, en primer lugar, con un contacto visual a través de ventanas o en instalaciones anexas y poco a poco compartiendo espacio físico con individuos más sociables, algo parecido al 'speed dating' entre personas, y cuando se forma un grupo estable de entre seis y siete individuos, se busca un destino definitivo en uno de los socios de reubicación que cumpla estrictos requisitos de cuidados.

Así, dejan atrás años de encierro en jaulas de 1 por 1 metro colocadas en sitios a veces inverosímiles, como el hueco de una escalera o al fondo del salón, ha explicado la responsable de Comunicación de AAP Primadomus, Berta Alzaga, quien también ha visto ejemplares atados por cadenas en patios.

Alzaga ha recordado que los animales exóticos "no son mascotas" y "no pueden vivir adecuadamente en un entorno doméstico", ya que no se cubren sus mínimas necesidades y se provoca un "enorme sufrimiento".

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