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Romper con tu 'ex' pero no con su perfil de Instagram: qué hacer con las redes cuando una relación termina para no enloquecer

Cuando las redes sociales se convierten en un chivato no deseado, es tiempo de hacer introspección, tomar distancia y permitirnos estar tristes.

Las rupturas requieren tomar distancia y permitirnos estar tristes.
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Si la vida por sí misma pone a dos personas en el mismo camino también puede dar mil y una razones por las que una pareja puede terminar yéndose al traste (o solo una, pero suficiente). Y el 2020 ha conseguido darle una vuelta de tuerca más a la presión ya existente. Sin embargo, "una ruptura puede ser algo consensuado y no necesariamente traumático". Son palabras del psicólogo Alejandro Mallén, aunque también reconoce que el final feliz tras la separación "no es lo más frecuente".

"Esto no es una cuestión adolescente, no hay una edad para llevar bien una ruptura", asegura. Y el problema suele estar en cómo entendemos las relaciones en sí. "Es difícil darse cuenta de que la persona con la que compartes tu vida o la relación en la que estás ha evolucionado pero no transita por el mismo camino que la expectativa marcaba. El duelo se llama así porque es algo doloroso. Cuando un hueso se rompe, duele. De la misma forma, cuando rompemos algo en nuestra cabeza, también, y comienzan a llegar los demonios: la falta de autoestima, la venganza, el odio, el resentimiento... Pero al final, las rupturas no dejan de ser un duelo, algo que se rompe y que tenemos que encajar en nuestra cabeza. Nos dicen que un clavo saca otro clavo y ojalá la cabeza funcionase así. Pero para ser coherentes, tenemos que entender que se ha roto algo y pasar un duelo, a diferente nivel, por supuesto, pero como el que pasa alguien a quien se le hubiese muerto algo importante para él, una persona ,una mascota... Algo que existía entre dos personas y que ya no", prosigue Mallén.

"Cuando un hueso se rompe, duele. Lo mismo sucede en el plano emocional: a nuestra cabeza comienzan a llegar demonios como la falta de autoestima o el deseo de venganza"

Según el especialista, "tenemos que permitirnos estar tristes para que nuestro cerebro pueda procesar todo. Vivimos en una sociedad muy hedonista y muchas veces solo se busca la gratificación porque la tenemos a mano: series a la carta, redes sociales, likes, autoestimas impostadas que nos venden... Y no nos permitimos el sentir y dejar procesar lo que tiene que hacer nuestro cerebro con una pérdida. En otras palabras: el momento en el que a una mesa se le cae una pata, tú puedes bailar encima, pero la mesa se va a caer".

Sin embargo, incluso si estáis dispuestos a atrincheraros en el "quedar como amigos" o, sencillamente, sobrellevar la ruptura sin exceso de drama por ambas partes, parece paradójico, pero la misma tecnología que puede ayudarnos a mantener el contacto a pesar de la distancia, puede jugar una mala pasada en estas circunstancias: ver constantemente sus fotos, sus stories, sus nuevas amistades, los 'likes', descubrir que has sido bloqueado, borrado o plantearte si hacer lo mismo puede hacer mucho daño, porque el proceso evolutivo de cada uno tras una ruptura es diferente, y puede dar lugar a pensamientos como: "qué rápido me ha superado", "cómo puede estar feliz, eso es que no me quería" o "¿será esta su nueva pareja?".

¿Qué puedes hacer para evitar el cuelgue?

Para hacer frente a esta situación, Alejandro Mallén invita a hacer tres reflexiones. La primera de todas: no debemos caer en la falsa idea de que una persona que siempre sube fotos de palmeras vive en Hawái. Pero a veces a nuestro cerebro le cuesta entender esto. Pero, ¿por qué? "Porque somos muy masocas", bromea Mallén. "La persona dañada trata de buscar respuestas a la nueva vida de la otra persona en las redes sociales, pero solo tiene imágenes, momentos concretos, descontextualizados, por lo que trata de buscar la información que no aparece, de rellenar los huecos. No sabe nada respecto a las imágenes que está subiendo su ex, pero las interpreta en función de su inseguridad".

"No debemos caer en la falsa idea de que una persona que siempre sube fotos de palmeras vive en Hawái"

La segunda: tomar distancia. Entonces, ¿bloquear o no bloquear? Esa parece ser en muchas ocasiones la cuestión. "No soy partidario del bloquear en las redes sociales", argumenta Mallén, "porque no deja de ser una forma de decir 'no tengo capacidad de no verte, de modo que pongo un elemento de control, un muro. Una forma de decir: necesito eliminarte de mi visión para continuar con mi vida'. Es útil para una persona que lo está pasando muy mal bloquearlo durante un tiempo o quizá eliminarlo de amistades es una buena opción para no estar continuamente viendo como va su evolución. pero bloquear porque sí no deja de ser gritar que no eres capaz de gestionarlo por ti mismo".

La tercera: aceptar y seguir. Para el especialista es fundamental a"ceptar nuestra situación y aprender a vivir con ella. Entender que estamos en un momento vulnerable, que cambia, producto de una cosa puntual. Que no es nuestra nueva realidad, es un estado que se ha generado a través de una situación determinada, más o menos traumática, pero puntual. Conforme pasamos por diferentes situaciones complicadas en nuestra vida vamos progresando y vamos entendiendo cómo manejar mejor los duelos, seguramente aquel primer amor que nos dejó nos escueza mucho más que el décimo noveno". Así que, para el psicólogo es una buena opción  "arreglarnos y salir con nuestros amigos", porque, a su parecer, "la tristeza no deja de ser una expectativa y el "no puedo con esto", también. Si de 24 horas que tiene el día consigues olvidar tu situación durante una, ya es una hora ganada. Permítete estar triste, pero no te ahogues en ese pozo. La actividad llama a la actividad, así que hay que animarse a salir de esa dinámica de mantita y peli en algún momento. Hay que aplicar la terapia del 'joderse': no me apetece hacerlo, pero me va a venir bien". 

No obstante, Mallén también hace hincapié en que no es cuestión de "demonizar" las redes, sino de entender su funcionamiento. "Las personas que las gestionan bien, descubren una vía fantástica para conocer gente con la que pueden tener afinidades. Si tenemos una mentalidad suficientemente madura como para no generar expectativas irreales y somos consecuentes con las comunicaciones que ejercemos", no tiene por qué haber ningún problema.

"Bloquear en las RRSS no deja de ser una forma de decirle a la otra persona: no tengo capacidad de no verte" sin sufrir.
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