Opinión
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Por
  • María Pilar Benítez Marco

Cuartel de Broto

Vistas de Broto
Vistas de Broto
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Leo con satisfacción la noticia de que la antigua casa cuartel de Broto, en la comarca de Sobrarbe, se transformará en un par de años en un edificio de seis o nueve viviendas en régimen de alquiler público. 

Ello será posible gracias al acuerdo entre el Ayuntamiento de esta localidad, que cederá el solar y el edificio, y el Gobierno de Aragón, que, a través de la empresa pública Suelo y Vivienda de Aragón, S. L. U., se hará cargo del proyecto y de su gestión. Alegra el hecho de que dos administraciones colaboren para que el proyecto de rehabilitación de esta casa cuartel, que dejó de ser utilizada en la década de los setenta del pasado siglo y que el Estado español vendió al consistorio de Broto cuando ese decenio terminaba, en diciembre de 1978, salga, por fin, adelante y, además, con un propósito social: : intentar solucionar el importante problema que supone para trabajadores y nuevos habitantes la falta de alojamiento a un precio razonable en un lugar tan turístico como Broto.

Pero, personalmente, también me alegra la idea de que, después de tanto tiempo hilvanado en el silencio y el olvido, aquel viejo edificio de la calle Santa Cruz de Broto pueda renacer. Seguro que, de nuevo, albergará los sueños y los proyectos de otras personas, de otras familias, mientras escuchan la eterna canción del Ara o de las campanas de la iglesia de San Pedro, miran hacia el infinito de Mondarruego o de Cotefablo, o dirigen sus pasos a la cascada de Sorrosal, a la ermita de Santa Lucía o a las cercanas poblaciones de Oto, Buesa o Sarvisé, como cobijó los míos de niña poco antes de que se cerrara.

María Pilar Benítez Marco es profesora y escritora

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