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  • Pedro Cía Gómez

La dependencia y los cuidadores

La dependencia y los cuidadores
La dependencia y los cuidadores
Krisis'24

Hemos conocido recientemente la noticia de que "el Gobierno aragonés va a reconocer la figura del cuidador profesional de personas dependientes" (HERALDO, 12 de mayo); lo que revela la importancia del problema de cuidar de la salud de las personas con dependencia. 

Más del 10% de la población española necesita apoyo y cuidados, sea por enfermedad, por discapacidad, por edad o por circunstancias diversas. Pero aparte de la magnitud del problema, hay que considerar que la dedicación a estos cuidados requiere una atención muy especial a las diversas realidades de cada persona asistida e incluso a su entorno familiar y doméstico. Las funciones del cuidador o de la cuidadora (son mujeres en un 80%) pueden agruparse en varias clases de actividades:

Primera: La ayuda a las necesidades básicas de la vida diaria, como son las de comer, vestirse, aseo, etc.; pero adaptadas a cada paciente según el tipo de asistencia que necesita. Es decir, la centralidad de la persona asistida y la individualización de los cuidados en cada caso son las directrices que sigue la cuidadora o el cuidador. A veces se precisará colaboración para solventar algún otro problema que afecte al bienestar del paciente.

La figura del cuidador es esencial para la vida cotidiana y la salud de las personas en situación de dependencia

Segunda: El acompañamiento. Es función imprescindible del cuidado. Implica acompañar en la casa y durante las salidas. Es fundamental que el paciente se sienta acompañado, ya que la soledad es una de las vivencias inherentes a la enfermedad, según describió Laín Entralgo, no solo por la frecuencia con que los familiares han de abandonar la casa por el trabajo u otras obligaciones, sino porque las limitaciones de la enfermedad o de la discapacidad le hacen sentirse en parte desconectado de las personas de su alrededor. Por eso es importante tratar de ponerse en el lugar del enfermo, que él perciba que le comprendemos, es decir que nuestro acompañamiento sea empático. Nuestra actitud de escucha, de escucha atenta, activa y nuestro interés por sus reflexiones le harán percibir esa empatía.

Tercera: Seguridad. El cuidador ha de proporcionar además seguridad al paciente, lo que depende de la clase de enfermedad (por ejemplo, los problemas de un paciente con dificultades para el movimiento) y también del entorno en que vive (escalones, iluminación, relieves diversos en el suelo…). La seguridad en cuanto a administración de medicaciones constituye una exigencia cotidiana.

Cuarta: Observación. Todas estas tareas las acompaña el cuidador de una continua observación, de manera que se convierte en un valioso colaborador del equipo de salud por su conocimiento de las reacciones del paciente. Conviene tener en cuenta las observaciones del cuidador y, a su vez, resultan muy útiles las explicaciones de los profesionales al cuidador sobre la enfermedad, sus causas, su evolución y posibles complicaciones, así como la conducta a seguir ante la evolución y las posibles incidencias. Sobre esta relación con cuidadores de la familia incide la Ley 39/2006 que se ocupa de personas en situación de dependencia.

Las tareas que tiene que desarrollar el cuidador son numerosas e importantes, y sin embargo no se le da a su trabajo el valor social que tiene

Quinta. Autocuidado. Es importante el cuidado de su propia salud por parte del cuidador y el apoyo del entorno familiar y social mostrando estima por su labor, colaborando en su salud, ayudándole a organizar sus descansos, teniendo en cuenta sus reflexiones y necesidades y facilitando su necesaria formación; en resumen, además del autocuidado, todos debemos cuidar al cuidador.

Hoy todos sabemos que la eficaz ayuda del cuidador mejora la evolución del paciente crónico. Labor importante es pues la del cuidador; pero la valoración económica y la consideración social de esta dedicación sigue siendo escasa. Constituye sin embargo el necesario apoyo continuo de la persona con dependencia.

Pedro Cía Gómez es catedrático de Medicina Interna

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