Opinión
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Redactor jefe de Aragón en HERALDO DE ARAGÓN

La llave de la caja

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero
Jesús Hellín

Tras su indulto, amnistía y ascensión a los cielos del sentido de Estado, los líderes del ‘procés’ catalán han decidido que ya ha llegado la hora de presentar la factura. La secretaria general de ERC, Marta Rovira, que digan lo que digan unos y otros tiene en su mano hoy que el PSC vuelva a gobernar en Cataluña o que se repitan las elecciones al Parlament, ya ha desvelado lo que exige para justificar, ante propios y ajenos, un hipotético apoyo a Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Una financiación "singular", dice la ministra María Jesús Montero. "La caja y la llave de la caja", zanjan los independentistas con suficiencia.

Sobre la mesa está la condonación de más de 15.000 millones de deuda del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), además de la gestión del 100% de los tributos, lo que implica la extensión de la anomalía del cupo vasco y navarro a Cataluña, en detrimento de la comunidades del régimen común.

Normal que Aragón se revuelva. "¿No tiene singularidades la financiación de Aragón por el envejecimiento, la despoblación y la dispersión territorial?", decían ayer en el PSOE aragonés, mientras el presidente aragonés, Jorge Azcón, avisaba de la vía judicial si se consuma la "tropelía".

¿Es necesario modificar el modelo de financiación autonómica después de 15 años? La evolución del coste de los servicios públicos, en especial la sanidad, la educación y las prestaciones sociales, obliga a repensar el reparto. Pero pese a la tesis dominante en Cataluña, la clave no puede estar en la fórmula de cálculo de quién aporta más o menos a un sistema cuando no cuesta lo mismo un médico en Badalona que en Utrillas

El debate por tanto no solo es económico. Es sustancialmente político, dado que quiebra en lo más profundo la mecánica de cómo se toman las decisiones que marcan la vida de la gente. Situar una cuestión tan sensible como la financiación de todos en la subasta de la negociación de la investidura en Cataluña deslegitima cualquier acuerdo que se alcance por quebrar la premisa básica que sostiene un proyecto de país: que las cosas importantes se deciden entre todos.

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