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  • Pilar Clau

Umbrales de lo extraordinario

Umbrales de lo extraordinario
Umbrales de lo extraordinario
Pixabay

Todo está a punto de cambiar. Todo lo que están pensando ahora está a punto de cambiar. No teman, no se preocupen, no se afanen; será un gasto de energía inútil. 

Sus planes, sus expectativas, sus opiniones no serán las mismas dentro de unos años, de unos días ¡o de un minuto! porque muchos cambios son súbitos, no son fruto de un proceso sino que se producen inesperadamente en un instante. No imaginaba yo el miércoles a las nueve de la noche que diez minutos más tarde estaría sacando los billetes para ir mañana a Madrid. Tampoco sospechaba ayer por la mañana que por la tarde estaría en Correos escribiendo en un sobre el nombre de una ciudad italiana de la que nunca había oído hablar. Hagamos lo que hagamos, consigamos lo que consigamos, no nos demos mucha importancia ni tampoco se la demos a los demás. Al cabo, todo está a punto de cambiar.

¡Qué buenos son los cambios! Son las maneras de expresarse que tiene la vida. Son la vida espontánea que se rebela contra nuestro empeño de dominarla. A veces se subleva furiosa y hace daño; no obstante, y aunque es muy difícil comprenderlo cuando sucede, incluso las rebeliones más amargas son el camino que abre la vida para traernos una dádiva que de otro modo no llegaríamos a recibir. Vivimos sólo este breve presente; lo demás, o ya lo hemos vivido o lo desconocemos.

Yo saludo con buen ánimo todo lo que sucede. En los últimos años he aprendido a aceptar. Tolero situaciones y comportamientos aunque no me gusten, sólo por la serenidad que me proporciona transigir. Es más apacible aceptar que tener expectativas. Claro que, pera llegar a esta conclusión he necesitado aprender a confiar en mí y a quererme.

Y transigiendo y tolerando me encuentro aceptando todas las oportunidades que el porvenir me ofrece. Los cambios son los umbrales de lo extraordinario. ¡Cuántas cosas me estaba perdiendo por mi severidad y mi rigor! Trataba de diseñar yo la vida para evitar imprevistos. ¡Qué ingenua! Se acabó. He dejado las previsiones y voy hacia lo nuevo. No me he deshecho de la razón, pero me guío más por la intuición, más presta y más certera, y, sobre todo, por mi deseo de hacerme buena y de hacer algo beneficioso para los demás, que ese es el mejor timón.

Los cambios son siempre un paso adelante. No quitan la paz sino que la afianzan y la refuerzan. Ningún propósito es fijo en este mundo, por muy inmutable que parezca. Afortunadamente, podemos cambiar de parecer. 

Pilar Clau es escritora

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