Sobrevalorado
Llevamos ya un tiempo en que al personal le ha dado por decir que cualquier cosa está ‘sobrevalorada’. Algo que ha partido de comentarios o escritos de psicología que aparecen en artículos de revistas, en blogs de las redes sociales y en libros de autoayuda.
Pondré algunos ejemplos sin entrecomillar pero sin evitar la reiteración. No me invento nada, todo ello lo puede encontrar usted fácilmente en Google. Y, por favor, no se me deprima ante todo este manual de iconoclastia.
El enamoramiento está sobrevalorado. El amor está sobrevalorado. El amor romántico está sobrevalorado. La pasión amorosa está sobrevalorada. El amor correspondido está sobrevalorado. El primer amor está sobrevalorado. El amor adolescente está sobrevalorado. El amor de pareja está sobrevalorado. El ‘te amo’ está sobrevalorado. El noviazgo está sobrevalorado. Casarse por amor está sobrevalorado. Tener pareja está sobrevalorado. El matrimonio está sobrevalorado. La monogamia está sobrevalorada. La fidelidad está sobrevalorada. El romanticismo está sobrevalorado. Tomarse de la mano está sobrevalorado. El sexo está sobrevalorado. Coger (en argentino) está sobrevalorado. El sexo en la pareja está sobrevalorado. El 14 de febrero está sobrevalorado. ¡A ver quién la echa más grande!
Con respecto a las relaciones sociales tenga usted en cuenta que la normalidad está sobrevalorada, la sinceridad está sobrevalorada, la autenticidad está sobrevalorada, el perdón está sobrevalorado, el diálogo está sobrevalorado, la simpatía está sobrevalorada, el físico está sobrevalorado, la juventud está sobrevalorada, el éxito está sobrevalorado, triunfar está sobrevalorado y hasta ser madre está sobrevalorado. No obstante, no se encierre en casa y salga. Pero ¡ojo!, salir de fiesta está sobrevalorado y el cine también está sobrevalorado.
Ya no hay deportista, escritor, actor, músico, cantante, pintor, filósofo o científico, actuales y de toda la historia, que no esté sobrevalorado.
Me resulta imposible citar a los primeros autores de cada una de estas ‘sobrevaloraciones’ porque la tarea resultaría ímproba. Y tampoco me planteo ‘debatir’ aquí sobre ninguna de ellas, aunque el cuerpo me pide opinar unas cuantas cosas sobre casi todas y sin necesidad de recurrir a Kant. Quizás preferiría hablar del asunto con Arturo Pérez-Reverte. Pero lo que sí me tiene hasta el gorro es que en demasiadas entrevistas a personajes del autodenominado ‘mundo de la cultura’ (artistas, actores, cantantes y famosos en general) estos aprovechen para soltar (copiar y pegar) alguna cosa ‘sobrevalorada’ con el fin de epatar y parecer originales o ingeniosos. Los franceses llaman a esto ‘boutades’.
Lo siento también por mis editores del HERALDO porque, al parecer, el periodismo está sobrevalorado, la comunicación está sobrevalorada, el pensamiento está sobrevalorado, la palabra escrita está sobrevalorada, la verosimilitud está sobrevalorada y la libertad está sobrevalorada.
Y por hastío eludo citar otras muchas ‘sobrevaloraciones’. Afortunadamente hace ya tiempo que tengo ‘criados’ a mis tres hijos porque si lo tuviera que hacer ahora se me plantearían numerosas y serias dudas sobre cómo transmitirles los valores en los que creo.
Carlos Ferrer Benimeli es profesor jubilado de la Universidad de Zaragoza
