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  • Ángel Garcés Sanagustín

La ‘clarisa’ de la Moncloa

La 'clarisa' de la Moncloa
Europa Press

Ignoro el contenido de las diligencias abiertas en un juzgado de Madrid sobre algunas actuaciones que podrían afectar a Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno. Vaya por delante que ningún mal deseo a esta señora y que me agradaría el archivo de las mismas, con independencia de que no todo lo legal se puede calificar de éticamente aceptable.

Me sorprende, no obstante, que la codirectora de una cátedra universitaria y mujer de brillante recorrido profesional no haya realizado hasta la fecha ninguna declaración al respecto. Es su marido el que se pronuncia por ella. ¿No estamos ante un ejemplo paradigmático de machismo? ¿No se siente lo suficientemente empoderada para defenderse por sí misma? Resulta asombroso comprobar que, durante estos días, unas monjas de clausura son más locuaces en todo tipo de medios que la codirectora de una cátedra universitaria.

Me preocupan algunas amenazas vertidas sobre determinados periodistas y los denominados ‘seudomedios’. España es un país tan respetuoso con la libertad de expresión y la libertad de información que contempla múltiples acciones jurídicas para erradicar cualquier exceso o extralimitación. En el ámbito penal, cualquier presunto difamador puede enfrentarse a un proceso por los delitos de injuria o calumnia. Desde 1982, la protección del derecho al honor, incluso de las personas jurídico-privadas, se encuentra regulada por una ley orgánica. Además, cualquier persona, física o jurídica, dispone, en virtud de otra ley orgánica, del derecho eficaz y rápido a rectificar la información de cualquier medio de comunicación por hechos que considere inexactos y le causen cualquier tipo de perjuicio.

En consecuencia, el control judicial de los medios es exhaustivo. Entonces, ¿qué se pretende? ¿Acaso se postula aprobar una norma similar a la Ley de Defensa de la República de 1931, con objeto de perseguir y cerrar, en su caso, determinados medios no condescendientes con el poder político?

Se empieza así y nunca se sabe cómo se va a terminar. Tras el inicio de la Guerra Civil y durante las primeras semanas, más de una veintena de periodistas o colaboradores de prensa fueron represaliados sólo en Madrid. Especial mención merece Alfonso Rodríguez Santamaría, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid y asesinado por una partida de milicianos comunistas. Esto también es memoria colectiva. Bien es cierto que ‘Heraldo de Aragón’, a lo largo de su centenaria historia, sufrió su principal sanción durante el franquismo, con cuantiosa multa, restricción temporal de papel y director impuesto durante siete años.

La democracia española ha sido protagonizada por los dúos políticos (González y Guerra, Aznar y Álvarez Cascos, Rodríguez Zapatero y José Blanco, Rajoy y Sáenz de Santamaría), pero es la primera vez que está en manos de una pareja sentimental, Pedro y Begoña. Lo cierto es que los dúos políticos terminaron como Pimpinela en la mayoría de los casos. La pareja, por lo que parece, sigue profundamente enamorada.

Sólo podía surgir el caso de las monjas clarisas de Belorado en un país que ha encumbrado géneros literarios tales como el sainete, el esperpento y el astracán. Apoyadas por un ‘cura coctelero’ y un ‘obispo preconciliar’, encaran un proceso cismático en el que afloran algunos intereses inmobiliarios. Esperemos que Sánchez no se erija, siguiendo la estela del prelado, en un autócrata preconstitucional.

Ángel Garcés Sanagustín es doctor en Derecho

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