El Museo Goya incorpora a sus fondos siete obras más del pintor aragonés
Entre ellas destaca la única serie completa de los 'Juegos de niños', que pertenece a la colección Santamarca
El Museo Goya de Fundación Ibercaja acaba de entrar en una nueva dimensión. Si ya tenía obras que por sí mismas merecen una visita, aunque nada las acompañe (el Félix de Azara, el autorretrato, el Marianito Goya, las colecciones de grabados...) ahora acaba de incorporar seis pinturas en las que el Goya más personal, más genial, más pegado al pueblo, se presenta en toda su riqueza. Goyas de enorme calidad, en los que se ve aún al artista de los tapices pero en los que se intuye al genio de los 'Caprichos'. Desde este lunes pueden verse en el museo las seis pinturas de la serie 'Juegos de niños' de Goya. Provienen de´la Fundación Santamarca de Madrid y pudieron verse en Zaragoza a finales de 2018, en la exposición que la Diputación de Zaragoza dedicó a la citada colección. Se trata de una serie única en el mundo.
Goya llegó a Madrid en 1775 y empezó a pintar cartones para la Real Fábrica de Tapices, trabajo en el que estuvo cinco años, sin salario fijo, cobrando por cada cartón que entregaba. "Cuando tuvo que dejar los cartones para tapiz a causa de la guerra con Inglaterra, empezó a buscarse trabajos particulares -relataba este lunes el historiador del arte Javier Martínez Molina-. Empezó con retratos a nobles como María Teresa de Vallabriga, pero también se abrió un camino que habían seguido otros pintores con los que había coincidido en Roma. Y empezó a hacer escenas de la vida cotidiana. Así surgió esta serie de 'Juegos de niños', que tuvo tanto éxito que hizo alguna copia más. Se conocen otras 22 pinturas más, todas copias de estas obras, algunas de ellas pintadas por Goya, otras a cargo de Eugenio Lucas, que hizo réplicas. El valor de esta serie la da el hecho de que toda ella es original de Goya y que es la única serie completa que se conoce en el mundo. De mano de Goya se conocen dos pinturas más en el Museo de Valencia, otras dos en Escocia, dos en Suiza...". Son obras realizadas, según investigación del historiador del arte Arturo Ansón, en 1785 o 1786.
En ellas se pueden ver 'Niños jugando al toro', 'Niños buscando nidos', 'Niños jugando a saltar', 'Niños jugando a soldados', 'Niños peleándose por castañas' y 'Niños jugando al balancín'. Un retrato sociológico de la infancia española de finales del siglo XVIII.
La serie llega a Zaragoza después de haberse mostrado en sendas exposiciones en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en Milán. Y se encuentran en muy buenas condiciones porque la Fundación Santamarca las ha cuidado con mimo y ya hace unos años, con motivo de una exposición, se les eliminó el barniz antiguo y se les dio uno nuevo.
Las pinturas llegan a Zaragoza tras varios años de conversaciones entre la Fundación Ibercaja y la Fundación Santamarca, que han fructificado en una cesión indefinida en el tiempo. "El Museo es ya un referente dentro de la figura de Goya, y vimos en este acuerdo una excelente oportunidad para garantizar que los cuadros estén en perfecto estado de mantenimiento, conservación y seguridad, al tiempo que se va a aumentar enormemente su visibilidad, que es muy importante", aseguraba este lunes el director general de la Fundación Santamarca, Ignacio Olmos Esteban.
Junto a estas obras llega también el retrato en miniatura de un 'Joven caballero con frac azul', del tamaño de un sello de correos y pintado en 1803 por Goya, que lo firmó en su reverso. Es una obra cuya existencia se desconocía hasta ahora y con una técnica (está pintado a gouache sobre una lámina de marfil) poco usual en la producción del artista aragonés. Pertenece a un coleccionista aragonés.
"Con estas incorporaciones, el Museo Goya tiene ya 32 obras del genio aragonés, además de las series completas de grabados desde 1779 a 1825, lo que le sitúa sin duda en el segundo museo del mundo en obra de Goya, después del Prado", destacaba José Luis Rodrigo Escrig, director general de Fundación Ibercaja, que ha presentado las obras acompañado de Ignacio Olmos y de May Forcén, directora del Museo Goya.
