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Un filme hallado hace 30 años, y olvidado luego, abre las Jornadas de cine de Uncastillo

Rodada en 1931, el pintor Eduardo Laborda compró en el rastro la obra anónima, de 26 minutos, sobre el indiano Casimiro Polleo y su familia

Eduardo Laborda muestra la copia original de 16 mm. que se proyectar el viernes 28 en Uncastillo.
Eduardo Laborda muestra la copia original de 16 mm. que se proyectar el viernes 28 en Uncastillo.
A. C./Heraldo.

Eduardo Laborda e Iris Lázaro son pintores, ambos han expuesto sendas antológicas en la Lonja de Zaragoza, coleccionistas de arte, editores y también han rodado diversas películas. Hace 30 años, un amigo del rastro, que suelen frecuentar, les ofreció dos latas con una película de unos 26 minutos centrada en el asturiano Casimiro Polledo, vinculado con Colunga. “También somos coleccionistas de películas y aquella parecía especial. Como entonces hacíamos mucho cine amateur, teníamos moviola en casa. Vimos distintas secuencias y nos pareció interesante, pero la película se quedó ahí, durmiendo el sueño de los justos, por decirlo así”.

Ha sido hace unas semanas, durante la presentación del último de Mariano Gistaín, ‘Nadie y nada’ (Prames), en la Biblioteca de Aragón, cuando esa cinta volvió a cobrar vida. Entre los asistentes al acto, estaba Josu Azcona, codirector con Carmen Giménez de las Jornadas de Cine de Uncastillo, 'Ino Alcubierre'. “Vi a Josu Azcona y hablamos. Yo había colaborado con ellos hace años cuando decidieron crear un premio en memoria del cinéfilo Ramón Perdiguer. Le recordé que teníamos esa película. Y él, muy interesado, nos dijo que precisamente este año, en la edición número 22, las Jornadas tenían a Argentina como país invitado. Aunque tenían el programa prácticamente elaborado, me dijo que podría hacerle un sitio”. El tema de las jornadas, que se celebra del 28 al 30 de junio, es ‘Músicas y bohemios’.

Así es. Mañana 28 de junio, a las 18.00, se inaugura el festival con esa película. “Todo fue muy rápido. Se la pasamos, se ha digitalizado, porque está en 16 mm. El cineasta y director de fotografía José Manuel Fandos, con quien hemos colaborado en varias ocasiones, vio la película y nos dijo que seguramente es el máster original, casi seguro porque tiene los empalmes, y si hubiera sido una copia editada probablemente se le hubieran quitado”, dice Eduardo Laborda.

Se trata de una filmación profesional, muy elaborada, sin duda, de carácter familiar. Se rodó en 1931, “se dice así en la película”, y sucede en una casa impresionante, en Mar de Plata, un auténtico palacio, que concibió el famoso arquitecto Pierre Guichot en 1907, que “imita o se se inspira a los palacios que hay a lo largo del río Loira en Francia. Es un documento muy cuidado en el que sale Casimiro Polledo y su familia, su esposa, sus hijos y sus nietos, y también se ve la ciudad, el puerto de mar, etc.”, explica Eduardo Laborda.

Detalle de la mansión de Casimiro Polledo que sale en su película familiar.
Detalle de la mansión de Casimiro Polledo que sale en su película familiar.
Archivo Polledo/Llames/La Nación.

La historia de Casimiro Polledo (1856-1933) es fascinante. Siendo muy joven decidió embarcarse en un barco hacia Buenos Aires con muy pocos ahorros, reclamado por sus parientes los Caride. Al parecer durante el viaje, oyó sonar un viejo bandoneón y su propietario, ante la fascinación del muchacho, acabó vendiéndoselo. Al parecer no fue la mejor adquisición de su vida. Para algunos biógrafos y cronistas, el joven Casimiro Polledo se convirtió en “el chico del bandoneón”. ¿Qué sucedió luego? Debió trabajar mucho y en distintos oficios; poco a poco, empezó a escalar posiciones y se convirtió en un banquero millonario, que llegó a dirigir el Banco Español del Río de la Plata. Se casó con Manuela Llames, con antepasados en Colunga y en Italia. Al parecer también colaboró en diversas causas sociales, y solía regresar a España, tanto a su villa natal como a San Sebastián, cada dos años. “Se sabe que falleció pocos después del rodaje de esta película. Hacia 1933. Y algo más tarde, en 1939 o 1940, no sabe muy bien por qué, el imponente edificio fue derribado”, agrega Eduardo Laborda.

“Casimiro Polledo no pasaba inadvertido. En el diario ‘La Nación’ se publicó un gran reportaje sobre él, ilustrado con imágenes que debieron ser tomadas por un responsable de foto fija durante la grabación, que resulta cuidada y muy profesional, todo un documento de esa época. Muchas de las imágenes coinciden con las secuencias de rodaje. La película, aunque ya existía el cine sonoro, es muda”, explica Eduardo Laborda, que será el presentador de la pieza -que se ofrece bajo el título Familia Polledo-Llames y Mar del Plata' (Anónimo, 1931, Argentina, 26 minutos de duración)- esta tarde a las 18.00, en el Salón San Miguel de la Fundación Uncastillo. El pianista donostiarra, Josetxo Fernández de Ortega, asiduo colaborador del certamen de Uncastillo, pondrá la música en vivo, algo que es una de las características de unas Jornadas que son prácticamente únicas en España y en Europa.

Casimiro Polledo y su esposa y sus nietos ante la gran mansión que remedaba los castillos del Loira.
Casimiro Polledo y su esposa y sus nietos ante la gran mansión que remedaba los castillos del Loira.
Archivo Polledo/Llames/La Nación.
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