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Isabel San Sebastián: "En mi novela, el Batallador no sale bien parado. Me inclino por Urraca"

La escritora y periodista, inmersa en un ciclo novelesco sobre la Reconquista, de Pelayo a los Reyes Católicos, presentó su novela 'La Temeraria'

Isabel San Sebastián recorrió los lugares de Aragón que aparecen en su novela, entre ellos La Aljafería y el castillo de Montearagón.
Isabel San Sebastián recorrió los lugares de Aragón que aparecen en su novela, entre ellos La Aljafería y el castillo de Montearagón.
Oliver Duch.

"Mi gran sueño es hacer, como hacían en Francia con una serie que se llamaba 'Los reyes malditos', una colección de novelas desde la Reconquista, en el siglo VIII hasta 1492. Ya llevo unas cuantas, y serían en total diez. Y luego, con un poco de fortuna, reunirlas en una colección", dice Isabel San Sebastián (Chile, 1959), que presentaba en Ámbito Cultural de El Corte Inglés su nueva novela: 'La Temeraria', donde narra la aventura y el infierno en vida que conoció la reina Urraca, que se casó en segundas nupcias con Alfonso I el Batallador. Nunca se entendieron, e incluso se enfrentaron con sus respectivos ejércitos. Ella fue "la primera soberana de pleno derecho en Europa".

¿Conscientemente está intentado recomponer una historia de España desde el punto de vista de las mujeres?

Conscientemente no… Lo que sí hago es intentar rescatar a las mujeres de un olvido histórico que han tenido en la Edad Media, o sobre todo en la alta Edad Media. La primera mujer conocida de nuestra Edad Media es Isabel la Católica y antes de ella hubo muchas mujeres ilustres que pasaron desapercibidas.

Y especialmente esta, Urraca de León, nacida en 1181 y fallecida en 1226.

Sí… Es la primera reina de Europa de pleno derecho, durante 17 años y lo hizo a un precio personal altísimo. Estaba completamente sumida en el olvido. Y con ella su abuela Sancha, que fue la que transmitió la legitimidad para reinar a Fernando I y otras muchas mujeres, las tías Urraca y Elvira, las titulares del infantado. La corona castellano-leonesa procede del matriarcado astur. Y yo estoy intentando rescatar del olvido a todas esas mujeres que los cronistas de su época relegaron al desván porque eran muy machistas.

¿Cómo la ha encontrado?

Buceando en la historia medieval, avanzando en mi proyecto de novelar la Reconquista. Veo quién vino después de Alfonso VI, el reconquistador de Toledo. Y me encuentro con Urraca, Urraca, Urraca. Al principio la confundo con su tía, de Zamora. Investigo al personaje, leo lo que dicen las crónicas y tal, y llego a la conclusión de que tiene una novela para sí sola. Es un personaje muy potente.

Ella es muy potente, para no lo es menos la joven que cuenta la historia: Muniadona. Se siente cómplice de la reina y dice que las dos son dos ejemplos muy distintos de pasión...

La creación de este personaje para mí ha sido lo más difícil. He trabajando mucho. La relación entre Urraca y Muniadona es un ejemplo de sororidad: entre ellas se produce un ejemplo de cariño, confianza. Me imagino aquí a una mujer empoderada, una reina, brava, como se dice en León, y Muniadona es el imagen del espejo que me sirve a mí para reflejar una imagen muy distinta, humanizada, de una reina de la que ha reflejado la historiografía.

Es suave y ferozmente humana.

Creo que sí. Con ella yo quiero desarrollar un personaje de carne y hueso, real, y quiero construir una relación entre la reina y su dama que sea plausible. Verosímil. A veces de sumisión, o de rebelión, o de amor puro. No puede ser una dama al uso, porque no tendría esa confianza, no puede ser una espía al uso. Tiene que ser un personaje como ella: un poco sanadora, confidente, un poco espía, es una muchacha virgen al principio. Muniadona siempre mira a la reina con respeto.

Y es su confidente, además, hasta los secretos sexuales: Urraca le revela sus relaciones conyugales, la atracción por el conde, la espantosa noche de bodas con Alfonso I el Batallador.

Claro. A Urraca la casan, en segundas nupcias con un señor al que no le gustan las señoras: Alfonso. Que no le gustan nada y a la suya, la odia. Esa noche de bodas, y tuvo que haber noche de bodas (en aquella época los enlaces había que consumarlas para que fueran válidas a efectos legales), debió de ser espantosa para ambos. Pero, claro, y lo digo ya en el pequeño prólogo: yo escribo desde el punto de vista de ella. Yo no escribo del Batallador, sino de Urraca.

Sí, hay un momento en que dice que la reina le habla de sus deseos y de su erotismo y ella no sabe nada.

Destaco mucho en varios lugares de la novela cuáles son las virtudes de Muniadona: pasar inadvertida. Urraca es una mujer empoderada, valiente, y ver una mujer así admira a cualquiera.

¿Le contaría sus amores?

Creo que sí. Sería una de las pocas personas a las que les podría contar una de esas cosas sin que que supusiera un peligro para ella. Todo el mundo necesita desahogarse con alguien y Urraca no podría hacerlo ni con sus confesores. Urraca le cuenta sus amoríos con el conde Gómez. Es su amor elige a dos amantes: el primero es este, es el alférez de su padre, un hombre a quien admira, a quien ama, al que se entrega, una vez que se queda viuda y con el que se querría casar. La obligan a casarse con Alfonso de Aragón, que no la conoce, ni la respeta, ni la quiere, ni la desea.

¿Está segura del todo?

Creo que sí. Procede de una cultura mu distinta. Entonces el reino de Aragón estaba en un nivel de evolución cultural muy distinta… Era un reino de gente más ruda, más recia…

Para la historia de Aragón, Alfonso el Batallador es un personaje clave.

Sin duda. Y ya entiendo que se molesten un poco conmigo. En mi novela no sale bien parado. Como guerrero fue insuperable y un gran reconquistador. El primer rey cristiano que derrotó a los musulmanes en campo abierto. Pero ni era un hombre refinado, ni culto, ni le gustaban las mujeres. Las crónicas hispanas hablan de un monje guerrero y las musulmanas, de un homosexual, aunque no con esa palabra, pero lo dan a entender…

Se casan, no se soportan, tienen tensiones, da la sensación -según su punto de vista- de que él quiere usurpar los derechos de ella. ¿Cómo se rompe ese matrimonio?

Lo rompe la iglesia. Excomulga esas bodas por consaguinidad, disuelve el matrimonio, les obliga a separarse. De hecho ellos en más de una ocasión desobedecen esa orden porque por coyuntura política les interesa permanecer unidos. Y el matrimonio se acaba disolviendo. Alfonso aun intenta mantener su presencia en León, combaten incluso entre ellos, pero al final se acaba retirando a sus dominios, ya después de muerta Urraca. Alcanza un acuerdo con Alfonso VII, hijo de Urraca. Pero la relación con su esposa, mientras vivieorn juntos, fue terrible. De una tensión constante y terrible.

"El primer rey cristiano que derrotó a los musulmanes en campo abierto. Pero ni era un hombre refinado, ni culto, ni le gustaban las mujeres. Las crónicas hispanas hablan de un monje guerrero y las musulmanas, de un homosexual, aunque no con esa palabra, pero lo dan a entender…"

¿Eran tan osada y tan libre esa mujer, con esa libertad sexual tan explícita?

La historia nos dice que tuvo dos amantes y dos hijos con el segundo de ellos. Esos están recogidos. Evidentemente tenía libertad sexual, pero no tanto porque fuera adelantada como mujer sino porque era reina. La habían educado para ser reina. Creo que fue una mujer tuvo una gran conciencia del poder que representaba ser reina. Hoy a eso lo llamaríamos ‘empoderada’, ‘feminista’… No he tenido que forzar nada. Sus detractores dicen que fue amante del conde González de Lara por interés político. Yo creo que no. Por eso no tiene dos hijos con un señor y una más que te cuesta la vida. Fue una mujer tuvo una gran conciencia de lo que era el poder y que reivindicada su derecho al placer.

Fue reina hasta su muerte. ¿Cómo definiría esos 17 años de reina?

Como un infierno. Para ella la Corona fue una corona de espinas; el trono fue un potro de tortura. Sufrió horriblemente. Para ella hubiera sido mucho más cómodo ceder a las presiones de su marido, entregar al reino, retirarse a un castillo con su amante o lo que fuese y vivir tranquila. Ejerció el poder por lo sentía como una obligación. Como una responsabilidad y como un derecho, pero fue un infierno.

Hay varios capítulos que suceden en Aragón. En la Aljafería, en el castillo del Montearagón, en el reino de Aragón en general…

He hecho trabajo de campo. Ella era reina de Aragón y recorrió el territorio en ocasiones, sus dominios. Aquí la mentalidad era distinta: aquí las mujeres no podían reinar. Y describo un diálogo con una dama aragonesa que no entiende muy bien qué sucede. El castillo de Montearagón es impresionante. Lo que debió ser en ese momento. El Batallador es el héroe de Aragón, tiene una estatua grande en el parque José Antonio Labodeta, es un gran personaje… Urraca, fuera de León, es una desconocida. Ha pasado a la historia con el nombre de ‘La Temeraria’. Yo he intentado rescatar a Urraca, tomo partido por ella y lo reconozco.

¿Qué le están diciendo estas novelas que escribe sobre España?

Me permiten entender lo que sucede ahora. Me dicen que España es una realidad sino geográfica o política, sí es una realidad ideológica muy anterior a lo que nos se nos pretende vender ahora. Hay quien sostiene que España nace en el siglo XIX… O como muy pronto en el siglo XV o XVI. No es verdad: en el XII Urraca firmaba como reina de León y emperatriz de España. Y Alfonso, mientras está casado con ella, firma igual. Me preocupa, claro, la situación que vivimos. Cada vez más insostenible y polarizada.

Isabel San Sebastián dice que en sus novelas hay lecciones y sugerencias para entender un país tan convulso y polarizado como el nuestro.
Isabel San Sebastián dice que en sus novelas hay lecciones y sugerencias para entender un país tan convulso y polarizado como el nuestro.
Oliver Duch.
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