Bunbury y la poesía de Panero plantan cara a Billie Eilish y Taylor Swift

La reedición del homenaje que el zaragozano realizó al poeta en 2004 junto a Carlos Ann, entre los discos más vendidos en España. 

Bruno Galindo, Carlos Ann, Leopoldo Maria Panero, Enrique Bunbury y José María Ponce.
Bruno Galindo, Carlos Ann, Leopoldo Maria Panero, Enrique Bunbury y José María Ponce.
E. B.

Que la poesía de Leopoldo María Panero habite en la lista de los discos en vinilo más vendidos en España la pasada semana es un pequeño gran milagro que hay que celebrar. Y es que la reedición del homenaje que en 2004 dedicaron al poeta madrileño Enrique Bunbury, Carlos Ann, Bruno Galindo y José María Ponce se ha situado en la parte alta del ranquin de ventas. 

En concreto, el disco doble titulado 'Leopoldo María Panero', editado por Warner, ocupa el cuarto puesta de las ventas realizadas en España del 17 al 23 de mayo. Tan solo es superado por Billie Eilish y su 'Hit me hard and soft', Zayn con su 'Room under the stairs' y Taylor Swift con su 'The tortured poets department'. 

El formato original de este homenaje a Panero que cumple 20 años fue un disco-libro con dos cedés que contenían las adaptaciones de 30 poemas del escritor madrileño con la música de Bunbury y Carlos Ann. Fue un álbum editado por Moviedisco Records y en el repertorio se hallaban los versos de 'La monja atea', 'Heroína', 'The end', 'Peter Punk', 'El lamento de un vampiro, 'Lectura en diagonal' o 'Me celebro y me odio', entre otros.

Uno de los incentivos para adquirir esta nueva edición es que se incluyen cuatro cortes que no figuran en la original. Son: 'La poesía destruye al hombre' (Bunbury), 'El tesoro de Sierra Madre' (Bruno Galindo), 'El noi del sucre' (Carlos Ann) y 'El hombre que solo comía zanahorias' (José María Ponce).

Carlos Ann explica el origen del disco: “A principios de los 2000, en una noche de insomnio, me acerqué a una de las estanterías que tengo en casa y cogí la antología de versos de Leopoldo María Panero, aquello me atrapó de tal manera que encendí las máquinas y comencé a musicar algunas cosillas...”.

Pasó el tiempo. Carlos Ann siguió trabajando en los poemas. “Estaba tan arrebatado con Panero que no podía hacer otra cosa”. Se lo comentó a su amigo Enrique Bunbury y “enseguida se enganchó al proyecto; me preguntó por teléfono: ¿cuándo empezamos?, ¿mañana?”. Posteriormente se unirían José María Ponce y Bruno Galindo.

Los poemas de Panero, afirma Ann, “hablan de la vida de una manera tan descarada y real que te hace el mismo efecto que un trago de ginebra a primera hora de la mañana”. A juicio de este intérprete, Panero “nos demuestra que el hombre es de lo que él habla, por mucho que la sociedad intente camuflarse con banalidades y risas de plástico”.

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