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Jesús Tejel y Reyes Lambea recorren el Camino de Santiago con la cámara y la poesía al hombro

Prames publica el cuidado y lujoso volumen ‘El Camino de Santiago, un viaje entre el cielo y la tierra / a journey between heaven and earth'

La Ciudadela de Jaca a vista de pájaro y de dron, con los ojos y la sensibilidad de Jesús Tejel.
La Ciudadela de Jaca a vista de pájaro y de dron, con los ojos y la sensibilidad de Jesús Tejel.
Jesús Tejel/Prames.

El jueves 16 de mayo, a las 19.00, en el Museo ‘Alma Mater’ se presenta el libro ‘El Camino de Santiago, un viaje entre el cielo y la tierra / a journey between heaven and earth' (Prames), del fotógrafo Jesús Tejel (Zaragoza, 1958) y de la escritora Reyes Lambea (Tauste, Zaragoza, 1971), es el resultado de la conjunción de dos peregrinajes realizados por dos personas que, en momentos diferentes, escriben desde la editorial Prames, “con circunstancias personales diferentes y con distintas motivaciones, han unido sus miradas. La de Jesús, peregrino fotógrafo que usa el lenguaje de las imágenes: la cámara es su bloc de notas. Reyes, la peregrina escritora que siente la ruta desde el corazón de las palabras. Ambas formas de expresión se han entrelazado en un mosaico de significados, con guiños visuales y narrativos que se abrazan en el transcurso del libro”. A ambos autores los acompañará el editor y poeta Rafael Yuste. En esta entrevista, conversamos con ambos por separado sobre este libro espectacular, cuidado.

Jesús Tejel. Fotógrafo. 

¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Cómo la explicaría?

Con la realización de ‘El Camino de Santiago. Un viaje entre el cielo y la tierra’ pretendía cubrir un espacio que hasta la fecha no estaba cubierto de mostrar el Camino de Santiago desde un punto de vista diferente al que se puede observar en los numerosos libros existentes sobre el tema. Desde la altura, incluso lugares que creías conocer bien transmiten sensaciones nuevas y, muchas veces, sorprendentes. Para mí ha sido, en cierto modo, una continuación natural de mi anterior libro, ‘Aragón a flor de piel. Una mirada desde el aire’, en el que ya mostraba algunos lugares de la variante aragonesa del Camino Francés.

¿Qué ha querido fotografiar?

He querido fotografiar el Camino desde diversos puntos de vista, con un enfoque diferente al tradicional basado en una sucesión de etapas. Por el contrario, la obra se estructura en doce capítulos que tratan de retratar conceptos y sensaciones que el peregrino experimenta al recorrerlo: el saludo de las luces del amanecer al peregrino, la enorme diversidad de los paisajes de la geografía española, los puentes que unen territorios, las huellas de la historia en iglesias, catedrales, monasterios, castillos y palacios, las señales que orientan al peregrino, los mensajes que éste va dejando en su caminar, el descanso que anuncia el atardecer una vez terminada la etapa…

¿Existe el azar en un trabajo así?

El proyecto requirió una detallada planificación, por sus especiales características. No se puede dejar casi nada al azar. Hay que tener en cuenta que volar un dron en el centro de una ciudad, con un aeropuerto cercano, algún helipuerto de un hospital en las inmediaciones, etc. requiere de la obtención de diversos permisos y la coordinación con otros usuarios del espacio aéreo que deben tramitarse con días o semanas de antelación. El día acordado para el vuelo tienes que haber llegado necesariamente al lugar indicado… y el clima puede no ser el adecuado para volar el dron, sobre todo si es en una zona lluviosa como Galicia, por poner un ejemplo.

Jesús Tejel: "En particular, me impactó la gran variedad de países de procedencia de los peregrinos y cómo se quedaban maravillados al descubrir esos lugares y expresiones artísticas y monumentales"

Es decir el azar se suma a la planificación, al método, a lo que había imaginado.

Es verdad que, aunque el proyecto ha requerido de esa cuidada planificación, siempre surgen imprevistos, a veces agradables: una niebla que a nivel del suelo puede ser incómoda desde el cielo puede quizás verse como un mar de nubes muy fotogénico. Un atardecer espectacular que no esperabas puede convertirse en una de tus fotos favoritas…

¿Qué le ha dado el camino? Tan historiado, tan retratado...

El Camino me ha dado satisfacciones de muchos tipos. Por supuesto, admirar las bellezas que tenemos de todo tipo: paisajísticas, arquitectónicas, monumentales o el mismo trazado del Camino a través de campos, viñedos, roquedales, bosques… Todo ello visto con una perspectiva diferente y, muchas veces, espectacular.

Hablemos de esos viajeros o peregrinos que hacen lo mismo que usted.

Entre esas satisfacciones también están las de haber conocido, aunque sea de forma fugaz, a personas que vivían el esfuerzo del realizar el trazado con una motivación particular, muy diferentes entre sí. En particular, me impactó la gran variedad de países de procedencia de los peregrinos y cómo se quedaban maravillados al descubrir esos lugares y expresiones artísticas y monumentales que probablemente no imaginaban encontrar en semejante magnitud al salir de su país rumbo a España.

¿Qué ha sido lo más emocionante?

Lo más emocionante para mí, sin duda, era el momento en que, al levantar el vuelo del dron en lugares como las catedrales de Burgos, León, Santiago, Astorga, Jaca y un largo etcétera y superar su altura, podía apreciar en la pantalla del mando del dron la imagen de ese impresionante monumento como no la había visto nunca. Y pudiendo observar el conjunto de torres, nave, claustro, fachada, ábside… en una sola imagen. Me hubiera encantado en esos momentos poder transportarme al dron, pero me tenía que conformar, que no era poco, con admirarlo en la pantalla y pulsar el botón para tomar la fotografía que estaba seguro de que sería una de las imágenes que formarían parte del libro.

Reyes Lambea y Jesús Tejel. Un dúo para entender mejor el Camino de Santiago.
Reyes Lambea y Jesús Tejel. Un dúo para entender mejor el Camino de Santiago.
Julio Lopez Morata
Arrés. Uno de esos paisajes que parecen haber sido pintados con la imaginación dorada de un artista.
Arrés. Uno de esos paisajes que parecen haber sido pintados con la imaginación dorada de un artista.
Jesús Tejel.

Reyes Lambea. Escritora.

¿Qué ha querido hacer con las palabras? ¿Qué ha querido contar o poetizar?

Como peregrina, he intentado devolver al Camino de Santiago parte de lo mucho que me dio. Como escritora, el libro transcurre -visual y narrativamente- en ese espacio mágico entre el cielo y la tierra, entre lo trascendente y lo humano; desde ahí, he querido narrar todas las dimensiones que habitan este sendero único. He intentado transmitir a los lectores hospitalidad, que mis palabras fuesen refugio y albergue. Contagiarles la emoción del encuentro: con los paisajes, las sensaciones, la espiritualidad, la historia, las historias personales. Con las maravillosas fotos de Jesús marcando el compás, juntos hemos tocado todas las claves.

¿Qué le interesa del viaje?

De mi primer viaje (como peregrina, en 2015) me interesaron especialmente las historias detrás de cada peregrino, soy curiosa y siempre pregunté los porqués. ¿Qué motivo lleva a una persona a –por propia voluntad- dejar su vida atrás durante unas semanas y, simplemente, caminar en dirección a Santiago? Escuchándoles entendí mi condición de “hospitalera de historias”. Caminar y escribir se convirtieron en verbos fundacionales. De este segunda peregrinación, narrativa, en el que he recorrido la ruta jacobea a través de las palabras, he aprendido mucho de su historia; un viaje de descubrimiento que comparto con el lector. De cualquier viaje: en el movimiento encuentro arraigo. En mí misma.

Reyes Lambea: "Escribo como camino y camino como escribo: lento, sin premuras, con cariño y con cuidado. Caminar y escribir son dos verbos que conjugo sin prisa, ligera, esencial. Son mi brújula, mi viaje interior, casi una forma de meditación"

¿Cómo ha sido su labor de documentación?

Cuando lo caminé era desconocedora de su historia, simplemente lo viví. Fue un acto impulsivo, sensorial, espiritual. Una explosión de vida y emociones. Escuché a todo aquel que me quiso contar su historia, atrapé atardeceres, me rendí al silencio y me dejé llevar. Después, me interesó mucho esa antropología del caminar, sobre todo los libros de André Le Bretón, que leí por gusto. Y estos últimos años, cuando ya teníamos el proyecto del libro, leí bibliografía específica sobre la historia y leyendas del Camino: quedé fascinada. Tras esas huellas viajé (con papel y bolígrafo en vez de con mochila) a determinados lugares donde no me paré en su día. La catedral de León, por ejemplo. Pasé una tarde entera en ella, aprendiendo, mirando, tomando notas.

Como decía el gran poeta Konstantino Kavafis, ¿lo importante es estar en el camino o llegar?

El camino es siempre lo más importante. Nada nos asegura que lleguemos a buen puerto, por lo que las personas que te encuentras son lo esencial: lo que te cuentan, lo que te enseñan, lo que das y te dan. Compartir. Querer y dejarse querer. Aprender, también, a dejar marchar, que es otra forma de amar.

¿Qué aprende una poeta como usted de una experiencia así?

Que escribo como camino y camino como escribo: lento, sin premuras, con cariño y con cuidado. Caminar y escribir son dos verbos que conjugo sin prisa, ligera, esencial. Son mi brújula, mi viaje interior, casi una forma de meditación. Así anduve el Camino de Santiago y así escribo.

Uno de esos faros ineludibles del camino: la imponente catedral de Burgos.
Uno de esos faros ineludibles del camino: la imponente catedral de Burgos.
Jesús Tejel.
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