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PSC y ERC se dan dos meses para pactar un concierto económico que dé la presidencia a Salvador Illa

Sánchez se implica en la negociación como pide Esquerra y ve "factible" una financiación "singular" catalana a cambio de la gobernabilidad.

Salvador Illa saluda a Pere Aragonès en el pleno del Parlamento catalán.
Salvador Illa saluda a Pere Aragonès en el pleno del Parlamento catalán.
Agencia EFE 

Entre tanta incógnita para la investidura catalana, hay una certeza: a partir del 25 de junio, los partidos tendrán dos meses para llegar a un acuerdo, que evite la repetición electoral, que tendría lugar en octubre. Solo el calendario está claro. Todo lo demás, en el aire.

Eso sí, empieza a haber movimientos. El presidente de la Cámara catalana, Josep Rull, de Junts, abre mañana una ronda de contactos con los partidos con vistas a proponer un candidato a la investidura, cuya primera sesión está prevista para el 25 de junio. Solo Salvador Illa (PSC) y Carles Puigdemont (Junts) tienen opciones aritméticas de ganar la votación para ser presidente de la Generalitat. El líder socialista es quien más posibilidades tiene, porque puede sumar tres mayorías absolutas distintas: un tripartito de izquierdas con ERC y los comunes, un pacto a dos con Junts o incluso con el PP y Vox. El dirigente nacionalista solo puede ser investido con una ecuación a día de hoy imposible, que necesita los votos secesionistas y la abstención del PSC.

El PSC y ERC se reunirán mañana para empezar a ver si es posible el acuerdo. De momento, las dos partes ya han puesto las cartas sobre la mesa. ERC exige como 'mínimo' un concierto económico como el vasco para Cataluña. Y reclama además la implicación en persona del presidente del Gobierno. Los socialistas ya asumen el lenguaje de los republicanos y hablan de financiación 'singular' para Cataluña. El propio presidente del Gobierno recogió ayer el guante y trató de seducir a los independentistas, desde 'La Vanguardi'a, donde aseguró que ve "factible" una "financiación singular para Cataluña". Abogó por "mejorar el sistema de financiación autonómica" en un plano "multilateral", extremo que rechaza ERC, que quiere una relación bilateral como el País Vasco y Navarra

El marco negociador está fijado, lo que está por ver es hasta dónde pueden llegar unos y otros. El Gobierno no puede ir muy allá, teniendo en cuenta que tiene a todas las autonomías del régimen común en contra, incluida la Castilla-La Mancha de Emiliano García Page. Y ERC no se puede mover de la posición de máximos, porque el acuerdo al que pudiera llegar con la militancia deberá ser ratificado por la militancia en una consulta. Y días atrás, ya se pudo ver en la votación para decir la entrada en el Gobierno del PSC en Barcelona que las bases republicanas están con ganas de reventar todo lo que proponga la dirección del partido.

ERC necesita tiempo. Por tanto, se da por hecho que el miércoles, Rull no designará a ningún candidato a la presidencia de la Generalitat. Illa no quiere quemarse con una derrota segura y prefiere madurar un posible acuerdo con los republicanos. Los socialistas tienen asumido que la división que hay en ERC es un problema añadido. Y Puigdemont no tiene tiempo de ser amnistiado y poder cumplir su promesa de presentarse a la investidura. Ante la falta de aspirantes, Rull podrá recurrir al llamado acto equivalente, que es firmar un documento que hace las veces de investidura fallida para que el reloj reglamentario de la legislatura empiece a moverse.

Factor Puigdemont

ERC se reunirá esta semana también con Junts. El factor Puigdemont es clave. El expresidente de la Generalitat no quiere postularse primero para la investidura. Quiere ganar tiempo. La aplicación de la amnistía es una de las incertidumbres del contexto de la investidura. Los junteros quieren convencer a ERC y la CUP para apurar los plazos y que sea el PSC, con su negativa a investirle, quien quede como responsable de la repetición electoral. Los posconvergentes quieren nuevas elecciones. Puigdemont cree que puede ganar si hace campaña pueblo a pueblo, una vez haya vuelto amnistiado. En caso de acuerdo entre el PSC y ERC, el expresidente se guarda su regreso y posible detención, como última carta para reventar la elección de Illa. Esquerra difícilmente podría votar al socialista con el dirigente juntero en comisaría o en prisión.

Si hay elecciones, Puigdemont intentará seducir a ERC para ir juntos en la misma candidatura, como en 2015. La delicada situación de ERC (cuatro derrotas electorales consecutivas, sin candidato y con Junqueras fuera de la presidencia) podría recomendarle minimizar daños bajo el paraguas de Puigdemont.

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