El bar Antonio de Zaragoza cierra, pero tres amigos lo volverán a abrir a finales de agosto
Este domingo ha terminado una etapa de 74 años en la que tres generaciones han estado al frente de este emblemático establecimiento.
“Mi hermano Armando, mi mujer Sole y yo estamos orgullosos de haber llegado hasta aquí. Muchas gracias por habernos acompañado en este camino”. Estas han sido las últimas palabras que han escuchado en el emblemático bar Antonio de la calle Dato de Zaragoza. Las pronunció este domingo a la hora del vermú Roberto López, y unos minutos después se ponía punto final a 74 años de historia y a la trayectoria de tres generaciones de la misma familia al frente del negocio.
Tras sus palabras llegó el brindis de despedida, con el comedor abarrotado de clientes/amigos y la acera de la calle Dato colapsada porque no cabía más gente dentro. Antes habían intervenido sus hijos Alejandro y María, que hace tiempo decidieron no seguir con el negocio familiar. “Nos habéis enseñado que rendirse nunca es una opción, que con esfuerzo todo es posible. Es una gran suerte cerrar esta etapa así, saliendo por la puerta grande”, dijeron.
Entre lágrimas de emoción y abrazos se produjo el adiós, que más bien sonó como un hasta pronto porque aunque el bar Antonio cierra una etapa, espera otra que todavía es una incógnita pero que está muy bien encaminada.
Cuando Roberto y Sole colgaron en enero el cartel de 'Se traspasa por jubilación' ni siquiera podían imaginar lo que finalmente ha terminado sucediendo. “Al principio no venía mucha gente, pero en las últimas semanas llegamos a tener a cuatro personas bastante interesadas: un familia china y otra de Ucrania; un joven que quería poner una vermutería y tres amigos”.
Estos últimos son los que finalmente han dado el paso al adelantar un anticipo del traspaso. Son Pedro Hernández, Pedro Moreno y Miguel. Su historia es verdaderamente curiosa porque los tres son clientes del bar desde hace más de 40 años. Pertenecían a cuadrillas de amigos diferentes porque sus edades van de los 58 a los 65 años, pero el roce alrededor de la barra los ha ido acercando.
Por supuesto, este domingo acudieron a la despedida de Armando, Roberto y Sole y allí explicaban cómo se fraguó esta pequeña locura de quedarse con la gestión del local. “¡Cómo vamos a permitir que cierre nuestro bar!”. Esta frase bullía constantemente en sus cabezas y lo que empezó como una broma se ha convertido en un proyecto que todavía no tiene forma, “pero no tardaremos en hacerlo”.
De hecho, su intención es volver a abrir a finales de agosto o la primera semana de septiembre, “para cuando la gente regrese de vacaciones”. “No vamos a estar detrás de la barra ni en la cocina; la idea es contratar el personal necesario para que lo haga, pero manteniendo la esencia de lo que ha sido este establecimiento toda la vida”.
Así es como prácticamente está garantizado que en dos meses las afamadas albóndigas, pollo al chilindrón, ensaladilla rusa y tortilla de patatas regresen a la barra del bar. Además, por supuesto, de sus exquisitas tempuras y de esos guisos, cocidos, asados y platos de cuchara que con tanto cariño se han elaborado durante 74 años.
“A este bar no solo hemos venido a tomar un vino o a comer tapas y raciones; hemos crecido como personas, hemos celebrado los acontecimientos más importantes de nuestras vidas, nos hemos juntado los amigos todas las semanas; en definitiva, hemos visto pasar la vida entre estas cuatro paredes y no podíamos permitir que el cierre fuese para siempre”. Así es como Miguel y sus amigos entienden la decisión que han tomado.
A buen seguro que en esa andadura van a tener el apoyo de la amplia clientela actual. “No te puedes ni imaginar los detalles que ha tenido la gente este último mes”, comentaba Roberto. “Las más de 20 cuadrillas que habitualmente celebraban aquí sus eventos se han querido despedir personalmente estos días, sin contar los ramos de flores que hemos recibido; podríamos montar una floristería”.
Lo dicho, una historia con final feliz en la que pasado, presente y futuro se dan la mano. De momento, el bar Antonio se toma unas merecidas vacaciones para regresar a finales de agosto con una fuerza renovada.
