Qué se come en El Roto de Zaragoza y los precios: el restaurante de moda en Ibiza y Formigal

La llegada de este establecimiento al Parque Grande José Antonio Labordeta ha revolucionado esta parte de la capital aragonesa.

Restaurante El Roto de Zaragoza.
Restaurante El Roto de Zaragoza.
R. N.

La llegada de Roto al Parque Grande José Antonio Labordeta ha supuesto una pequeña revolución dentro de este emblemático rincón de la ciudad. En primer lugar, por su ubicación, en el mismo lugar en el que estuvo durante décadas la cafetería y terraza Flandes y Fabiola. En segundo, por su imponente aspecto, carta variada y el prestigio adquirido en localizaciones como Ibiza o la urbanización Formigal.

La gente va a Roto por varias razones. La novedad, dado el poco tiempo que lleva abierto (mediados de mayo), es una de ellas; la ubicación ayuda, y obviamente la calidad del producto, que tiene en los arroces, el sushi y las especialidades a la brasa sus puntos fuertes. Roto abre cada día desde las 9.30. Allá no faltan durante la semana la música en directo, las sesiones de su DJ residente y el desarrollo de eventos privados, compatibles con su actividad habitual.

Para los amantes de los concursos televisivos de talentos, y concretamente del popular ‘Masterchef’, el hecho de que Roto sea la aventura empresarial iniciada por Jorge Brazález (ganador del espacio en 2017) es otro aliciente. Además, el espacio es amplio. De hecho, supera los 1.000 metros cuadrados de jardín, y el edificio cuenta con dos plantas, con el Grupo Fuenclara (también llevan La Tagliatella, Kamado o Sibuya) en la gestión.

La carta de El Roto de Zaragoza: desde los 6 a los 160 euros

En la carta hay alternativas para todos los bolsillos. El propio concepto del restaurante permite disfrutar a quienes apenas buscan un rato de reposo y una consumición puntual, junto a quienes lo eligen como apuesta del día para comer o cenar sus deliciosas especialidades de carne y pescado, además de los mencionados arroces y variedades de la cocina nipona. Por eso no debe resultar raro que el rango de precios sea tan grande, desde los seis euros el plato más barato a los 160 del más caro, un chateaubriand de solomillo.

Los platos y aperitivos más demandados van desde clásicos como el chuletón o el tartar de atún a ‘delicatessen’ como las alcachofas confitadas con romescu o las croquetas de gambón. La ensalada stracciatella de burrata (19 euros) es una favorita de los clientes más fieles. El arroz de carabineros también es una maravilla. Entre las variedades japonesas, el rotomaki de ocho piezas con gambas, aguacate y palmito es excelente. En los aspectos a mejorar, y siempre según los usuarios, están los tiempos de espera en el servicio y los precios de las bebidas.  

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