Gastronomía

"En verano, el rosado es el vino con el que nunca te equivocas"

Encuentro digital

El experto en gastronomía de Heraldo de Aragón, José Luis Solanilla, desgrana los secretos y matices del vino rosado y su relación con el calor y el verano.

"El rosado de aguja resulta más refrescante"

 Buenos días, comenzamos.


1.- Hola, buenos días, a mí me gustaría saber qué es más refrescante para tomar en verano, ¿un rosado, un rosado de aguja, un blanco o una cerveza? ¿Qué es más conveniente para guardar la figura? Lola


Creo que es una cuestión de gustos, de momentos y de si se toman solas estas bebidas o acompañando algún bocado. Está claro que, a palo seco, refresca más la cerveza y tiene menos alcohol, por lo que se puede beber más. Entre el rosado y el rosado con aguja, yo prefiero este último para conseguir más sensación refrescante y también para limpiar mejor la boca con platos grasos, por ejemplo, con un pescado azul. Y entre el blanco y el rosado, me dejo llevar por las apetencias de cada momento y, muchas veces, condicionado por las propuestas de la carta de vinos, si se trata de un bar o un restaurante.


2.- Hola, me gustaría saber por qué recientemente se ha vuelto a hablar del rosado. ¿Se está poniendo de nuevo ‘de moda’? Durante bastante tiempo ha estado casi ‘olvidado’ quizá porque la gente pensaba que no tenía la suficiente calidad, ¿qué es lo que le ha dado el empujón para estar de nuevo en boca de todos? Aunque quizá solo sea una impresión mía. (Pepe)


No creo que se haya puesto más de moda últimamente. Las cifras de consumo de vino que se manejan por los mercados hablan de que la producción y consumo de rosado están estancados en los últimos años, en lo que a España se refiere. Estas cifras hablan también de que se consume menos vino tinto y que ha subido algo el blanco. Sin embargo, en la exportación se está vendiendo bastante rosado en países que han descubierto los encantos de estos vinos. Sé de algunas bodegas aragonesas que venden millones de botellas de rosado en Rusia, por ejemplo. Algunos enólogos con los que he hablado confirman que producen más o menos el mismo rosado en los últimos años. En cuanto a la calidad, vuelvo a decir que es una cuestión de disfrute particular. Su única desventaja respecto a los vinos tintos, por ejemplo, es que los rosados, por la forma en que son elaborados, no aguantan más de un año y hay que beberlos jóvenes.



3.- Entre los tres tipos de vino, blanco, rosado y tinto, ¿Por cuál te decantas?

Cada vez estoy más convencido de que hay un momento para cada vino y de que este no depende precisamente de lo que habitualmente se entiende por ‘maridaje’. En este, como en otros asuntos del mundo del vino, nos hemos dejado avasallar por los dogmas preestablecidos. Debemos dejarnos llevar por el paladar y por nuestro gusto particular. En el caso del rosado, para nada es un vino de segunda categoría, como creen algunos. A mí me encantan los rosados con un toque de aguja, un tipo de vino que, dicho sea de paso, es fácil de beber y gusta mucho pero casi no se elabora. En Aragón, tenemos desde hace años el Alquézar, de Bodegas Pirineos, uno de los vinos que más me gusta disfrutar en verano. Este año, Bodegas San Alejandro, de la D. O. Calatayud, ha puesto en el mercado el Baltasar Gracián Frizzante, que también está muy logrado. A la hora de combinar, los rosados en general tienen la ventaja de que no chirrían con ningún alimento. En verano, el rosado es el vino con el que nunca te equivocas.



4.- ¿Por qué el rosado está menospreciado frente al vino blanco y tinto? ¿Cuáles con las características que lo diferencia de otros vinos? ¿Con qué se marida mejor? Juan


Creo que a la primera parte de la pregunta ya he contestado. Recalcar que se diferencia del blanco y, sobre todo, del tinto, en que los rosados son vinos mucho más ligeros. Se elaboran con uvas tintas y para conseguir ese color rosa o anaranjado (últimamente vuelven a estar de moda los rosados color ‘piel de cebolla’) el mosto está muy pocas horas en contacto con los hollejos de la uva, que son los que aportan el color a través de los antocianos. Pero los hollejos también aportan taninos, así que los rosados son pobres en estos elementos que ayudan a que el vino se mantenga mejor en el tiempo y tenga más cuerpo. También he dicho que el rosado es el vino más versátil a la hora de combinarlo con alimentos, aunque si hay que citar algunos en particular, yo lo elijo para los arroces de verano, como las paellas, ensaladillas rusas, charcutería, gazpachos y carnes a la brasa, por ejemplo costillas de ternasco.


5.- ¿Engorda menos el rosado que el vino tinto o que la cerveza? ¿Con qué podemos guardar mejor la figura? Antonio


Mi amigo Juan Revenga, reconocido dietista nutricionista ejerciente en Zaragoza, escribió no hace mucho un libro titulado ‘Con las manos en la mesa’ en torno a los mitos alimentarios. Allí incluía, entre esos mitos, el de la barriga cervecera, y aseguraba que engorda más, por ejemplo, un vaso de zumo de tomate que el mismo vaso lleno de cerveza. Según los expertos, todo depende de las calorías que uno se lleva al estómago. Y en el caso de la cerveza y el vino, las calorías están en el alcohol (7 kilocalorías por gramo de alcohol). Con una simple ecuación matemática, dará igual si el vino es blanco, rosado o tinto en el caso de que todos tengan la misma graduación alcohólica, por ejemplo 13%. Y frente a una cerveza estándar, que suelen oscilar entre los 5 y los 7 grados alcohólicos, el vino siempre aportará más calorías. De todas formas, una cuestión clave a la hora de tomar bebidas alcohólicas es la moderación y si bebemos moderadamente, no creo que vayamos a engordar muchos kilos por tomar alguna cerveza o un par de copas de vino en las comidas. A veces, lo que sí engorda, y de ahí las barrigas de algunos bebedores de cerveza, es lo que acompañan con cada jarra o con cada botella: que si montaditos, tapas, patatas bravas...


6.- Buenos días Sr. Solanilla. Soy un entusiasta del vino, pero no un entendido y ni siquiera técnico. En mis tiempos jóvenes (1965-75) en mi casa se tomaba clarete, y ahora no puedo conseguir una botella que ponga clarete, aunque estando por los pueblos de Aragón todos me entienden y me dicen que son dos cosas distintas de elaboración. No quiero cansar, ¿por qué Aragón no entiende el vino clarete como enseña? Gracias. Pepe.


Están llegando varias preguntas sobre las diferencias entre el clarete y el rosado, que son vinos distintos, al menos a efectos de elaboración. Se entiende por vino clarete aquel que se elabora mezclando vino blanco con una parte de vino tinto, para darle el color apetecido, o el que se vinifica con uvas blancas y tintas, siguiendo el mismo proceso que un vino blanco o tinto. El rosado, sin embargo, se elabora con uvas tintas. Ya hemos apuntado que para que tenga ese color mucho menos intenso que el tinto, los hollejos están mucho menos tiempo en contacto con el mosto. Es cierto que en Aragón tenemos una gran tradición de clarete, pero este tipo de vino está prohibido por la normativa europea, se supone que atendiendo a criterios de calidad, aunque en otros países de otros continentes sí elaboran vinos al estilo clarete y estamos en desventaja frente a ellos.

He consultado a algunos enólogos y ellos tampoco entienden muy bien por qué no les dejan elaborar vinos claretes porque podrían hacer en sus bodegas vinos de igual o mejor calidad que los vinos rosados. Pero a veces quienes nos gobiernan lo hacen sin atender a nuestras costumbres y nuestra cultura, y así nos va. Hasta el propio vocablo ‘clarete’ es bonito y nos evoca todo un cúmulo de sensaciones hoy en día difíciles de revivir.


7.- Buenos días José Luis, ¿recomendarías una época concreta del año para tomar rosado? ¿Y un clarete?


Si se trata de recomendar alguna época concreta, sería la de verano por la faceta refrescante del rosado, pero no debemos encorsetarnos por criterios de estacionalidad, al menos si el producto está disponible, como es el caso de los vinos. Otra cosa será que queramos saborear un buen tomate de huerta en el mes de diciembre porque será de invernadero, de esos que no saben a nada. Como ya hemos apuntado, lo único que hay que tener en cuenta cuando compremos botellas de vino o nos sirvan vinos rosados en el bar o en el restaurante es que sean de la última añada porque el paso del tiempo no les sienta muy bien. Ha habido bodegas que han intentado crianzas de rosados pero sin resultados muy satisfactorios. En cuanto al clarete, no me importaría poder comprar alguna botella que otra, pero de momento no está permitido. Algunas bodegas de la D. O. Campo de Borja, como Borsao y Ruberte, han hecho este año unos rosados color ‘piel de cebolla’ y muy ligeros en boca, que sí que recuerdan a aquellos claretes.


8.- El vino rosado es mi favorito. ¿Cuál me recomendarías en cuanto a calidad y precio?

En Aragón tenemos muchos vinos rosados a muy buena relación calidad precio, la mayoría elaborados con nuestra querida uva garnacha. En el reciente concurso Mundial de Rosados celebrado en Francia, el Laus Flor de Merlot (Somontano) se ha traído una medalla de oro y el Castillo Ducay (Cariñena) y el Enate (Somontano) han conseguido medallas de plata. Este sábado, en el suplemento Con Mucho Gusto de HERALDO hablamos también de los rosados y apuntamos muchas referencias de algunos de nuestros vinos, todos a un gran nivel. En cuanto a precio, son inmejorables los que elabora Bodegas Pirineos en varias de sus referencias: Montesierra, Pirineos y Alquézar. Este último es uno de mis preferidos y está en torno a los 4,50 euros. De los que he probado este año, me han gustado especialmente dos de Somontano: el de Bodegas Osca y el de Bodegas Obergo. El Baltasar Gracián Frizzante también dará mucho placer, aunque en este caso hablamos de 8 euros por botella.


9.- Muchos dicen que el Lambrusco no se considera vino. Que a los amantes del buen vino no les gusta. ¿Cuál es su opinión?


Pues que aunque pueda considerarse como un producto menor, es una vía de entrada al mundo del vino para los consumidores jóvenes y para otros bebedores que no buscan vinos complejos ni con taninos. Y que si queremos acabar con los excedentes en las bodegas y hacer del vino una bebida más popular no podemos andarnos con tantos remilgos. Así que en verano, además de blancos y rosados, si los tintos ásperos no nos apetecen, habrá que fomentar el consumo del tinto de verano, por ejemplo de garnacha.


Así que a disfrutar de los rosados, igual que de los blancos y de los tintos, siempre con moderación (por ser bebidas con alcohol), pero sin complejos. Y a intentar ser felices sin limitación. Brindo por vosotros, en esta ocasión con rosado. Gracias y hasta la próxima.




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