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Darío Poveda, hambre de gol en la SD Huesca

Los azulgranas han encontrado en las últimas jornadas en el alicantino el delantero centro que Pitta y Gaich no pudieron ser antes.

Poveda corre con el balón en las manos tras marcar el primer gol del Huesca en el Carlos Tartiere.
Aurelio Flórez/LOF

Aunque su aportación en cuanto a partidos y minutos aún no son demasiadas, las actuaciones de Darío Poveda en las tres jornadas que lleva como azulgrana apuntan a que la SD Huesca al fin ha encontrado a su delantero centro nato. Esa figura capaz de fijar a las defensas, de convertirse en una referencia para sus compañeros y de asegurar un flujo constante de goles que ni Pitta ni Gaich han podido ser esta temporada y que Escriche, atacante de otro perfil, ha tratado de suplir. El ariete cedido por el Getafe cerró la goleada ante el Mirandés desde el punto de penalti y abrió el domingo la remontada en el 3-3 frente al Oviedo. Por el camino, dando testimonio del peligro que es capaz de generar, quedan el mano a mano que falló en su debut frente al Eibar que hubiese supuesto el empate a dos en un choque que se perdió por 2-1 y un tanto anulado frente a los burgaleses por una falta de Florian Miguel.

"Mi trabajo es marca goles y espero que no acabe la racha y que ayude al equipo a sumar", comentó en el Carlos Tartiere un futbolista con hambre de triunfar y que ha encajado a la perfección en el esquema de Xisco Muñoz. El balear le dio 26 minutos en Ipurua cuatro días después de recalar en el Huesca y 33 en el recibimiento al Mirandés. En él, a pesar de ser nuevo en el vestuario, no se arrugó y tomó la responsabilidad de lanzar y marcar el penalti que había forzado con un recorte en el área para estrenarse como goleador con su nuevo equipo. Su conjunción con Escriche, quedándose él en la punta y moviendo al de Burriana al ala derecha, fue más que satisfactoria y el técnico optó por repetirla de inicio ante el Oviedo.

El alicantino, de hecho, fue en el desastroso arranque de partido del domingo, en el que antes de la media hora se perdía por 3-0, el faro de esperanza. Después de recibir el primer golpe, demostró que se podía generar peligro, primero rematando de cabeza un centro de Ratiu que se fue alto y después dando continuidad en el palo largo a una falta sacada por Mateu que se paseó por delante de la línea de gol y que la defensa carbayona se vio forzada a despejar a córner no sin problemas.

La recompensa le llegó todavía en la primera parte aprovechando una internada de Mateu en la que sirvió para atrás para que el 19 redujese distancias, despertase al equipo y avivase las opciones de regresar de Asturias con algo positivo. Fue sustituido por Ferreiro en el minuto 89, renqueante tras el esfuerzo con cinco tiros, dos entre los tres palos, en su hoja de servicios. Curiosamente, las cifras fueron idénticas a las de Seoane, autor del 3-2 y que también había marcado ante el Mirandés, y muy parejas a las de Miquel, responsable del 3-3. El defensa percutió en cinco ocasiones, tres a puerta.

En total, el Huesca disparó en 24 ocasiones, su mayor cifra de la temporada superando los 19 intentos del 2-0 de la visita del Cartagena de la segunda jornada, choque que ostentaba el récord y dando continuidad a la mayor presencia ofensiva que está teniendo en la segunda vuelta. De los 10,4 tiros promediados en los nueve encuentros previos a la Navidad con Xisco, se ha pasado ahora a 16,8.

Poveda, de 24 años y 1,87 metros, vio frenada su progresión en 2019 por una rotura de ligamentos que prácticamente le dejó en el dique seco hasta este curso. En el momento de la lesión llevaba diez goles en otros tantos partidos con el Atlético de Madrid B en 2ªB e incluso había debutado en el primer equipo, algo que también había hecho previamente en el Villarreal, club en el que se formó. La temporada pasada fue cedido al Getafe, que, pese a que solo pudo participar en un partido, lo adquirió en propiedad. En la actual, durante la primera vuelta con los azulones fue alineado 17 veces entre Liga y Copa marcando dos goles.