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El provisional Real Zaragoza sigue su racha de verano y gana 0-1 al Elche
Un gol de Azón de cabeza al borde del descanso dio el triunfo a los de Víctor Fernández en el adiós a la concentración en tierras murcianas.
El Real Zaragoza es un equipo en obras, con demasiadas cosas apuntaladas y provisionales. Pero va a lo suyo. Juega, ensaya, se muestra implicado y gana a todos, por ahora. Y no encaja goles, de paso. En el adiós a la concentración en Murcia, este sábado tumbó por 0-1 al Elche, colega de Segunda División.
El duelo comenzó influenciado por el nuevo método que le toca aprenderse a los jugadores del Elche, el de su singular entrenador, Eder Sarabia, basado en la posesión paciente y el ritmo lento. Orden lo llama él, un espectáculo por sí solo en el banquillo. El cuadro zaragocista, cuyo once era experimental, carente de varios de los que se antojan importante en el principio de la liga y con la mitad de sus piezas en condición de transferibles, se vio cautivo de un dominio abrumador de los ilicitanos. Eso sí, la mayor parte del tiempo, en terrenos inertes, lejos de la zona de peligro que defendía Poussin, una anomalía como guardameta titular cuando ya se pisa el 3 de agosto.
Los primeros 25 minutos fueron de flotación del Real Zaragoza por el campo. Persiguiendo sombras. El Elche gobernó la pelota, dio vueltas de lado a lado, pero sin atinar nunca en los últimos pases en las cercanías de la zaga aragonesa, con Lluís López y Jair de nuevo como ejes (no hay más, por ahora). Los de Víctor Fernández se metieron atrás por inercia. Les costó mucho robar balones, a diferencia de lo visto el miércoles pasado contra el Getafe de Primera División, al que tutearon y superaron.
En esa constante, Nico Castro falló un gol cantado que debió adelantar a los franjiverdes en el minuto 11. A bocajarro, remató fuera un centro raso al área pequeña de Salinas, que había superado por primera vez la línea defensiva por la espalda de Luna. Los alicantinos tuvieron más acciones con intención que llegaron al penúltimo paso atacante, el del pase de peligro. En el 19, el ariete Adam chutó duro desde la corona del área y Poussin rechazó abajo con sumos apuros. Se adivinaba cierta blandura en el sistema de contención de los de Fernández, empezando por los pivotes Grau y Moya, grises oscuros en su aportación.
En ese largo periodo inicial del duelo, solo un disparo blandito de rosca de Bermejo en el minuto 13 tras un saque de banda, que le marchó fuera, alto, mal, fue el bagaje vistoso del Real Zaragoza ante la portería del argentino Dituro, inédito y aburrido bajo el sol de La Manga. El cerebro de los zaragocistas se había amoldado ya a la inoperancia, la insustancialidad de la tarde cuando surgió la única jugada de valor del primer tiempo. Era el minuto 27 cuando el linier le anuló un gol a Soberón por un fuera de juego que las imágenes de televisión demostraron que no
Un error arbitral impidió el 0-1 para el Zaragoza. Moya arrancó con el balón por el centro, abrió a la subida por la banda izquierda de Nieto, cuyo centro fue concluido a la primera por el cántabro Soberón con la derecha, a la red, entrando desde atrás. Fue una pena que la mala apreciación del juez perjudicara a los aragoneses que, a partir de aquí, al menos, empezaron a salir de su letargo y le dieron la vuelta a la tendencia en los minutos finales del primer acto. Adam forzó otra parada de Poussin por alto en un nuevo disparo lejano en el minuto 29 y ahí desaparecieron los de Sarabia.
Tanto que el Real Zaragoza logró marcharse al descanso con ventaja. Azón, en un cabezazo arriba del todo a la salida de un córner lanzado cerrado por Moya en el 44, picó el balón a las mallas tras medir mal la salida Dituro y perder su marca el central del Elche que se debía emparejar con él. Fue una compensación justa del destino para un Zaragoza que, sin hacer nada del otro mundo, había sido menoscabado por el árbitro poco antes. Y eso siempre duele.
En el intermedio, Víctor modificó propuestas iniciales e introdujo siete cambios. Femenías, Tasende, Keidi Bare, Liso, Bazdar, Gori y Pau Sans dotaron al esquema de un aire más aproximado a lo que se considera ahora mismo, entre decenas de carencias, el equipo más titular posible. El Elche solo relevó al central Álex Martín, que se había ido lesionado en el ecuador del partido. El duelo se reanudó como empezó. Con el Elche tocando y tocando, a cámara lenta en el espacio central del campo, sin acercarse con cicuta al área de Femenías. El Zaragoza podía apostar por especular, por jugar a guardar la ventaja como ya hizo, con éxito, ante el Getafe tres días antes. No está mal ensayar ese otro fútbol para aplicarlo en la liga cuando corresponda ante una ventaja inicial, sobre todo cuando eso suceda como visitantes.
Fueron minutos para escrutar a Gori. También para ver más detalles de Bazdar. Y para sacar alguna conclusión sobre el estado de forma con el que ha venido Keidi Bare. Son tres fichajes recientes que aún no han asomado con algo que comentar de ellos. En el primer tramo de la reanudación sobraron las porterías. El partido entró en modo tostón, castaña pilonga. Del tedio salió el guion con la mejor ocasión del Elche, en el minuto 58, cuando Nico Castro se quedó mano mano ante Femenías tras un pase de Salinas y el portero zaragocista salvó el 1-1 con una parada abajo.
Ese susto, morrocotudo, espabiló a los pasivos zaragocistas, que dos minutos después estuvieron en un tris de lograr el 0-2. Bazdar remató bien en el área una jugada de Liso, algo flojo, y Dituro rechazó con enormes apuros. La pelota muerta la punteó llegando desde atrás Sans y de nuevo el guardameta ilicitano paró ‘in extremis’. La tarde se movió a fogonazos, en un fútbol discontinuo, fruto de lo verdes e inmaduros que están ambos equipos.
Keidi Bare enseguida sacó a relucir su modo rocoso de entender el fútbol en la medular. Después de tres entradas duras a los rivales, vio la tarjeta amarilla y provocó el enfado de los del Elche. Rasca el albanés. Sabido es. Bazdar se mostró en esa jugada en el área rival y en una buena contra en el 81, llena de calidad. Y de Gori hubo pocas noticias en el juego y, llamativamente, fue resustituido por Terrer tras estar en el césped solo 30 minutos (lo mismo que Sans, que cedió su lugar a Cuenca).
A falta de media hora entraron en juego Calero y Aguado, este con un imán (Sarabia) tratando de llevárselo al Elche en este mercado estival. Y en el otro bando, el portero Badía saltó al campo a falta de un cuarto de hora, cambio llamativo. El catalán, que jugó cedido en el Real Zaragoza la segunda vuelta de la liga pasada, sigue estando pendiente de su marcha o no del vestuario ilicitano y, a la vez, de si existe alguna opción de volver a Zaragoza.
Con sufrimiento final, por el acoso postrero del Elche, el cuadro de Víctor Fernández celebró otro triunfo estimulante en periodo de incertidumbres en las gestiones en los despachos. Al menos, en la hierba nadie está fallando. Hay profesionalidad. Nace otra etapa del verano. Con la liga ahí mismo. Es la hora de Cordero.
Ficha Técnica
Elche CF: Dituro (Badía, 73); Mario Gaspar (Santiago, 69), Bigas, Álex Martín (Núñez, 46), Salinas; Febas (Roldán, 69), Nico Fernández; Óscar Plano (Cristian Salvador, 69), Nico Castro, Mendoza (Bakary, 69); y Adam (Mourad, 85).
Real Zaragoza: Poussin (Femenías, 46); Luna (Calero, 62), Lluís López (Sabater, 85), Jair, Nieto (Tasende, 46); Grau (Aguado, 62), Moya (Keidi Bare, 46); Bermejo (P. Sans, 46) (Cuenca, 76), Sergi Enrich (Gori, 46) (Terrer, 76), Soberón (Liso, 46); y Azón (Bazdar, 46).
Árbitro: Díaz Escudero (Comité Murciano). Amonestó a Keidi Bare (66).
Goles: 0-1, min. 44: Azón.
Incidencias: Tarde calurosa en el Pinatar Arena, con 32 grados al inicio del partido (las 19.00) y leve brisa del mar. El césped presentó un aceptable estado, con huellas de partidos anteriores de diversas zonas. En las gradas hubo alrededor de 800 espectadores, con varias decenas de zaragocistas veraneantes en la zona entre ellos. El Real Zaragoza vistió de rojo.
Así lo hemos contado
