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Belsué, el último futbolista aragonés en una Eurocopa: "El Zaragoza de los 90 debió tener más internacionales"

El lateral derecho, que jugó con el '3' de España en la cita de Inglaterra-96, fue el representante del mejor Real Zaragoza de la historia moderna, el campeón de España y Europa en 1994 y 1995.

Alberto Belsué Arias, el último aragonés en una Eurocopa, hace 28 años en Inglaterra 1996. A la izda. en las oficinas del club, del que es delegado. A la dcha. en pugna con Stoichkov en el partido ante Bulgaria.
Alberto Belsué Arias, el último aragonés en una Eurocopa, hace 28 años en Inglaterra 1996. A la izda. en las oficinas del club, del que es delegado. A la dcha. en pugna con Stoichkov en el partido ante Bulgaria.
Toni Galán/HA Documentación

Alberto Belsué es el último futbolista aragonés que participó con España en una fase final de una Eurocopa, la de Inglaterra-96. Es, por ello, una referencia temporal que tiene ya 28 años y que alguien deberá romper en el futuro.

Sí, a ver cuánto dura. Yo había debutado con la selección en noviembre de 1994, en un partido de clasificación para esta Eurocopa que ganamos 3-0 en Sevilla contra Dinamarca. Cuando llegó la lista definitiva para Inglaterra, acumulaba dos años en las citaciones del seleccionador, Javier Clemente. Fue el premio al rendimiento de un gran Real Zaragoza, en el que yo era el lateral derecho. 

Un Real Zaragoza campeón de España en 1994 y de Europa en 1995, con la mítica Recopa. Entonces, pareció quedarse corta la presencia de zaragocistas en el combinado nacional.

En el Mundial de Estados Unidos-1994 no hubo nadie entre los convocados y ya habíamos sido finalistas de Copa dos años seguidos, con un campeonato, y terceros en la liga. Ahí ya pudo haber habido algún miembro de aquel gran Real Zaragoza entre los elegidos, pues estábamos en pleno apogeo de nuestro gran fútbol individual y colectivo. En la Eurocopa del 96, empezamos yendo dos a los partidos de la fase clasificatoria: Paquete Higuera y yo. Era lo mínimo en un equipo, el Real Zaragoza, que jugaba de miedo con Víctor Fernández como entrenador de moda en el fútbol español. 

A esa Euro se fue, entre otras cosas, por un triunfo sufrido en la clasificación por 1-2 en Chipre con... dos goles de Higuera. Pero luego se quedó fuera de los 22 de la fase final. 

Así es. Entonces, estar o no en una gran competición dependía de la competencia que cada uno tuviera en su puesto con los jugadores de los equipos grandes. Y en la delantera solían prevalecer los del Madrid, el Barcelona, el Atlético, el Athletic de Bilbao... y, más allá, era complicadísimo. Yo fui un privilegiado por estar en aquel grupo. Y hubo otros compañeros, como Aguado o Aragón, que parece mentira que se quedaran sin ser internacionales en aquellos años, pues eran de lo mejor en sus puestos de central y organizador, respectivamente. Lo merecieron, sin lugar a dudas. Pardeza ya lo había sido antes, en el Mundial de Italia-90. Hubo un España-Uruguay (0-0) amistoso en La Coruña donde marqué a Gustavo Poyet... Aquel Real Zaragoza fue enorme.

Fue titular en el debut contra Bulgaria (1-1).

Empecé en el once inicial de Javier Clemente, el seleccionador. Y marcando a Stoichkov, un hueso duro, con el exzaragocista Sirakov en el banquillo. Pero por unas molestias físicas y por que en estos torneos se suelen mover piezas según llegan los partidos, me quedé fuera en los otros dos partidos del grupo, contra Francia (1-1) y en la victoria decisiva ante Rumanía (2-1), con el gol de Amor que nos metió en cuartos de final. Llegué recuperado al cruce con Inglaterra y Clemente me devolvió a la titularidad en ese día importante. 

¿Con quién peleaba el puesto entonces en la selección?

Habitualmente fue con 'Chapi' Ferrer, lateral derecho del Barcelona. Pero en esa Eurocopa de Inglaterra estuvo ausente por lesión y Clemente me alternó con Juanma López, del Atlético de Madrid, que también era central. En la lista estuvo también Otero, del Celta y después del Atlético, que había jugado ya en el Mundial anterior, el de Estados Unidos.

El 0-0 con Inglaterra en Wembley y la derrota por penaltis forma parte del saco de desgracias de España en aquellos años donde no había manera de pasar de cuartos en ninguna competición. 

Fue tremendo. En los 90 minutos de partido les debimos ganar bien, con holgura. Jugamos mucho mejor que ellos, tuvimos ocasiones, pero no acertamos. En la prórroga tuvimos la opción de marcar el gol de oro, que se instauró en ese campeonato y no tuvo continuidad, pero entre nuestros errores y algunos muy serios del árbitro, que echó un cable a los ingleses cuando los teníamos noqueados, se nos fue el triunfo y llegamos a la lotería de los penaltis.

Alguien dijo que la clave fue no evitar a Inglaterra. Se debió ganar el grupo y entonces el rival hubiera sido Holanda, pero se pasó como segundos, por detrás de Francia.

Nunca lo sabremos. Sí quiero remarcar que entonces la Eurocopa era con solo 16 selecciones, cada partido era como una final, no había 'marías' en los grupos, como ahora sucede también incluso en los mundiales. El fútbol era muchísimo más exigente, con un nivel medio muy superior al actual. Si te equivocabas un día, te ibas a casa seguramente. 

Aquel equipo español tenía pintas de campeón, de finalista, como ya venía de suceder en Estados Unidos.

Y no es exagerado afirmarlo. Creo que si hubiéramos pasado en este cuarto ante Inglaterra hubiésemos tenido muchas opciones de hacer algo grandioso. Hierro, Abelardo, Caminero, Nadal, Amor, Luis Enrique, Donato, Julen Guerrero, Kiko, Julio Salinas, Sergi, Pizzi, Amavisca, Alkorta... había gente muy competitiva y con calidad, en su fase de más rendimiento individual. Fue una pena. 

Llevaba el dorsal '3', propio del lateral zurdo cuando usted era diestro, el '2' del Real Zaragoza. ¿Por qué?

Fue por superstición. Cuando debuté con la selección contra Dinamarca lo hice con el '3' y, por eso, cuando hubo que elegir dorsal para le Eurocopa me decanté por este. Normalmente, por veteranía, el '2' lo llevaba siempre Ferrer. Al no venir a Inglaterra por su lesión, pude haberlo cogido yo, pero seguí con el '3' y fue López el que se quedó con el '2'. Era extraño que un número como el '3' no lo portara el titular del lateral izquierdo, pero es que Sergi Barjuán, que era el titular indiscutible, siempre prefirió jugar con el '12'. 

En esa tanda de penaltis decisiva el zaragocismo alucinó cuando vio que Belsué era uno de los cinco lanzadores. Nunca había tirado una pena máxima... y lo marcó magistralmente. 

Estábamos todos reventados físicamente tras la prórroga. Y hubo especialistas, atacantes más acostumbrados a tirar penaltis, que manifestaron a Clemente que no estaban en condiciones de tirar en la tanda: Caminero, Alfonso, Kiko... A mí me lo pidió el míster y, para mí, Clemente era mi referente para todo. No pude decirle que no. Acepté sin pensar en dónde me metía. Entre unas cosas y otras, pasaron casi 20 minutos hasta que me llegó el momento de disparar mi penalti. Fue el rato más largo de mi vida. 

Cayó España por 4-2, terrible destino tras el gran partido jugado.

Hierro lanzó el primero al larguero. Ellos fueron metiendo uno a uno. Amor marcó el segundo. Yo tiré el tercero. Al final, falló Nadal y nos fuimos a casa. No hizo falta que lanzara el quinto Sergi. Si nos fijamos, los lanzadores éramos todos los defensas...

Algo en lo que pocos han reparado nunca... le marcó el penalti a Seaman, al que Nayim había marcado el gol del siglo meses antes en París. ¿Le dijo algo antes del golpeo al respecto?

Fue algo brutal. Yo no veía más que portero, era enorme. No le dije nada, no estaba yo para triquiñuelas en aquel momento. Solo recuerdo que decidí echarla suave, a un lado, rasa. Tratar de engañarlo y asegurar el tiro entre los tres palos. Me salió perfecto, gracias a Dios. Pero, insisto, yo no había tirado un penalti en partido oficial nunca. 

Tras esta Eurocopa, usted siguió en las convocatorias en los primeros partidos de la fase de clasificación para el Mundial de Francia-98, pero ya no habría otra gran cita en su carrera. 

Sí, jugué tres partidos más, en las Islas Feroe (2-6), ante Eslovaquia (4-1) y en la victoria por 0-3 en Malta del grupo previo al Mundial. Ese partido sería mi última presencia en la selección, donde jugué 17 partidos. El Real Zaragoza bajó el nivel de solvencia, pasó a otra época diferente y los jugadores también cambiamos nuestros estados de forma y rendimientos. El fútbol tiene sus fases y hay que saber o tener suerte de aprovecharlas. Insisto en que, con el paso del tiempo, me ha quedado la sensación de que aquel Zaragoza mereció tener más internacionales. Fuimos un equipo popular en España.

Acabemos con el dato precioso de los 17 entorchados internacionales del delegado del Real Zaragoza desde hace una década. Presuma de él. 

Pues que en los 17 partidos que jugué con la selección absoluta de España en algo más de dos años, no perdimos ni una sola vez. Porque, como se ve, de Inglaterra nos marchamos eliminados sin que nadie nos ganara. 

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