fútbol

El zaragocismo como sacramento

El templo del Real Zaragoza, el estadio de La Romareda, incluso ha sido elegido por seguidores del equipo del león para hacer las fotos de boda o de comunión. Muchos se están despidiendo de la vieja Romareda en visitas organizadas

Luis Costa y Manolo Nieves, dos símbolos del zaragocismo verdadero, se fueron a despedir de La Romareda el pasado lunes.
Luis Costa y Manolo Nieves, dos símbolos del zaragocismo verdadero, se fueron a despedir de La Romareda el pasado lunes.
Guillermo Mestre

Siempre cuesta despedirse de alguien, de algo, cuando tanto se ha querido. También del templo del zaragocismo, del espacio que sintetiza el sentir futbolístico (y algo más...) mayoritario de los aragoneses. La próxima demolición del Fondo Sur para iniciar la construcción de la Nueva Romareda, esto es, el adiós a La Romareda, ha originado una procesión de fieles al sacramento del zaragocismo. Les pueden ver desfilar en las visitas organizadas al estadio. No son fariseos ni mercaderes, que, como exclamó el Nazareno, sobran en el templo. Son zaragocistas hasta la médula.

La peregrinación de despedida de la actual Romareda arrancó el pasado lunes y se desarrollará hasta el viernes 28 de junio. Desde las diez de la mañana (10.00) hasta mediodía (12.00), y desde las cinco de la tarde (17.00) hasta las siete (19.00), se puede visitar el Gol Norte, entrando por la puerta 16 y saliendo por la 18. ‘¡Gracias por tanto, Romareda!’, reza en la entrada. Allí, los zaragocistas, familias, ancianos, chavales, igual hombres que mujeres, expresan el latido de su corazón. Qué mejor imagen que la que sostiene gráficamente esta página. Sin pregoneros, desde el anonimato, desde la más profunda y sincera discreción, solo captados por el olfato periodístico del fotógrafo, Luis Costa y Manolo Nieves. Costa, entrenador con dos Copas del Rey. Nieves, 14 temporadas cuidando la portería y después toda la vida como técnico. Y allí les tienen, despidiéndose de la vieja Romareda. Cada gesto es un retrato. El que tienen ahí mismo es precioso. Zaragocismo auténtico.

Conviene escuchar a la gente. Llegan abiertos a compartir. Cada uno, con una historia, con sus vivencias. Sobre todo, a los enfermos que sienten como última la visión del Gol Sur desde la privilegiada perspectiva del Gol Norte. Unos pasean, otros se abrazan. Muchos se hacen fotos. Alguno hasta se atreve a dibujar para inmortalizar su particular visión de tan emocionante momento. Hubo tantos momentos que dibujar desde el Gol de la Feria de Muestras (ahora del Auditorio) hasta el Gol del Convento de Jerusalén...

Estos momentos únicos también se trasladan a vivencias únicas de la vida. Por ejemplo, para realizar fotos de bodas para novios muy zaragocistas. No es una unidad de negocio propiamente dicha del club, pero el Zaragoza también ofrece este servicio a quien, siguiendo el protocolo adecuado, quiera retratar ese día tan especial en un escenario tan especial y acorde con sus sentimientos. Incluso se han llegado a hacer al menos dos peticiones de mano en la misma Romareda: una, de él a ella, y otra, de ella a él. Cuentan que el novio llegó con los ojos cerrados hasta el centro del campo, y ahí acaeció la solicitud matrimonial.

El del matrimonio no es el único sacramento que podemos unir a La Romareda. Sobre todo en los meses de abril y mayo, niños y niñas zaragocistas hacen sus fotos de comunión en el estadio, incluso acompañados de un número concreto de invitados.

Nada tienen que ver estos recuerdos de días subrayados en el itinerario de la vida con el vandalismo que supone arrancar asientos. Ocurrió, por ejemplo, el pasado domingo. Eso no es nostalgia, eso es vandalismo. Los asientos forman parte del estadio, y el estadio es municipal. Además, la mayor parte de los asientos están anclados a losas. Sí, se llevaron asientos rotos... Y el 6 de julio canta Bunbury. Después, se verá qué se hace con los pocos asientos aptos para ser conservados.

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