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Los abrazos eternos de Nino Arrúa al fondo sur de La Romareda

La icónica celebración del paraguayo cada vez que hacía un gol con el Real Zaragoza, sumergiéndose en la grada infantil, es una de las imágenes más recordadas.

El mítico Nino Arrúa festeja en el fondo sur de La Romareda uno de sus goles.
El mítico Nino Arrúa festeja en el fondo sur de La Romareda uno de sus goles.
Real Zaragoza

El definitivo adiós al fondo sur de La Romareda ha invitado en los últimos días a una profunda reflexión entre los aficionados del Real Zaragoza. Casi 70 años de vida dan para todo: goles, paradas, alegrías, decepciones... y también festejos. Una de las imágenes más evocadas entre el zaragocismo más veterano es la icónica celebración que realizaba Nino Arrúa, para muchos uno de los mejores futbolistas que ha vestido la camiseta del conjunto aragonés, cada vez que metía un gol.

La secuencia era siempre idéntica. Cuando el paraguayo anotaba un tanto en el fondo sur, una enorme multitud de chavales se frotaban las manos sabedores de que uno de los momentos más esperados de la tarde estaba a punto de llegar. Arrúa, con los brazos abiertos, se abalanzaba con fuerza y se sumergía entre una grada repleta de jóvenes aficionados. Ahí, en la esquina donde mañana calentarán los futbolistas del Real Zaragoza y el Albacete durante la disputa del encuentro, se situaba antiguamente la grada infantil, destinada a chicos de hasta 14 años.

"Muchos íbamos una hora antes del comienzo del partido para coger buen sitio. Si conseguías estar en la primera fila, sabías que tenías muchas opciones de abrazar a Arrúa si ese día conseguía hacer gol", rememora Joaquín López, un veterano seguidor del Real Zaragoza, habitual en ese fondo del estadio. Como él, uno de los que trataba de llegar pronto a La Romareda era el actual entrenador del Real Zaragoza, Víctor Fernández, que también cayó rendido al fútbol de los Zaraguayos en el fondo sur.

Todos esos niños presenciaban los encuentros en solitario, rodeados únicamente por jóvenes que perseguían su mismo objetivo. "Entraba con mi padre al campo, pero él se iba a su localidad. Al final, nos volvíamos a encontrar y compartíamos impresiones", recuerda.

Inazio y Manuel Artigas, en el fondo sur de La Romareda.
Inazio y Manuel Artigas, en el fondo sur de La Romareda.
Heraldo

Padre e hijo en el fondo sur

Manuel e Inazio Artigas, padre e hijo, son dos de los seguidores que mañana se despedirán para siempre del fondo sur. Esa es la localización donde ambos siguen al equipo de sus amores desde la temporada 2001-02. "Me encanta ir al fútbol con mi hijo, es una sensación muy bonita que llegue el día del partido y poder ir con él a La Romareda. Su abuelo fue abonado durante más de 40 años", recuerda este acérrimo seguidor, al que su padre le metió "el gusanillo del Real Zaragoza" con 6 años. "Siempre que he podido, he sido socio. Cuando nació mi hijo, tenía claro que haría lo mismo. Lo he visto crecer aquí, desde que tenía 3 añicos y venía con su pequeabono", explica.

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