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El día que Cedrún secó a Ancelotti en el gol sur de La Romareda: "Fue una noche mágica"

La eliminatoria europea de 1986 ante la Roma, con aquella inolvidable tanda de penaltis, constituye una de las “noches de gloria” para el zaragocismo, que este domingo se despedirá para siempre de la vieja Romareda.

Andoni Cedrún detiene a Carlo Ancelotti el lanzamiento decisivo en la tanda de penaltis de la Recopa en 1986.
Andoni Cedrún detiene a Carlo Ancelotti el lanzamiento decisivo en la tanda de penaltis de la Recopa en 1986.
Juan González Misis/Archivo Heraldo de Aragón

“En la dilatada historia del Real Zaragoza, existen muchos partidos emblemáticos: goleadas al Real Madrid y al Barcelona, Los Magníficos, el Chelsea en Europa, la promoción de Murcia… Pero para muchos aficionados, el encuentro contra la Roma constituye una noche mágica”. Andoni Cedrún, leyenda viva del conjunto aragonés, es quien está detrás de esta afirmación. Él, como el resto del zaragocismo, tampoco esconde la enorme melancolía que siente al evocar aquella inolvidable tanda de penaltis donde emergió como inesperado protagonista.

Esos lanzamientos forman parte de la mística de un gol sur que, una vez terminada la temporada, será el punto de partida para iniciar las obras de La Romareda. Ahí, en ese fondo, claudicó hace casi 38 años Carlo Ancelotti, actual entrenador del Real Madrid. Su último lanzamiento, repelido por el acierto y la intuición de Andoni Cedrún, significaron la clasificación del Real Zaragoza para la segunda ronda de la Recopa.

La eliminatoria viajó en desventaja desde el Olímpico de Roma, donde el conjunto entrenado por Luis Costa cayó 2-0. Una de las muchas tardes de gloria que Juan Señor regaló al zaragocismo permitió igualar la serie con un gol en cada parte. Porque sí, ese día Señor marcó ¡cuatro! penaltis. Uno en el minuto 43, otro en el 48 que anotó, pero el colegiado, el británico George Courtney, le obligó repetir. Y el decisivo en la tanda final.

Abrazos a Andoni Cedrún tras la tanda de penaltis contra la Roma. En la imagen, Cedrún es abrazado por Roberto Elvira.
Abrazos a Andoni Cedrún tras la tanda de penaltis contra la Roma. En la imagen, Cedrún es abrazado por Roberto Elvira.
Juan González Misis/Archivo Heraldo de Aragón

Lo único que no hizo bien aquella noche Juan Señor fue elegir la cara de la moneda en el sorteo que dirimió dónde se ejecutaban los penaltis decisivos. Al menos, así lo sospecha su compañero Andoni Cedrún. “Tengo el presentimiento de que ganaron ellos y eligieron tirarlos en el fondo sur. En aquella época, los grupos de aficionados del Real Zaragoza con las banderas y la animación estaban enfrente. Escogerían ese fondo para estar más cerca de su gente”, considera.

Intuición y estadística

La serie no arrancó muy favorable. Todo lo contrario. García Cortés erró el lanzamiento inicial y, por si fuera poco, la Roma anotó de forma consecutiva sus tres primeros. “Yo en los penaltis tenía un lema, que apliqué también en la final de la Copa del Rey de 1994. En aquella época, te digo la verdad, no tenías la información que hay ahora sobre cómo tiran los rivales, así que me guiaba por pura estadística”, revela Cedrún.

De esta forma, el portero optó por lanzarse el primero a la derecha y los dos posteriores a su izquierda. Agua. Desideri, Gianini y Paroni transformaron sus disparos. Eso sí, los dos últimos estuvieron a punto de ser interceptados por el guardameta del Real Zaragoza. “Casi los paro, ¿eh?”, recuerda el gigante vasco, de casi dos metros de estatura.

El cuarto y el quinto decidí irme a la derecha. Fue por estadística, por pura intuición”, afirma. Así llegaron las inolvidables atajadas a Boniek, primero, y a Ancelotti, después, que desataron la euforia en una Romareda con más de tres cuartos de entrada, según la crónica publicada en este periódico por el periodista Alejandro Lucea. El partido, como curiosidad, dejó una recaudación que ascendió a 28 millones de pesetas.

¿La celebración? Bueno, bueno, bueno… fue tremendo. Me machacaron todos encima de mí en el suelo. Fue una enorme sensación de alegría, éxtasis… Le acabábamos de ganar a la Roma, que era un equipo en apogeo y con jugadores fantásticos”, evoca Cedrún, icono de un Real Zaragoza grande e inolvidable, cuyos vestigios todavía colean casi 40 años después.

“En una rueda de prensa cuando ya era entrenador del Real Madrid, le preguntaron por la liga y los equipos que había en España. A Ancelotti, ese día, creo que el subconsciente le jugó una mala pasada, todavía se acordaba del Zaragoza como un equipo de Primera”, finaliza.

El abrazo con Magallón

Una de las primeras personas que abrazó esa noche del 1 de octubre de 1986 a Andoni Cedrún fue el añorado Andrés Magallón. El masajista de aquel Real Zaragoza, que permaneció en el club desde los años 50 hasta finales de la década de los 80, mantenía una estrecha relación con el portero del conjunto aragonés.

Ambos formaban pareja de cartas jugando al tute y, esa misma mañana, perdieron la tradicional partida. "Me ha dicho que por la noche iba a parar los penaltis. Cuando ha sido así, he corrido rápidamente a abrazarlo", dijo Cedrún nada más finalizar el choque.

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