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El decálogo de Víctor Fernández ante su posible futuro al frente del equipo

El entrenador del Real Zaragoza ofreció ‘motu proprio’ las líneas básicas de su criterio y sus expectativas de cara a continuar el año que viene en el banquillo.

Víctor Fernández, en la recta final del partido del pasado domingo en Santander, justo antes de rubricar la salvación.
Víctor Fernández, en la recta final del partido del pasado domingo en Santander, justo antes de rubricar la salvación.
Carlos Gil-Roig

Víctor Fernández tiene su "mapa mental" dibujado en su ideal de futuro para el Real Zaragoza. Así lo subrayó minutos después de concluir el partido del domingo en Santander en el que, con la victoria por 0-2 ante el Racing, se rubricó la salvación matemática y la elusión definitiva del descenso a Primera RFEF. 

El entrenador aragonés deberá definir ahora, cuanto antes mejor, si sigue como entrenador el año que viene o pasa a un rol secundario, como "asesor institucional" de la SAD (no de la dirección deportiva, nada que ver con el papel de un 'manager' general).

"Contrato, tengo", destacó en El Sardinero Víctor, en una frase que puso en evidencia que su intención es seguir como entrenador del nuevo equipo que se arme durante el verano. Y durante el cuarto de hora de su rueda de prensa, también habló en plural, aposta, cuando emitió varias hipótesis de trabajo a futuro en las que quiso incluirse, "para que nadie especule con si quiero seguir o no", apostilló.

Pero Víctor no continuará en cualquier escenario. Él se guardó una salida posible en este momento del final de temporada 23-24, en previsión de que su estado de ilusión no fuera el adecuado (cosa que no se da) o de que el proyecto de la SAD no se ajustara a sus criterios vitales: y esto segundo es lo que queda por dilucidar en las próximas fechas. 

Fernández, en Santander, ya dejó dicho un decálogo para que los receptores de la SAD, con los que va a tener que dialogar inmediatamente, tengan ya una aproximación bastante fiel de por dónde van a ir sus solicitudes, sus conceptos futbolísticos, sus mínimos. Estos son los 10 puntos básicos que ha puesto en la atmósfera zaragocista Víctor Fernández. Cuestiones mayores, todos ellos. 

1. "La salvación de la categoría no es el objetivo de un club y una ciudad como Zaragoza".

Víctor afea el conformismo y la quietud que impera en el 'neozaragocismo' de la época moderna. Tanto fuera del cuadro de mandos como, también, dentro. Eludir la palabra 'ascenso' es moneda común desde hace una década dentro de la entidad. Algo inconcebible para los zaragocistas con solera, reserva y gran reserva.  

2. "Llevamos 4 años salvándonos en la jornada 40, este año en la 41. Estamos teniendo demasiados avisos. Hay que recapacitar y reflexionar sobre lo que está ocurriendo". 

El Real Zaragoza se ha empequeñecido progresivamente dentro de la Segunda División. Ha perdido sus credenciales de equipo grande e histórico. Los hay, fuera y dentro de los despachos, que quieren que se asuma "que el Zaragoza es un equipo más de esta categoría", a modo de burladero para justificar el no pelear por ascender. 

3. "O nos reinventamos, o tenemos otro tipo de discurso, o esto es un sufrimiento insoportable".

Víctor es el último asidero del zaragocismo histórico. Sexagenario, de largo poso en la barrica blanquilla, reivindica un giro total de timón. O llega una catarsis hacia el ascenso o cada vez estará más cerca el descenso. Nadie está infinitamente en Segunda. De ahí se sale: o hacia arriba o hacia abajo. 

4. "Hay que aprender de los que hacen las cosas bien: desde el autoanálisis, desde la humildad, no nos debe dar vengüenza decir dónde nos hemos equivocado".

Fernández solicita autocrítica. Mucha autocrítica. Tiene la percepción, como tantos otros miles de zaragocistas, de que desde la plana mayor siempre hay excusas y subterfugios para explicar los fracasos continuados. Y eso no es método cuando se trata de volver a Primera. 

5. "Ojalá este momento sea el del renacer del Real Zaragoza. Ojalá esto sea una oportunidad que nos ha dado el fútbol para volver a nacer".

Víctor aludió a la promoción de permanencia ganada al Real Murcia en 1991 con él en el banquillo por primera vez. Aquel equipo que casi se hundió en Segunda fue enseguida campeón de España y de Europa. Se tocó fondo y se impulsó hacia la gloria. Ahora quiere repetir escena. 

6. "El que juega con fuego, al final... a quemarse. Yo no conocía el infierno como lo he conocido en estas últimas jornadas". 

El entrenador zaragozano ha visto de cerca la catástrofe del descenso. Él calculó siempre que ante el Racing de Ferrol iba a cuadrar las matemáticas y, al fallar ese día, el susto fue de hondura. Es su segundo episodio en el Zaragoza de Segunda donde ha tenido que venir a salvar al equipo de la destrucción. Teme que no haya una tercera oportunidad. 

7. "No podemos estar dando saltos de alegría porque hayamos conseguido este objetivo de la permanencia. Vamos a celebrarlo con una reflexión honesta".

Odia Víctor Fernández que haya gestos de felicidad y posiciones de satisfacción en determinados lugares del zaragocismo por el hecho de haber eludido un descenso a Primera RFEF. Algo está mal situado. O alguien. 

8. "Hay que hacer un análisis honrado de lo que nos ha sucedido en los últimos años de desencanto, de sufrimiento, de decepciones". 

Víctor va más allá, hacia atrás, que los dos años de la nueva propiedad. El mal está instaurado desde hace más tiempo en estos 11 años seguidos en Segunda. Hay que rectificar de cuajo todos los planes deportivos. 

9. "Posiblemente, el futuro dejará en el camino decisiones dolorosas. Seguramente. Hay que replantearse las cosas desde un análisis severo y profundo". 

Fernández solicita una renovación integral de la plantilla. Una revolución, una reconstrucción masiva (ya la solicitó hace cinco años cuando pasó por el mismo cruce de caminos). Para estar arriba en la tabla es necesario otro tipo de equipo, de jugadores, de perfiles. Si no se ve así y se trabaja en ello, la solución será imposible. 

10. "Posiblemente tengamos que apostar por otro tipo de bandera. Un nuevo mensaje, distinto al que hemos hecho en los últimos años".

Víctor dejó este epígrafe para corolario. Rotundo. Directo. La bandera del conformismo, de la mediocridad, del quietismo, debe quedar abolida. Alguien ha de cambiar el talante de un club adormecido, entregado a la rutina, a la pasividad de quien no aspira a nada más que a sobrevivir. Es una frase que debería ser de cabecera para todos, especialmente para los jóvenes que no echan en falta la Primera División ni Europa porque, simplemente, no la conocieron nunca. Triste deducción, pero real.  

Conclusión: "Veremos qué es lo que acontece y cuáles son los objetivos de este Zaragoza. Y a qué podemos aspirar realmente con esas posibilidades"

Una vez expuesta su batería de ideas, su tormenta de planes, su aluvión de tesis respecto de lo que debe ser el futuro inmediato del Real Zaragoza, Víctor dejó en el aire su posicionamiento respecto de lo que conozca en los próximos días de boca de alguien de la actual SAD. Todo está flotante, etéreo, sin formas ni gestos. Este decálogo es, sin duda, materia para la historia del zaragocismo de esta tercera década del siglo XXI. Guárdese. 

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