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Cibeles, epicentro de la fiesta de todo un país

La selección campeona de Europa cerró su celebración con un baño de masas en la tradicional fuente madrileña después de visitar los palacios de la Zarzuela y la Moncloa y desfilar por la capital en un autobús descapotable.

MADRID, 15/07/2024.- El jugador de la selección española, Álvaro Morata, manteado por sus compañeros durante la celebración este lunes en Cibeles del título de campeones de la Eurocopa conseguido tras vencer ayer en la final a Inglaterra disputada en el estadio Olímpico de Berlín. EFE / JP Gandul.
El jugador de la selección española, Álvaro Morata, manteado por sus compañeros 
J P GANDUL

Ni la fatiga ni las intensas emociones vividas en Berlín pudieron con ellos. Doce años después de la última, la selección masculina de fútbol celebró por todo lo alto la cuarta Eurocopa de su historia. Lo hizo acompañada por una afición volcada con su equipo nacional, deseosa de salir a las calles para aclamar a unos jugadores que ya forman parte de la historia del fútbol español. 

Decenas de miles de personas siguieron el recorrido del autobús descapotable que llevó a los internacionales hasta la Plaza de la Cibeles en un largo trayecto que comenzó con las visitas institucionales a los palacios de la Zarzuela y de la Moncloa, donde fueron recibidos por la Familia Real al completo y el presidente del Gobierno. 

Después se desató la fiesta, coronada en el escenario situado frente al Palacio de Comunicaciones, sede del Ayuntamiento de Madrid, donde los futbolistas se sintieron en su salsa. Allí se cantó, se gritó y hasta se habló del futuro, del Mundial 2026 que ya asoma en el horizonte y de la ilusión renovada de coser una segunda estrella a la camiseta. Ya nada parece imposible para esta selección.

Fue un día largo de verdad, al igual que lo fue la noche anterior. Y tanta actividad se reflejaba en los rostros de los jugadores, mezcla de cansancio y excitación por el momento que les tocaba vivir. La expedición aterrizó en España pasadas las tres de la tarde, una hora después de lo previsto pues hubo retraso en la salida de Alemania porque las medidas de seguridad fueron estrictas. El avión, un Airbus A321 de Iberia bautizado como 'Delta del Llobregat', llevaba 93 personas a bordo. Junto a los jugadores y el cuerpo técnico viajaron personal de la Federación Española de Fútbol, familiares y exjugadores. Allí también hubo risas, cánticos y discursos improvisados a través de la megafonía del avión.

Álvaro Morata y Luis de la Fuente fueron los encargados de salir los primeros con la copa una vez se abrió la portezuela. Y junto a ellos, un Pedro Rocha eufórico, uniformado también con el chándal de la selección y al que le costaba soltar la mano del trofeo. De hecho, fue él quien lo bajó por la escalerilla en solitario antes de posar junto al seleccionador y los 27 jugadores presentes, los 26 campeones y Gavi, invitado de excepción a participar de la fiesta. Todo ello, en medio de una inesperada ventolera que en ese momento azotaba la capital.

No había demasiado tiempo, pero el equipo pudo recuperar fuerzas en un hotel de cinco estrellas en la Plaza de España. Hubo una comida privada y los internacionales pudieron descansar un rato antes de encaminarse hacia la primera parada, el Palacio de la Zarzuela. Fueron recibidos por los Reyes y sus hijas. Tanto la princesa Leonor como la Infanta Sofía vestían la camiseta de España con el '10' de Dani Olmo a la espalda. 

También Doña Letizia escogió un traje de color rojo para la ocasión. "Gracias por vuestro esfuerzo, por jugar como jugáis, por esa vitalidad y espíritu de equipo", dijo Felipe VI a los grandes protagonistas del día tras recibir de regalo una camiseta con el dorsal '4' y la leyenda 'Reyes de Europa'. "Vuestro legado es inmenso. Gracias por lo que habéis regalado a toda España, que nos venía bien una alegría como esta", admitió el monarca, que siguió departiendo de forma informal con toda la plantilla en los jardines de la Zarzuela.

Para entonces el programa inicial ya llevaba cierto retraso, y los aficionados que abarrotaban la Cibeles desde horas antes intuían que los esperaba una larga espera. Así acabó siendo. Mientras, el autobús de la selección tomó rumbo a su siguiente destino. Pedro Sánchez, presente en el Olímpico de Berlín, fue el encargado de recibir a los campeones junto a Pilar Alegría, ministra de Educación y Deportes, y José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del Consejo Superior de Deportes, que ya habían acompañado a los jugadores en la recepción real. 

"Gracias por haber dado la mejor versión de España. Lo que se ha logrado en términos históricos es extraordinario, formidable. Hay veces en las que no gana el mejor, pero esta vez la selección ha jugado de cine", comenzó el presidente del Gobierno, que recibió a los internacionales junto a la escalinata de la Moncloa y también frente a un numeroso grupo de niños, espectadores privilegiados de ese momento. "El problema, seleccionador, es que queremos más", dijo dirigiéndose directamente a De la Fuente y haciendo referencia al Mundial 2030, que España organizará junto a Portugal y Marruecos. Fue un acto significativamente más breve que el vivido en Zarzuela.

Camino de la fiesta

Cumplimentadas las visitas institucionales, la selección cambió, ya sí, de autobús y comenzó la rúa por las calles de la capital a través de un flamante vehículo descapotable decorado en rojo, con la palabra 'Campeones de Europa' serigrafiada en negrita y un lema en inglés: 'It's only the beginning' ('Es solo el comienzo'). Tal vez por inercia, fueron los jugadores del Real Madrid, Carvajal, Joselu y Nacho, quienes ocuparon la delantera del vehículo junto con el trofeo. Para entonces ya se había hecho viral el supuesto desdén con el que el primero saludó a Sánchez durante la recepción en el palacio presidencial.

Saliendo de Moncloa, los campeones se dieron su primer baño de masas en la calle Princesa, abarrotada de seguidores con banderas y camisetas. "¡Sí, sí, sí, la Copa ya está aquí!", "¡España, España!" y "¡Yo soy español, español, español.!" fueron los cánticos más repetidos por los aficionados agolpados en las aceras y apostados en los balcones.

Luego, desde Alberto Aguilera se bajó por los bulevares hasta otro punto emblemático, la plaza de Colón, escenario de otras celebraciones históricas. Para muchos resultó un regreso al pasado, a ese quinquenio mágico entre 2008 y 2012 en el que la selección entró en el olimpo de los mejores equipos de la historia. Allí estuvo también Jesús Navas, histórico protagonista y puente entre ambas generaciones. Muchos recordaron otros momentos míticos de aquellas celebraciones: Fernando Torres y sus bufandas del Atleti, el '¡viva España!' de Xavi Hernández, el chicle que Gerard Piqué le escupió a Pedro Cortés encima del autobús o los chistes con los que amenizaba Pepe Reina.

El autobús continuaba lento pero sin descanso. Dentro, los jugadores grababan con sus teléfonos móviles y se protegían del calor con cervezas y vasos de 'mini'. Previo paso por Serrano, el equipo llegó pasadas las nueve de la noche a la Puerta de Alcalá, repleta también de gente a la que le resultaba imposible acercarse más hasta Cibeles. Se acercaba el gran momento. En la plaza donde el Real Madrid celebra sus triunfos era imposible que cupiera un alma más. En el escenario amenizaban Isabel Aaiún, Aitana y Almacor, pero la gente esperaba a otras estrellas distintas.

La euforia crecía encima del autobús, con Lamine Yamal y Nico Williams organizando los bailes a sus compañeros, con Cucurella con la melena recogida en un moño para mitigar el calor, con Morata interactuando más que nadie con los aficionados... Y entre todos ellos, un hombre feliz, Luis de la Fuente, que no se despegaba de sus hombres de confianza y saludaba con ganas a la gente. Cuando el autobús por fin enfiló la calle Montalbán y atisbó la fuente de la diosa se desató la apoteosis. La fiesta no había hecho más que comenzar.

La gran fiesta de los invencibles de España

Tras un breve 'descanso' en el interior de la Palacio de Comunicaciones, sede de la institución, donde también fueron felicitados por SAR la Infanta Doña Elena y su hija Victoria Federica, los jugadores por fin fueron haciendo acto de aparición encabezados por el capitán Álvaro Morata, encargado de hacer de 'maestro de ceremonias' como en su día hicieron Pepe Reina o Jordi Alba y que fue presentando uno a uno al resto de compañeros, todos ellos acompañados de un tema musical con el que se identifican.

"Somos campeones de Europa, somos campeones de Europa, cuatro veces, y lo somos porque todos habéis creído en nosotros y lo hemos notado, y por vosotros hemos dado la vida hasta el final", aseguró Morata, ovacionado y recibiendo mucho cariño por parte de la afición.

El delantero confesó que había sido "un auténtico orgullo ser el capitán de esta selección" y que "mirando desde el bus la cara uno a uno" se sentía "representado" por los aficionados y las aficionadas. "Puede ser que a veces la meta o no, pero me he dejado la vida por conseguir esto", remarcó.

"Sabía que mis compañeros eran muy buenos. Tenemos el mejor país del mundo y somos campeones de Europa. Ha sido mágico, gracias a todos los compañeros que nos han ayudado y no han podido estar en Alemania, también es su trabajo", sentenció el madrileño que no se olvidó de jugadores de la 'generación de oro' que les enseñaron "como se lucha y como se trabaja en equipo". 

Gritos de Balón de oro para Carvajal y Rodri

A partir de ese momento, se vivieron momentos como los gritos de Balón de Oro tanto para un Dani Carvajal que salió al escenario sin camiseta como para un Rodri Hernández, al que le corearon 'MVP' y el popular 'Rodri's on fire', o el 'Lamine, Yamal, cada día te quiero más' que popularizaron los Estopa en un concierto cuando salió el tímido joven extremo, el "Gibraltar español" que profirieron el propio Morata o Rodri, al que el capitán le recordó que jugaba en Inglaterra, o la canción que se dedica a Marc Cucurella y que se ha viralizado aún más en esta Eurocopa.

El último en salir fue el seleccionador Luis de la Fuente, que afirmó que era "un orgullo poder dirigir al grupo de jugadores y personas que son estos extraordinarios futbolistas". "Es un orgullo para nosotros y para España contar con alguien que representa una escuela de valores como los de superación, trabajo, compañeros, generosidad o talento. Son un ejemplo para este país, sigamos así de unidos, que es como somos más fuertes", remarcó.

El técnico riojano dejó uno de los momentos para el recuerdo cuando se atrevió junto a su amigo y excompañero en el Athletic Club Patxi Salinas a cantar 'Quijote' de Julio Iglesias, uno de sus cantantes preferidos.

También hubo el bonito gesto por parte de los internacionales de que estuviese en el escenario María Camaño, una niña que lucha contra la enfermedad del Sarcoma de Ewing, que tiene como ídolo a Morata y que vivió gran parte de la celebración e incluso levantó el trofeo de campeones.

Además, Miguel Merino, padre de Mikel, autor del gol que dio el triunfo ante Alemania en Stuttgart y que lo celebró del mismo modo que su progenitor, que había marcado en el mismo estadio con la camiseta de Osasuna en 1991. Ambos pudieron festejar simbólicamente el mismo tanto con dos banderines de córner.

'La potra salvaje', el tema 'fetiche' en el vestuario de la selección española durante la Eurocopa y cantado en directo por su autora, la cantante segoviana Isabel Aaiún, y el 'We are the Champions' pusieron el fin a la fiesta de los campeones al filo de la medianoche.

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