6 de noviembre de 2022: Lamine Yamal, todavía en edad cadete, se enfrenta al Real Zaragoza juvenil en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. 9 de julio de 2024: ese mismo jugador, con idéntica cara de niño pero más hecho físicamente, lleva a la selección española a una final de la Eurocopa. Entre tanto, una eclosión que ha impactado al mundo entero. En menos de dos años; en ese intervalo en el que se dice que los adolescentes dan el cambio...

Y es que lo de Yamal es un caso excepcional. Sin parangón. Y no solo porque se haya convertido en el goleador más joven de la historia del torneo continental, rompiendo barreras temporales. Lo realmente impactante está en su talento innato, en ese poder de inspiración que tenía en aquel otoño del 22 en el que el FC Barcelona se cruzó en el camino del DHJ de Javier Garcés.

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El técnico aragonés ya planteó aquel encuentro condicionado por las cualidades de ese ‘pequeño diablillo’. Sabía que -junto a Alarcón- era una de las grandes amenazas culés, y exigió a su equipo que realizara continuamente ayudas al marcador de Lamine, que aquel día fue Joel Andrés.

“El lateral le cerraba y uno de nuestros centrocampistas se desplazaba a la ayuda central para que no avanzase hacia adentro. Así nos generaba menos situaciones comprometidas, porque, a pesar de que él puede salir hacia ambos lados, cuando realmente es diferencial es cuando encara el pasillo interior”, recuerda Garcés, antes de analizar el estallido del delantero.

“Se le veía que era uno de esos chicos que van a acabar en el fútbol profesional, pero no esperaba que en tan poco tiempo llegase donde ha llegado… No es que esté jugando una Eurocopa, es que es uno de los más destacados y diferenciales”, añade el preparador aragonés, impactado por el cambio físico que Yamal ha dado en tan poco tiempo.

“Calidad, talento y atrevimiento ya se le intuía, pero ha mejorado mucho su arrancada, su potencia”, añade, remarcando que, en aquel choque que terminó en tablas (2-2 con tantos de Aragüés y Yohanner), el ‘crack’ barcelonista no llevó tanto peligro como el que lleva ahora.

“Dentro de lo que cabe, lo controlamos bien”, concluye Javier Garcés, coincidiendo con la opinión del defensor que aquella tarde sufrió a Yamal. El antes referido Joel Andrés. Un carrilero nacido en Zaragoza en 2004 que le sigue agradeciendo a Adrián Liso y Marco los apoyos que le ofrecieron en el marcaje.

Joel saltó al campo sabiendo que iba a bailar con la más fea, como se dice en el argot futbolístico, y completó un partido del que se siente “orgulloso”. Y no es para menos, considerando que logró frenar, en buena medida, a un rival que ya era temible a pesar de encontrarse en edad de formación.

“Nos habían avisado de que era muy habilidoso, que nos la podía liar en cualquier momento, y Garcés incidió en que defendiéramos en bloque, con repliegues rápidos y continuas ayudas. Yo le tapaba la banda; Liso y Marco, el centro. Lo que más me impresionó fue su velocidad en el regate”, completa un jugador que, tras acabar su etapa en el Real Zaragoza juvenil, fichó por el Brea, con la mala suerte de lesionarse la rodilla de gravedad.

Así, estas vacaciones, mientras completa su recuperación y encuentra nuevo destino, no ha dejado de disfrutar con España. Con un equipo con mayúsculas, que el próximo domingo (21.00) se enfrentará con Inglaterra en busca de su cuarta Eurocopa, lo que situaría a la Roja como la selección que más veces ha levantado este trofeo.

“Me impresiona que un jugador que yo marqué, que conseguí cubrir bastante bien, esté ahora donde está. El salto que ha dado es increíble. Se ha convertido en un futbolista imparable, que nos puede hacer campeones”, concluye Joel Andrés.