Deportes
Suscríbete

bádminton

¿Podría recibir Carolina Marín una medalla de bronce de consolación?

La onubense, que ganaba en semifinales por 21-14 y 10-6, ha tenido que retirarse por una lesión de rodilla. Los aficionados proponen que tenga un reconocimiento en los Juegos Olímpicos. 

La española dominaba a Bing Jiao He en el momento de la lesión.
La española dominaba a Bing Jiao He en el momento de la lesión.
DIVYAKANT SOLANKI

No hay consuelo para Carolina Marín. Estaba a punto de ganar el partido de semifinales (21-14 y 10-6) cuando un mal gesto a la hora de alcanzar un volante en la red la dejó clavada en el suelo. La rodilla derecha hizo un mal gesto y, aunque trató de continuar con una rodillera, la articulación no respondía. Fin a la final, fin al oro, la maldita rodilla la volvía a dejar sin trono olímpico en los Juegos de París, y son muchos los aficionados al bádminton -al deporte en general- que han utilizado las redes sociales para pedir un reconocimiento para la onubense. 

Aunque el reglamento no lo contempla, se trata de una situación excepcional. Marín dominaba su partido claramente cuando apareció esta inoportuna lesión que la apartó de la final, de la pelea por el oro o la plata. Así, en su ausencia, habrá otra deportista que se alzará con la medalla de bronce sin tener que jugar el choque por el tercer y cuarto puesto, lo que ha abierto el debate en plenos Juegos Olímpicos de París 2024. 

Son muchos los que consideran que el COI está ante una oportunidad inmejorable de hacer ensalzar sus valores, entregándole una cuarta medalla de bronce, al estilo -salvando las distancias- de lo que se hace en boxeo, judo y otros deportes de contacto. 

Lo que ha pasado con Carolina Marín es absolutamente excepcional. Había dirigido la semifinal con mano de hierro. Siempre fue siempre por delante y con las sensaciones a favor, hasta que un mal giro en la rodilla derecha acaba con todo el sacrificio, con toda la ilusión. 

Nadie duda que Marín merece un reconocimiento, pero no es fácil que lo obtenga. Se tendría que dar una nueva revolución en las normas de competición. Al estilo del que se introdujo en los referidos deportes de contacto hace más de siete décadas. 

Fue en los Juegos Olímpicos de 1948, celebrados en Londres. En esa competición, las rondas de boxeo estuvieron muy comprimidas y hubo combates en muy pocos días, lo que pasó factura a los púgiles. Sin apenas descanso, sucedió que aparecieron las lesiones y la pelea por el tercer y cuarto puesto no llegó a celebrarse, dejando desierta la medalla de bronce en ese evento. Esto hizo reaccionar a las instituciones.

Para que no volviera a pasar, la Federación Internacional de Boxeo propuso para los siguientes Juegos, los de Helsinki en 1952, se otorgara el bronce a los dos boxeadores que perdieran en semifinales, quitando un combate del calendario y preservando la salud de los participantes. Era la primera vez que se adoptaba una medida así, pero no la última. Otros deportes de contacto como el taekwondo, la lucha libre o el kárate se sumaron a ella viendo con buenos ojos esa seguridad de los atletas.

El caso de Carolina Marín es distinto, pero no tanto. De ahí el debate, esa posibilidad que aficionados -y también profesionales- plantean de que la andaluza, que rechazó la silla de ruedas que le ofrecieron para abandonar la pista y se marchó pidiendo perdón a los españoles presentes en el La Chapelle, tenga un consuelo...

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión