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Cuando La Romareda fue sede de los Juegos Olímpicos

La ciudad de Zaragoza fue subsede del fútbol en los Juegos Olímpicos de 1992. El estadio albergó seis partidos de la fase previa y otro de cuartos de final del fútbol masculino.

Entrada para un partido de La Romareda en los Juegos de Barcelona 92
HA

En la semana del comienzo de los Juegos Olímpicos de París, las obras de La Romareda avanzan en su proceso de desmontaje y desmantelamiento de su Grada Sur y sus edificios anejos, entre ellos, el simbólico 'Cubo', uno de los vestigios, precisamente, que quedan de la relación íntima que vivieron Zaragoza y los Juegos Olímpicos en 1992. 

Ese cubo de vidrio y acero de una de las esquinas de La Romareda permanecía como legado arquitectónico de lo que fueron los días olímpicos de Zaragoza, la única subsede de los Juegos Olímpicos de Barcelona junto a Valencia fuera de Cataluña.

Zaragoza albergó seis partidos de la fase previa y otro de cuartos de final del fútbol masculino, el único que había, pues las mujeres no se estrenaron en esta disciplina en los Juegos hasta cuatro años después en Atlanta. Durante una semana y media, desde el 24 de julio hasta el 2 de agosto, La Romareda fue el escenario de Polonia-Kuwait (2-0), el Dinamarca-México (1-1), el Estados Unidos-Kuwait (3-1), el Dinamarca-Ghana (0-0), el Estados Unidos-Polonia (2-2) y el Dinamarca-Australia (0-3) de los grupos A y D, más el Paraguay-Ghana (2-4) de cuartos de final.

El director de la subsede zaragozana Fernando Lozano, frente a uno de los carteles indicativos instalados en aquellas fechas.
Heraldo

Los horarios y las fechas vacacionales evitaron grandes entradas en el estadio zaragozano, con mucha grada vacía, algo que fue común en todas las sedes del fútbol de la primera fase. Las citas de Dinamarca, con algún partido rondando los 8.000 espectadores, fueron las que más expectación levantaron. En gran medida, porque el fútbol danés era la gran atracción del momento tras su sorprendente victoria en la Eurocopa de Suecia un mes antes de los Juegos. El seleccionador Richard Möller Nielsen era el mismo, de hecho, y a su llegada a Zaragoza destacó las “instalaciones dignas de elogio de los campos de entrenamiento”. Era la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza, recinto oficial de preparación de las diferentes selecciones que pasaron por La Romareda.

Partido disputado entre Dinamarca y Ghana en La Romareda el 28 de julio de 1992
Oliver Duch

Además de Dinamarca, destacó la presencia de Estados Unidos, con el bloque base de lo que sería el equipo con el que fue anfitrión, dos años después, de la Copa del Mundo de su país. Nombres como Alexis Lalas o Claudio Reyna figuraban en la plantilla. Es recordada la intención de la selección americana de entrenarse en la Base Aérea, pero el comité organizador denegó ese permiso porque la Ciudad Deportiva figuraba como sede oficial de preparación.

Más de 600 personas (protocolo, informáticos, administración, chóferes, prensa, sanitarios, seguridad, policía, recogepelotas...) formaron el operativo humano de Zaragoza, un dispositivo en el que destacaron sus 331 voluntarios y que tuvo en el fútbol su deporte asignado dentro de un programa en el que la ciudad se ganó un sitio gracias a su buena conexión con el epicentro olímpico de Barcelona, con las otras subsedes de fútbol como Sabadell y Valencia, y por su capacidad hotelera. Fernando Lozano era el director de la subsede: "Tenía que salir bien y se confirmó el reto. De los Juegos, que fueron un éxito, me quedo con toda la gente que trabajó conmigo: voluntarios, técnicos, policía nacional y local. Fue una experiencia maravillosa!", recordaba en 2017 a HERALDO.

La prueba piloto de la inauguración de La Romareda como subsede se realizó el día 21, con un partidillo entre los equipos infantiles del Stadium Casablanca y el Santo Domingo Juventud. Se ensayó el dispositivo de seguridad, el procesamiento informático de datos, los videomarcadores… El precio de las entradas oscilaba entre las 800 pesetas de los fondos a las 2.800 pesetas de la tribuna. Esos partidos de La Romareda, como todos los de los Juegos Olímpicos de 1992, quedaron grabados en la historia del fútbol porque fue la primera vez que se puso en práctica la normativa aún vigente de la cesión al portero, que ya no podía coger la pelota con las manos sin se la pasaba un compañero con el pie.