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El 'G-9' de los aragoneses olímpicos

Nueve aragoneses se han colgado una (o varias) medallas olímpicas. La plata de Arcega y Epi cambió el baloncesto español. De altísimo valor, el oro de Martín López-Zubero en Barcelona 92

Martín López-Zubero, volando sobre la piscina Picornell de Barcelona.
Martín López-Zubero, volando sobre la piscina Picornell de Barcelona.
EFE

De los 48 millones de españoles, 1.300.000 son aragoneses, esto es, el 2,7 por ciento de su población. De las 169 medallas coleccionadas por los deportistas españoles en los Juegos Olímpicos, nueve se las colgaron atletas aragoneses, esto es, el 5,32 por ciento del joyero. Números metálicos en mano, los aragoneses producen per cápita el doble de medallas olímpicas que el resto de los españoles. Alguna de estas medallas, de extraordinario valor, como el baño en oro de Martín López-Zubero en los 200 espalda de Barcelona 92. Acaso el oro del soriano Fermín Cacho en los 1.500, también de Barcelona, podría alcanzar la misma tasación en la lonja olímpica. José María Esteban Celorrio, David López-Zubero, Miguel García, Fernando Arcega, Juan Antonio San Epifanio ‘Epi’, Conchita Martínez, Martín López-Zubero Andrea Blas y Jesús Vallejo pisaron la tierra santa del podio olímpico. Por derecho, integran el olimpo aragonés en el firmamento español: los nueve aragoneses ganadores de una medalla olímpica.

Desempolvados los Juegos Olímpicos por el barón Pierre de Coubertain milenio y medio después de su extinción (año 393 d. C.) tras el Edicto de Tesalónica (380 d. C.), los Juegos Olímpicos modernos nacieron en 1896 en Atenas. Allí, en la capital helena, la presencia española desvelaba la entonces trascendencia real del deporte en España: no acudió ningún atleta español. Debutamos en París 1900 enviando una delegación famélica: ocho deportistas, todos hombres. Allí se colgó España la primera medalla de oro de su historia. Paradójicamente, ganó sin jugar. Tan singular hecho acaeció en cesta punta por parejas (pelota vasca), con José de Amézola y Francisco Villota. Y sí, no le ganaron a nadie, pero como solo competían dos parejas y los franceses Durquetty y Etchegaray se retiraron antes del partido por discrepancias sobre las reglas del torneo, pues en 1900 ya éramos campeones de algo los españoles.

El primer metal de peso fue la medalla de plata en fútbol en Amberes 1920. Desde ahí hasta Montreal 1976, España malvivió con el gol de Zarra (Mundial 50) y el de Marcelino (Euro 64), y con cartillas olímpicas de racionamiento, solo con alguna medalla que llevarse a la boca en polo, hípica, vela, tiro o boxeo. En ese tiempo gris, la presencia del saltador de altura aragonés Luis María Garriga en la final de México 68, el día en que Dick Fosbury cambió la historia y pasó a la eternidad, podría considerarse una gesta incluso superior a muchas medallas.

La primera presea aragonesa esperó hasta Montreal 1976, con el piragüista José María Esteban Celorrio como motor del K-4 español, con Herminio Menéndez, José Ramón Díaz Flor y Gregorio Ramos Misioné. En 1980 llegaría la plata de Miguel García en hockey hierba, ese deporte que nos permitió rascar en tiempos de estrecheces. Pero sobre todo, en Moscú 80 emergió la primera medalla de la natación española, el bronce de David López-Zubero en los 100 mariposa, en una progresión excepcional en el último largo a la piscina Luzhniki: iba último en el último giro.

Hijo del oftalmólogo zaragozano José Luis López Zubero, David López-Zubero Purcell nació Jacksonville (Florida), pero siempre nadó por y para España. Aprendió a nadar en sus vacaciones de verano en Zaragoza. Fue en Helios, también cuna de Celorrio. Y de Fernando Arcega. Y de Epi. Ciertamente, no se puede explicar el deporte aragonés (y español; al medallero olímpico me remito...) sin Helios, verdadera escuela de campeones. También defendieron la camiseta celeste Fernando Arcega y Epi. Ya ven, más medallas olímpicas que UCLA (Universidad de California-Los Angeles). Fue precisamente en Los Angeles, pero no en UCLA, sino en el Forum de Inglewood, en la casa de los Lakers, donde Fernando Arcega y Epi se colgaron una de las platas más brillantes de la historia del deporte español. El deporte no explotaría en España hasta la aparición del Plan ADO en 1987, pero a principios de los 80 el baloncesto ya había experimentado un crecimiento extraordinario. Una nueva generación de jóvenes talentos, apadrinados por el poderío de Fernando Martín debajo del aro y la muñequita linda del aragonés Epi desde la periferia, se instalaba en la cima mundial. Fernando Arcega se supo hacer sitio ahí, en la primera gran generación del baloncesto español, la que ya había conquistado la medalla de plata en el Europeo de Nantes 83.

Ausente la Unión Soviética, España completó un torneo formidable, accediendo a la gran final tras tumbar en semifinales al otro gran equipo FIBA, la todavía unificada Yugoslavia. El oro era una quimera frente a una selección de Estados Unidos abanderada por Michael Jordan. El hecho de que en la selección norteamericana entrenada por Bobby Knight no entraran posteriores estrellas máximas de la NBA como Joe Dumars, John Stockton, Karl Malone o el gordito Charles Barkley lo proclama todo. Pues ni Dumars, ni Stockton, ni Malone, ni Barkely vivieron en la entrega de medallas el izado de la bandera de las barras y las estrellas junto a la de las dos gotitas de sangre y el rayo de sol; Fernando Arcega y Epi, sí...

Tras pasar el fuego olímpico por Seúl, la llama olímpica llegó a Barcelona en 1992, la irrupción de España como potencia deportiva mundial: sexta en el medallero, con 22 metales. Por encima de todos, el oro de Martín López-Zubero en los 200 espalda, primera medalla de oro en la historia de la natación española. Martín voló sobre la piscina Picornell un 28 de julio de 1992. Paró el crono en 1:58.47. Además del oro, récord olímpico. Y más, mucho más. Puso en fila india a la natación mundial: ‘recordman’ olímpico durante ocho años, esto es, dos generaciones enteras y verdaderas de nadadores. Su reinado en España duró todavía más: 16 años, hasta Wildeboer en 2008.

Conchita Martínez tocó el cielo en Londres, en Wimbledon 1994. En un currículo formidable, también constan tres medallas olímpicas en dobles: plata en Barcelona 92 con Arantxa Sánchez Vicario, bronce en Atlanta 96 también con Arantxa, y plata en Atenas 2004 con Virginia Ruano. La waterpolista Andrea Blas fue medalla de plata en Londres 2012, abrazando el oro en el Mundial de Barcelona en 2013. El medallero aragonés lo clausura el futbolista Jesús Vallejo, plata en la última cita olímpica de Tokio 2020. También marcó Oyarzábal en la final y quedamos 2-1, pero fue perdiendo ante Brasil... Novena medalla olímpica aragonesa, la tierra que produce el doble de medallas per cápita que el resto de España...

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