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¿Quién es Marcus Cooper, el abanderado de España en los Juegos Olímpicos de París 2024?

El medallista olímpico dice que será «un orgullo portar la bandera más bonita» en la ceremonia de apertura de la cita olímpica. 

El piragüista Marcus Cooper, durante la presentación de la equipación oficial de España para los Juegos Olímpicos de París 2024
Juan Moreno

Cuando se habla de remontadas, a uno le viene a la cabeza aquellas en las que el Madrid logra lo imposible en eliminatorias de Champions. Sin embargo, de teclear en el más famoso de los buscadores, la final del K1-100 de los Juegos de Rio 2016, la gesta es colosal. Un rubio nacido en Oxford, criado en Mallorca y de sangre inglesa y alemana, dio el sorpresón de colgarse un oro olímpico que supo «a mucho esfuerzo y trabajo», tras recortar más de dos segundos a sus rivales en pocos metros. Marcus Cooper Walz, contaba ahí con 21 años, y no entraba en las quinielas de nadie en una disciplina, el piragüismo, donde con esa edad no se espera tanto de uno.

Ocho años más tarde de aquello, y cuatro después una plata en Tokio en el K4 500, el adolescente que se apuntó a dar golpes a la pala para ponerse en forma físicamente y ver los peces de colores del club náutico de Porto Petro, tiene la ambición máxima: dos medallas en París. Y lo puede hacer además después de cumplir uno de los sueños de cualquier deportista: ser abanderado del Comité Olímpico Español en la ceremonia inaugural que tendrá lugar a orillas del Sena, en pleno corazón de la Ciudad de la Luz. 

«Es algo de mucha responsabilidad y prestigio, y será un orgullo portar la bandera más bonita del mundo», explica Cooper, un tipo más fuerte que el vinagre, que siempre quiso ser español y que se define así mismo como minucioso, metódico e inconformista. «España me ha hecho como persona y deportista; me ha criado desde pequeño. Ser abanderado es algo muy exclusivo, y simbólicamente tan fuerte que no creo que pueda describirlo con palabras».

Cooper se mueve por retos para mantener intacta la motivación de alguien con sobrada experiencia olímpica y con unos resultados tan destacados como tres veces campeón del mundo y dos veces campeón de Europa. En los Juegos competirá en otras dos disciplinas: el K2 500 y el K4 500 en el que forma equipo con Saul Craviotto, referente del piragüismo español y último abanderado de nuestro país en Tokio. «Cada entrenamiento lo hago como si estuviese en competición. Intento buscar mi límite, hacerme la vida un poco más complicada y dar mi mejor versión siempre», reflexiona el palista, que añade que si vuelve sin medalla estará también contento. «No tengo miedo a perder. No firmo ningún metal, quiero vivir el momento y luchar por lo que me corresponda».

Seguridad y orgullo

A pesar de sus dos medallas olímpicas, cree que lo único en lo que ha mudado de unos Juegos a otros es en la confianza, en saber que el trabajo conduce a la recompensa. «Mi mayor talento creo que es la cabeza», apunta mientras dice que se sentirá orgulloso de su participación. Sea cual sea el resultado saldrá de París «con la cabeza bien alta», lema que comparte como embajador de Miravia, compañía de E-commerce y sponsor de los Juegos.

El piragüismo español ganó 13 medallas en el último Mundial en Alemania, y será uno de los deportes estrella en la delegación nacional que viaje a París. Entre sus compañeros para el K4 están Carlos Arévalo, militar de profesión, y Saúl Craviotto, policia nacional y quíntuple medallista olímpico. Un barco de máxima seguridad. 

«Mucha. A veces bromeamos con el hecho de que haya más gente armada en nuestro grupo de entrenamiento que no, yo mismo tengo licencia de tiro olímpico, una afición para unos pocos días al año. Igualmente estoy muy seguro con todo el equipo sin ser por su profesión», bromea el atleta, que de no ser piragüista se vería como luchador de MMA (artes marciales mixtas) u otro deporte de contacto.

El palista asume la «presión» como algo «positivo». «Vamos a ir con el equipo más potente con el que se haya ido a unos Juegos», confía. «El truco está en hacer que los nervios jueguen a nuestro favor, ser muy humildes y nunca relajarse», apunta al preguntarle sobre cómo gestionar ese favoritismo que se le otorga y ahonda en ello en el ejemplo de la mentalidad de Nadal. 

«Nos valemos mucho de las herramientas de los psicólogos, hace tiempo dejó de ser tabú no solo para los deportistas sino para toda la sociedad; yo personalmente la tengo siempre a mano por si acaso y la tengo mucho en cuenta», señala Marcus, que en su faceta de empresario está involucrado en cuatro empresas y cuenta con un proyecto personal llamado ‘Plan Cooper’ en el que se agrupan los pilares que le han llevado al éxito: entrenamiento, psicología y nutrición.

«Somos lo que comemos y a veces nos falta un poco entender eso para mejorar no solo nuestro rendimiento físico sino también el cognitivo. Cualquier cosa que hagas te va a acercar o alejar de tus resultados», apunta el atleta, que se considera un friki de «cómo sacarme el máximo rendimiento de todo» e indica que su dieta está basada «en lo más natural posible, cero procesados».