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La SD Huesca, en la zona caliente desde su regreso a Segunda División

El conjunto azulgrana no ha sido capaz de alcanzar los 55 puntos en ninguno de los tres últimos cursos. No termina en la primera parte de la tabla desde que se proclamara campeón en julio de 2020.

Pulido consuela a Obeng tras desperdiciar una ocasión en el último derbi.
Toni Galán

La SD Huesca ha debido acostumbrarse a pelear por la salvación desde que cayera por segunda y última vez a la categoría de plata tras el cruel descenso el 22 de mayo de 2021 en El Alcoraz (0–0 frente al Valencia en la última jornada). En ninguna de las siguientes tres temporadas en Segunda el equipo ha sido capaz de alcanzar la cifra de 55 puntos, lo que le ha condenado a marcarse el objetivo de la salvación un curso detrás de otro.

El primer paso hacia ese pacto con el descenso se dio por culpa de la falta de ambición por hacer un equipo de verdaderas garantías tras el último descenso a Segunda. Ni con las millonadas que arrojaron los anteriores ascensos y descensos ni con el tercer límite de gasto más alto se supo hacer un equipo para, al menos, competir en la zona alta de la tabla en la campaña 2021–22. El cuadro de Nacho Ambriz y, posteriormente, de Xisco Muñoz, no dio más que para concluir en la 13ª plaza con 54 puntos, muy lejos del play–off, situado a 14 unidades.

Al término de dicha temporada dio comienzo el proyecto de Cuco Ziganda, pero el juego tan plano, horizontal y extremadamente conservador en el que se escudaba cada fin de semana solo dio de sí para concluir en la 15ª plaza con 52 puntos. Iniciado en la temporada anterior, fue en aquella 2022–23 cuando se ejecutó el paso definitivo hacia el acomodo en Segunda División. El club continuó confiando en el navarro para iniciar la siguiente campaña –esta pasada–, pero no iba a durar más allá de la jornada 10, cuando dejó al equipo en penúltima posición con siete puntos.

Llegó entonces Antonio Hidalgo para resucitar a un grupo que estaba muerto, desalmado, sin apenas confianza en las ideas de juego y mucho menos al enfrentar cada partido. Desde su llegada en octubre, el catalán supo explotar los puntos fuertes de un equipo cimentado en la solidez defensiva como bloque, y que ha sido uno de los diez mejores de la categoría desde que el de Granollers se sentara en el banquillo azulgrana. Vino para salvar la categoría y lo consiguió.

Pese a ello, los 49 puntos que ha cosechado el conjunto –17ª plaza– ponen de manifiesto lo que da de sí la plantilla actual, incapaz de zafarse del descenso hasta la penúltima fecha. Más mérito todavía para un Hidalgo que, sin conocer de nada al equipo, ha sabido explotarlo al máximo, acertando en los esquemas y en las rotaciones. En total, tres últimos precedentes en Segunda –temporada 2021–22, 2022–23 y 2023–24) que, con la realidad por delante, no invitan a pensar más que en el objetivo en la permanencia. Al menos, de cara al próximo curso.