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Redactor de Cultura de HERALDO DE ARAGÓN

La perfección de los modestos: primer descanso y decepciones en la Eurocopa-2024

Mamar
El arquero Mamadarshvilli, que juega en España en el Valencia, está recibiendo un sinfín de elogios por el triunfo de Georgia ante Portugal.
Associated Press/LaPresse.Andree

Decíamos ayer que esta es una sorprendente Eurocopa. Los grandes se han hecho chicos, por ahora, y algunos chicos se han comido al pez grande. Dos ejemplos perfectos serían Georgia, que venció a la todopoderosa Portugal, y se medirá con España con sus tres estrellas (el arquero Mamadarshvilli, el delantero Kvaratskhelia y el goleador Mikautadze), y Austria, que se sobrepuso a los Países Bajos. La frustración llega a casi todos los países. Inglaterra, que prescindió de Sterling y Rashford, es como la balsa de los náufragos: ni grita ni se acerca a la playa ni se halla cómoda en alta mar. Pocos saben cuál es la adjetivación del cuaderno de bitácora de Southgate. 

Francia es un quiero y no puedo: ahora ni es reptil ni anfibio ni ha medido la cólera de su fuerza, ni la gallardía de su físico. Su mejor hombre, de largo, es Mbappé, ya no tanto por lo que afina sino por lo que promete. Y el principito Griezmann no sabe si es peregrino, aviador o una flor decorativa. 

Esta Italia de Spalletti es un embrollo, físico y técnico. Ni tiene estrellas, propiamente, ni un conjunto armado, resuelto, guerrillero como los de antaño. A menudo en su dureza se enredaba el choque y era un estandarte, una forma de compromiso, una poética de solidaridad rabiosa. Los que vieron jugar a Zoff, Baresi, Maldini, Cannavaro, Donadoni, Mazzola, Rivera, Riva, Totti, Del Piero o Cassano, esta ‘azzurra’ liderada por Barella, Jorginho y Chiesa se les hará más rara que un perro verde. Es casi imposible identificar a Italia con su historia y con sus travesías por el Tirreno o el Mediterráneo, y hay derecho a pesar que Suiza es una amenaza seria, como lo es Austria, tan meticulosa en su forma de entender el fútbol, frente a la Turquía de Güler.

En ese constante cambio de cromos con el pasado, se recordó y se elogió mucho a Marco van Basten. Fue el Nureyev del fútbol Países Bajos, ahora, está lejos de aquella gloria y de aquellos goles soñados. España y Alemania, sino se enredan en la soberbia, deben pasar y confrontarse. Los germanos tienen de estiletes a Musiala y Wirtz, pero el grupo se ha encogido. Los muchachos de De la Fuente siguen en la cresta de ola y deben aprender del segundo tramo ante Albania, que les sometió. No pasemos de la alegría al llanto: el heroísmo y la sorpresa sintonizan a la perfección con los modestos.

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