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eurocopa.2024. el teatro verde. 9

Luka Modric. Un tratado de la armonía

El gran centrocampista del Real Madrid se despide de la Eurocopa tras el empate de Croacia ante Italia

Luka Modric, un centrocampista incomparable, armonioso, sutil, el maestro de la pausa, la ocultación y el pase.
Luka Modric, un centrocampista incomparable, armonioso, sutil, el maestro de la pausa, la ocultación y el pase.
Ap Photo/Ebrahim Noroozi.

Croacia, con el empate final ante una espesa Italia, se marcha para casa. Y con ella su gran figura de los últimos años: Luka Modric (1985), uno de esos futbolistas menudos e inteligentes que hacen del balón un artilugio imprescindible. Y que entienden el juego como algo más que vencer y dominar: como un espectáculo que puede ser sobrecogedor por su delicadeza, su variedad de matices y por algo que podría definirse como sensibilidad.

Modrid debutó en la selección croata en 2006 y a lo largo de estos 18 años ha participado en cuatro mundiales y en todas las competiciones oficiales europeas con un fútbol casi único, suyo, elaborado como se elabora un pastel insuperable, un vino de finísimo paladar y acerezado de oleajes y humus del bosque. Su gran momento fue en 2018: fue el mejor del Mundial de Rusia que ganó Francia (Croacia fue segunda) y logró la Bota de Oro. Y lo fue por méritos propios y por sus conexiones mágicas con Brozovic, Rakitic y Perisic, sobre todo.

Modric se va del Europeo-2024 de Alemania por la puerta chica. Con 38 años y más de 170 partidos. Se va por la puerta chica por dos razones: los competitivos croatas han caído pronto y él no ha estado a su altura. Da la sensación de que, más allá de su edad y de su escasa presencia esta temporada en el Real Madrid (ya lleva seis Champions), no se encontró. Falló el penalti, sí, lo lanzó débil y sin demasiada convicción, pero se rehízo poco después. Cuando moría el choque y Croacia tenía contra las cuerdas a Italia, se produjo el drama o el desconcierto con el golazo de Zaccagni. Los balcánicos defendieron fatal, no supieron cometer una falta táctica y le dieron a los chicos trasalpinos una de sus innumerables vidas que tienen en el fútbol.

Luka Modric ha sido aplaudido allá por donde ha ido. Por su concepción del juego y su clase, por su elegancia y respeto al rival, por su brillantez y finura, porque ha sido un profesional grandioso, no ostentoso, no, sutil, inspirado, leve si lo exigía el guión, determinante siempre, exquisito hasta en la colocación del cuerpo. Al principio, cuando empezaba a descollar, lo comparaban con Cruyff; solía avanzar, gambetear y dirigir volcado a la izquierda. Más tarde, dueño de la pausa y la fantasía, más virtuoso que artillero, empezó a dibujar la armonía del pase, el giro inesperado, la ocultación del balón, esa habilidad que ha hecho de él un regateador con aires de extremo. Y, además, no existe nadie que haya jugado con el exterior del pie así desde que se fue

Por su concepción del juego y su clase, por su elegancia y respeto al rival, por su brillantez y finura, porque ha sido un profesional grandioso, no ostentoso, no, sutil, inspirado, leve si lo exigía el guión, determinante siempre, exquisito hasta en la colocación del cuerpo.

Cruyff. Podía inventar pases inverosímiles, filtrar la asistencia definitiva, descoser al enemigo con su cambio de ritmo e incluso marcar. Ese gesto suyo es un signo de identidad. Como lo fue su solidaridad, su condición de líder tranquilo, la belleza inefable que lucía con garbo.

Se va un tipo genial al que, seguro, aún le queda la irreductible suavidad del pájaro que enamora a su paso con su silbo.

Luka Modric fue elegido mejor jugador del Mundial de Rusia. Aquí lo vemos en la Eurocopa con Peric y Kovacic.
Luka Modric fue elegido mejor jugador del Mundial de Rusia. Aquí lo vemos en la Eurocopa con Perisic y Kovacic, incapaz de contener el llanto.
Efe/Epa/Filip Singer.
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