¿Cuáles son las atracciones preferidas del Parque de Atracciones de Zaragoza?
En el ranquin de las diez con más usos se mezclan las atracciones más modernas y las vintage.
La esencia del parque de atracciones de Zaragoza, el cóctel entre lo moderno y lo vintage, se refleja en las preferencias de los visitantes. Entre las diez instalaciones con más usos figuran, también, algunas de las que se estrenaron hace 50 años.
Los autos de choque, los ‘chocones’, lideran el ranquin, seguidos de La Mina, unos viejos carros que te adentran en una minimontaña rusa. La de verdad, el Moncayo, ocupa la cuarta posición. El barco Mississippi, con varias pruebas a superar, y la Casa Magnética, única en el país y recién reformada con nueva decoración y música, figuran entre las más antiguas y son la tercera y la quinta.
El resto, hasta completar las diez primeras, son el Jurásic car, Quetzal, Gran Tikal, Ramsés y Vertical. La instalación de referencia, la joya de la corona del parque, son los rápidos del Río Navajo. Costó en 2005 dos millones de euros y la velocidad que se alcanzar es muy apreciada por los gestores de otros complejos lúdicos.
La seguridad figura entre los puntos fuertes del parque. En 50 años, no se ha registrado ningún incidente grave. El director general, Jorge López, explica que, aunque no hay obligación de hacerlo, se contrata a empresas externas para que hagan valoraciones independientes.
Durante el invierno, la firma que certifica el buen estado de las atracciones hace las inspecciones. Hay, además, un plan diario de prevención y, si es necesario, se realizan revisiones de urgencia. "Al ser trabajadores que tienes aquí contratados, se esfuerzan por el mantenimiento de las atracciones y las cuidan y las miman", recalca.
Cuando sopla fuerte cierzo en Zaragoza, las atracciones se paran. Cuando llueve, hay instalaciones que también. "Hay protocolos específicos para todas ellas que se llevan a rajatabla. Lo principal en un parque de atracciones es la seguridad, y con esas cosas no puedes ir con chiquilladas", recalca Jorge López.
