Zaragoza

Así era la cámara que usaba un vecino de Tarazona para grabar a mujeres en el baño

La Guardia Civil ha realizado la detención de otro hombre en la provincia de Lugo tras esconder cámaras en los relojes de las habitaciones del hotel que era propietario en Bóveda. 

La Guardia Civil ha detenido en dos actuaciones diferentes a dos hombres como presuntos autores de varios delitos contra la intimidad por colocar cámaras ocultas, uno en las habitaciones de un hotel de la localidad lucense de Bóveda y el otro en un aseo de una farmacia en Tarazona. Como adelantó HERALDO, este último es un hombre de 43 años que fue arrestado por poner un dispositivo de grabación orientado hacia el inodoro del baño femenino de la farmacia donde estaba empleado. Al parecer, el investigado no solía atender al público sino que gestionaba la venta 'online' del establecimiento. 

El artilugio fue descubierto el 21 de junio por una compañera del trabajo del investigado, el cual trató de quitar importancia al asunto y le pidió que no lo denunciase. Pero, tras contar el hallazgo a la jefa de la farmacia y al resto de trabajadoras, acudió al puesto del Instituto Armado para denunciar los hechos ocurridos en un pueblo de la comarca de Tarazona y el Moncayo.

Los agentes abrieron una investigación y tomaron declaración a varias empleadas que podrían haber sido grabadas por la cámara. Las afectadas les contaron que sabían que el sospechoso, que trabaja como informático, había comprado un aparato de grabación porque, según él, quería averiguar quién le “robaba” el correo. Explicaron que cuando lo adquirió llegaron a comentar entre ellas que igual lo utilizaba para grabarlas en el trabajo o escuchar sus conversaciones, pero que nunca pudieron imaginar que lo pudiera colocar en el baño. Pero el análisis de los vídeos obtenidos por la cámara cumplió sus peores presagios, ya que todas las imágenes son de las zonas genitales y glúteos de las mujeres que usaban el retrete. Se sospecha que la cámara pudo ser colocada en mayo.

Según las diligencias trasladadas al juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Tarazona, los encargados de la investigación creen que, dadas las características del equipo, los vídeos se grababan y almacenaban de manera autónoma en la tarjeta de memoria de 32 GB de su interior y una 'power bank' que suministraba la energía suficiente a la cámara para que pudiera funcionar durante semanas. Las imágenes son todas de mujeres y no hay ninguna del varón.

El aparato grababa vídeo, pero también audio y se activaba con el movimiento, circunstancia esta última que permitió captar la conversación del momento en que la empleada lo descubre y, enfadada e indignada, entre reproches e insultos, pide explicaciones al denunciado. En principio, este no sabe qué decir y le llega a decir que no es “justificable” lo que ha hecho pero lo califica de “gilipollez” y le pide que “no se preocupe” porque las imágenes no han sido divulgadas. Ante la dueña del establecimiento, el investigado negó que lo hubiera hecho por un motivo sexual y se excusó en que estaba “muy estresado con el trabajo” y que se le había “ido la pinza”.

Después de entrevistarse con las afectadas, los agentes decidieron detener al sospechoso el pasado 8 de julio como presunto autor de un delito contra la intimidad y otro de descubrimiento y revelación de secretos. En el cuartel, el hombre se acogió a su derecho a no declarar, aunque el juzgado encargado del caso considera que hay indicios suficientes de la comisión del delito. De hecho, como solicitó la Fiscalía, se le ha impuesto una orden de alejamiento para proteger a las tres denunciantes al entender que existe un riesgo de que profiera amenazas, insultos o incluso de agresión.

En un principio, el Ministerio Público solicitó que la prohibición de comunicación y aproximación fuera de 300 metros, aunque su abogada defensora, Rocío Notivoli, se opuso porque la distancia entre el domicilio del imputado y el de una de las mujeres es de no más de 150 metros, por lo que la orden supondría que tendría que abandonar su vivienda habitual. Finalmente, la jueza acordó que la distancia fuera de 150 metros, medida que si incumple acarrearía otras que podrían implicar una mayor restricción de libertad.

Cámaras escondidas en relojes en un hotel en Lugo

A finales del año pasado comenzó la investigación del caso tras la denuncia de una pareja que se alojaba en un hotel de Bóveda y que encontró una cámara escondida detrás de un reloj colgado en la pared.

Los denunciantes detectaron un reflejo justo detrás del reloj cuando apagaron la luz de la habitación, por lo que comprobaron lo que había detrás, encontrando en la parte trasera una mini cámara que enfocaba hacia la cama. Además, este dispositivo disponía de una tarjeta micro SD de grabación de imágenes.

Esta pareja avisó a los huéspedes de la habitación de al lado y comprobaron que también había otra cámara de características similares escondida en otro reloj.

Cuando comunicaron estos hechos al propietario del establecimiento, este les indicó que las cámaras no funcionan y les devolvió el importe pagado por el alojamiento, así como otros 300 euros con la intención de que de esta forma no presentaran denuncia.

Los agentes iniciaron la operación 'Norbates' y durante las investigaciones recibieron otra denuncia de otra persona de la misma naturaleza y en el mismo hotel, presentando incluso el reloj con la cámara.

Se realizó un registro en el hotel y otro en el domicilio del propietario en los que se intervinieron dos ordenadores portátiles, una CPU, un disco duro externo, 15 pen drives, una mini cámara y tres relojes.

La operación continúa abierta pendiente de realizar un estudio de las grabaciones intervenidas y verificar si estas imágenes estaban destinadas a uso propio, difusión online o para comerciar con ellas.