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Reconoce que agredió sexualmente a una chica en Zaragoza y acepta pagar para no entrar en la cárcel

La víctima fue una joven que acababa de cumplir 18 años, muy vulnerable y que había estado en acogida por desamparo durante gran parte de su vida. 

Fachada de la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Fachada de la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Un hombre ha reconocido este martes en la Audiencia de Zaragoza haber agredido sexualmente a una chica de 18 años a la que conoció en unas vacaciones en una zona costera española y la convenció para que se trasladara con él a Zaragoza. La chica había estado institucionalizada en un centro de acogida por desamparo durante gran parte de su vida. Como mantuvo su abogada, Ana María Marco Salvador, el acusado se aprovechó de su especial vulnerabilidad tanto personal como psicológica para cometer las agresiones.

Este martes la joven se tenía que enfrentar a un juicio en el que era necesario que reviviera todo lo ocurrido en septiembre de 2021, cuando se cometieron los hechos, algo que le suponía un sufrimiento añadido, como suele pasar en estos casos que se produce una doble victimización al rememorar un suceso traumático. Por esa razón, tanto la Fiscalía como la acusación valoraron la posibilidad de alcanzar un acuerdo que supusiera el reconocimiento del delito por parte del agresor y la reparación del daño a cambio de rebajar la condena a dos años de prisión, siete de libertad vigilada y cinco de alejamiento. En el pacto se ha tenido en cuenta la atenuante de confesión y que el acusado, R. I. G., de 41 años, no tenía antecedentes. La entrada en la cárcel ha quedado condicionada al pago de la responsabilidad civil fijada en 10.000 euros.

La víctima conoció al acusado y se trasladó con él a Zaragoza pensando que iba a tener una vida porque no tenía dónde ir y él la iba a ayudar a buscar trabajo. Ella creía que eran amigos y confiaba en tener un futuro. Sin embargo, como recordaba su abogada, nada más llegar él consiguió aislarla y, abusando de su superioridad y aprovechándose de su vulnerabilidad, la sometió durante cinco días a distintas prácticas sexuales hasta que, a raíz de una llamada de su tutor de empleo y formación, logró contarle lo que le estaba sucediendo y pudo escaparse. “Estaba tan perdida y desamparada que no sabía ni dónde estaba la Policía”, manifestó su abogada.

La víctima fue examinada médicamente y todavía sigue en tratamiento psicológico. “Los daños que se sufren en estas situaciones son irreversibles y se valoran pero esto no hay quien lo indemnice. Y por no revivir precisamente la situación que tanto daño le volvería a hacer ahora se ha llegado a un acuerdo”, explicó la letrada.

Ana María Marco, que pertenece desde hace más de 20 años al servicio especializado en violencia de género del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), ha incidido en que para su cliente ha sido importantísimo a lo largo de estos años el “acompañamiento de todos los profesionales, no solamente de los letrados”. “Quiero dar las gracias al apoyo del IAM, de los institutos de la mujer de otras comunidades autónomas que han intervenido, psicólogos, psiquiatras, servicios sociales y sobre todo de los centros de menores y de asociaciones que de alguna u otra manera forman parte de este protocolo coordinado de atención a las víctimas de la violencia de género y agresión sexual”.

También ha querido transmitir a la sociedad que hay veces que “se naturalizan comportamientos sexuales que no son naturales”. “Ella se paralizó por miedo. Él consiguió humillarla, crear un entorno degradante, ofensivo, atentó contra su dignidad”, ha manifestado. 

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