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Nueva estafa del amor en Zaragoza: el que creía un militar alemán era un timo nigeriano

Un juez condena a tres años de prisión a una pareja por engatusar a una mujer de mediana edad vía Tinder.

Las víctimas acceden a hacer transferencias a su falso enamorado.
Las víctimas acceden a hacer transferencias a su falso enamorado.
HA

Las redes sociales y las páginas de contactos se han convertido en el caladero preferido de muchos ciberdelincuentes. Entre ellos, los llamados estafadores del amor, profesionales del engaño que han hecho de las necesidades afectivas de mujeres de cierta edad su particular modelo de negocio. Un juzgado de Zaragoza acaba de condenar a dos de ellos por un falso romance virtual del que fue víctima una vecina de la capital aragonesa. Haciéndose pasar por un militar alemán, los encausados convencieron a esta mujer para que les hiciera dos transferencias. Y el ‘roto’ podría haber sido mucho mayor de no ser porque, justo cuando iba a efectuar una compra de criptomoneda, el empleado de la oficina le hizo ver que podían estar aprovechándose de ella.

Los hechos por los que el titular del Juzgado de lo Penal número 1 acaba de condenar a sendas penas de tres años de prisión a María Iyamu y Nnbuike Justice Ani se remontan a 2020, cuando en una fecha indeterminada un supuesto militar alemán contactó con la denunciante a través de Tinder. Los dos estuvieron chateando durante varios meses a través de la propia aplicación y de Whatsapp, lo que generó un falso sentimiento de confianza en la zaragozana, que por aquel entonces ignoraba que estaba siendo víctima de una estafa perfectamente orquestada. Porque el militar teutón que decía llamarse Daniel Vatter no era más que una invención: el cebo que ella había mordido.

Los estafadores del amor saben que un engaño como el que ellos practican requiere de tiempo, ya que necesitan engatusar a su víctima antes de empezar a maquinar excusas para pedirle dinero. En el caso de la zaragozana, el supuesto galán llegó a hacerle una videoconferencia. Y como explicó la mujer en el juicio, el hombre con el que ella habló en inglés era blanco y tenía aspecto de alemán. Sí hubo algo que le infundió sospechas: la imagen se congelaba con demasiado facilidad, lo que impedía que la comunicación fuera fluida. Pero aquello no evitó la relación y el intercambió de mensajes continuara.

Dos transferencias y un tercer intento fallido

La primera vez que el tal Daniel Vatter pidió dinero a la zaragozana fue en octubre de 2022, cuando le remitió un correo electrónico diciéndole que necesitaba que transfiriera 720 euros a un número de cuenta para sufragar los gastos de envío de un paquete. Al parecer, el supuesto militar le contó que había sido destinado a un cuartel de Madrid y precisaba de un domicilio al que enviar ciertos enseres personales. La mujer le creyó e hizo esta primera transferencia al número de cuenta que le facilitó. Por supuesto, el paquete nunca llegó, porque no existía. 

Como luego se descubriría, la titular de la cuenta no era ninguna empresa de mensajería, sino la acusada María Iyamu. A esa misma cuenta, otras muchas mujeres -posiblemente, víctimas del mismo engaño- habían enviado también distintas cantidades de dinero. Según los investigadores, el total ascendía a casi 12.000 euros. Sin embargo, ninguna explicación supo dar al respecto la investigada.

No se iban a conformar los estafadores con este primer ingreso. El 1 de diciembre de 2020, la denunciante recibió otro correo electrónico del alemán pidiéndole 1.050 euros para costear la multa que supuestamente habían impuesto en la aduana al paquete que le había enviado. “Fuera por el motivo que fuere, el caso es que la mujer volvió a hacer el pago engañada por la persona que se hacía llamar Daniel Vatter”, señala el juez en su sentencia. En esta ocasión, el titular de la cuenta a la que envió el dinero era el segundo acusado: Nnbuike Justice Ani. Durante el juicio, este negó pertenecer a ninguna trama delictiva y aseguró que creía que este ingreso se correspondía con el abono de un trabajo que había realizado.

La zaragozana declaró que hubo una tercera petición de dinero. Según esta, el militar le solicitó un pagó mediante bitcoins. Y aunque ella llegó a acercarse a la oficina de bitcoins que opera en la capital aragonesa para efectuar el ingreso, el encargado le advirtió que el monedero electrónico en el que le habían dicho que hiciera el pago estaba vacío y “tenía toda la pinta de que se trataba de una estafa”. Fue entonces cuando la mujer sintió que el hombre con el que había entablado aquella relación virtual se estaba aprovechando de ella. Le escribió para reprochárselo, a lo que el tal Daniel Vatter contestó bloqueándola.

A la hora de condenar a los acusados, el juez los considera cooperadores necesarios de un delito continuado de estafa. No ha quedado acreditado que ambos se conocieran. Tampoco que fuera alguno de ellos quien se hizo pasar por el militar alemán con contactó con la perjudicada. Pero hay un hecho irrefutable, ambos eran titulares de las cuentas a las que la zaragozana transfirió el dinero. Y también fueron ellos quienes dispusieron después del efectivo.

Los dos nigerianos han sido condenados a sendas penas de tres años de prisión, pero el juez permite sustituirles el castigo por la expulsión de España durante ocho años. También tendrán que indemnizar de forma solidaria a la denunciante con 1.770 euros.

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