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Contesta a una oferta de trabajo en Zaragoza y acaba imputado por 9 juzgados: "Me dan hasta taquicardias"

Un joven vive una pesadilla de la que no sabe cómo salir. Nunca imaginó que enviar una foto del DNI por el móvil le iba a salir tan caro.

Lucas muestra en su móvil la conversación en la que le pidieron el DNI para para optar a un trabajo de repartidor.
Lucas muestra en su móvil la conversación en la que le pidieron el DNI para para optar a un trabajo de repartidor.
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Las enormes ganas de conseguir su primer trabajo le han costado a un joven de Zaragoza la apertura de nueve causas judiciales por estafa. Y podrían ser más, ya que la última se la comunicó un juzgado de Navarra hace apenas unos días e ignora cuántas cartas similares podría seguir recibiendo en el futuro. 

Su particular calvario comenzó hace ahora justo un año, cuando decidió contestar a una oferta de empleo publicada en redes sociales. “Desde entonces, la vida se me ha puesto cuesta arriba. Y me da miedo pensar cómo puedo terminar todo esto”, confiesa. Y motivos tiene, porque este joven fue víctima de un engaño que parece no tener fin y que podría llevarse por delante el sueño de su vida: “Ser militar profesional”.

El pecado de Lucas -nombre ficticio con el que este zaragozano prefiere ocultar su identidad- fue ignorar los riesgos de compartir archivos sensibles a través de las nuevas tecnologías. Pero era un estudiante veinteañero sin ninguna experiencia en el mundo laboral. Y cuando vio una oferta para trabajar unas horas al día como repartidor, el joven pensó que tenía delante una buena oportunidad para “ganar un dinero con el que ayudar en casa”. Ello le llevó a enviar una serie de fotografías con su DNI, tarjeta sanitaria y carné de conducir a través de Whatsapp, documentación de la que alguien se ha aprovechado para abrir cuentas bancarias online a su nombre y perpetrar pequeñas estafas por toda Españas.

La perversa espiral en la que se ha visto atrapado Lucas se inició el 16 de junio de 2023. Ese día mordió el cebo, pero no fue realmente consciente de las consecuencias hasta cuatro meses después, cuando recibió una llamada desde Galicia: un agente de la Policía Nacional le advertía de que podrían estar suplantando su identidad. Días después, comenzó la lluvia de citaciones judiciales desde lugares como Las Palmas de Gran Canaria, La Coruña, Castellón, Orense, Coslada, Móstoles, Palma de Mallorca, Navarra… El joven recibió también una carta del Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza en la que le decían que estaba siendo investigado como presunto autor de una estafa de 2.225 euros a una mujer mediante la compra de criptomonedas. “No me lo podía creer, pero era cierto”, explica.

"Cada vez que llega a casa alguna carta del juzgado salgo corriendo. Me cuesta dormir, he perdido el apetito y cuando tengo que declarar ante un juez ya no me salen ni las palabras"

A lo largo de los últimos meses, todo han sido malas noticias. Superado por la presión y la incertidumbre, Lucas empezó a sufrir una serie de ataques de ansiedad que le han obligado a ponerse en manos de profesionales. De hecho, está viéndose con un psicólogo que le ha detectado un depresión mayor leve. “Cada vez que llega a casa alguna carta del juzgado salgo corriendo. Me cuesta dormir, he perdido el apetito y cuando tengo que declarar ante un juez ya no me salen ni las palabras. Tengo hasta taquicardias. A veces, termino echándome a llorar”, explica el chaval.

La primera buena noticia en todo un año

Afortunadamente, el abogado que se encarga de defender a Lucas, Francisco Antoranz, del despacho Ariza, ha podido darle al fin una alegría. “Nos acaban de comunicar que la causa de Zaragoza ha sido archivada. Es solo un primer paso y nos queda mucho trabajo por delante, pero ha supuesto todo un alivio”, admite el letrado. “Como joven que es, Lucas ha pecado de exceso de confianza. Pero lo está pagando muy caso. Además, esto podría haberle pasado a cualquiera, porque hoy en día las redes sociales son el pan nuestro de cada día”, comenta Antoranz. “Los jóvenes no están acostumbrados ya ni a hablar por teléfono -añade-, se comunican por mensajes, comparten archivos de forma alegre. Y hay auténticas redes delictivas aprovechándose de ello”.

¿Cuáles son las estafas que cometen a su nombre"

Pero ¿cuáles son las estafas que alguien está cometiendo usurpando el nombre de Lucas? Los nueve procesos judiciales por los que ha terminado encartado el zaragozano han permitido detectar dos formas de engaño. La primera y más habitual, el envío de un mensaje de Whastapp en el que simulando ser un familiar o allegado alguien pide dinero a otra persona. La cantidad más habitual: 19.95 euros. Los estafadores ruegan a la víctima que envíe el dinero por Bizum o mediante una transferencia convencional. Las cuentas bancarias en la que se hacen los ingresos están a nombre de Lucas, pero nunca es él quien retira estas sumas, sino quienes están detrás de esta organización delictiva. 

Pero hay una segunda forma de estafa más compleja, ya que los estafadores llaman directamente a las potenciales víctimas haciéndose pasar por trabajadores de algún banco. Las personas que reciben la llamada ven en la pantalla de su móvil el nombre o logotipo de la entidad, lo que les invita a creer que es una comunicación real. Pero en realidad, es alguien que intenta robarles datos o claves para limpiar sus cuentas.

La causa que abrieron a Lucas en Zaragoza obedecía a esta segunda modalidad. “Ciertamente, las diligencias practicadas no permiten sostener con seguridad que el investigado haya sido beneficiario del fraude cometido, dado que, según resulta del extracto bancario, las disposiciones se realizaron mediante compras por internet, desde conexiones en Valencia, por lo que las sospechas existentes no son suficientes como para sostener con el necesario grado de certeza su participación en los hechos”, indica ahora la jueza en el auto de sobreseimiento provisional. En el mismo, reconoce también que las pesquisas han llegado a un “punto muerto” que impide identificar a los verdaderos estafadores.

Arropado por su familia y su abogado, Lucas quiere creer que algún día todo esto “será un mal recuerdo”. Pero es consciente de que la batalla será larga y asegura que le van a quedar secuelas. “Ya no me fío de nada ni de nadie”, dice. De momento, la próxima cita marcada en su calendario es la del 26 de junio, cuando al joven le toca prestar declaración por la causa que se instruye contra él en Castellón. 

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