Zaragoza

Acepta una condena de cinco años de cárcel por agredir sexualmente a su pareja

Reconoce ante la Audiencia de Zaragoza que también que la golpeó y roció con un spray de gas pimienta y la intimidó con una pistola eléctrica. 

Audiencia Provincial de Zaragoza
Guillermo Mestre

Dos agresiones sexuales, lesiones y tenencia ilícita de armas. Antonio L. M., vecino de Alagón, ha reconocido este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza ser autor de estos delitos de los que fue víctima la mujer que en mayo de 2022 era todavía su pareja. El acusado, que se pasó cuatro meses en prisión preventiva, se enfrentaba a una grave petición de condena por parte de la Fiscalía de 12 años de cárcel y 10.000 euros de indemnización por los daños morales, que la acusación particular elevaba incluso hasta los 21 años, ya que añadía un delito de coacciones, y solicitaba 35.000 euros como compensación por las lesiones físicas y psicológicas, las secuelas y el daño moral causado.

El acusado ha admitido los hechos y, tras abonar por anticipado a la víctima 50.000 euros, la representante del Ministerio Público y la abogada de la denunciante, Xenia Cabello, han alcanzado un acuerdo de conformidad con la defensa por el que, dada la compensación económica, se aplica la atenuante muy cualificada de reparación del daño. De esta forma, el acusado ha aceptado dos condenas de dos años cada una por sendas agresiones sexuales, un año por la tenencia ilícita de armas y sesenta jornadas de trabajos en beneficio de la comunidad por los delitos de lesiones en el ámbito familiar. En este caso, en su momento se decidirá sobre la suspensión o no de la condena.  

Según denunció la víctima, en la noche del 14 al 15 de mayo la pareja, cuya relación ya estaba deteriorada, mantuvo una discusión en el domicilio que compartían en la localidad zaragozana de Alagón. En medio de la disputa, el procesado la golpeó, la tiró al suelo, se colocó sobre ella y le golpeó la cabeza contra la mesa del salón. La mujer perdió el conocimiento por unos instantes y, cuando se recuperó, le dijo que se marchaba al médico, a lo que Antonio L. M. se opuso y le impidió salir del piso. Ante las voces de la víctima, le tapó la boca para que los vecinos no la oyeran a la vez que le arrancaba la ropa interior y la llevaba al dormitorio, donde la obligó a mantener relaciones sexuales.

A la mañana del 15 de mayo, cuando se encontraban en el salón de la vivienda, surgió una nueva disputa en el curso de la cual le volvió a pegar, a tirar al suelo y agredirla sexualmente. Luego le hizo una marca en una ingle con una tijera y, acto seguido, cogió una pistola eléctrica y se la acercó y retiró varias veces amenazando con darle descargas mientras ella le suplicaba que parara, que la iba a matar.

Cuando en un momento dado logró escapar y dirigirse al dormitorio, el procesado la siguió y le roció la cara con un spray de gas pimienta. Según denunció, como la mujer es asmática y le costaba respirar, el hombre la desnudó y metió en la ducha donde la mojó con agua fría mientras le decía que no se hiciese la víctima. Acto seguido llamó a la madre de ella y horas después era detenido por malos tratos y agresión sexual.

A consecuencia de los golpes recibidos, la víctima sufrió lesiones en la cabeza, cuello, tronco y extremidades, en zona perianal y el pubis por las que precisó de una primera asistencia médica y tardó en curar una semana. Además, tiene un trastorno de estrés postraumático por el que a día de hoy sigue recibiendo tratamiento psicológico y psiquiátrico.

La Guardia Civil ocupó en el piso del procesado un spray de gas pimienta y una defensa eléctrica de la marca Taser para las que carecía de permiso y tienen la consideración de armas prohibidas.