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Jefe de Bomberos de Zaragoza: "El humo es como un perro rabioso detrás de la puerta"

Tras los últimos incendios en la ciudad, Eduardo Sánchez recomienda "avisar, refugiarse y esperar indicaciones". 

Eduardo Sánchez, jefe e bomberos del Parque nº1 de Zaragoza.
Eduardo Sánchez, jefe de Bomberos de Zaragoza.
Guillermo Mestre

En pocos días en Zaragoza se vivieron la semana pasada dos incendios de consideración. El jueves, el fuego declarado en un piso de la calle del Pintor Manuel Viola del barrio de La Jota se cobró la vida de una mujer de 61 años, mientras que el domingo las llamas que partieron de un bajo del número 184 del Coso Bajo no causaron daños personales, pero sí que provocaron el desalojo de doce personas y que se haya decidido la demolición del inmueble al correr riesgo de ruina inminente. 

"En una ciudad como Zaragoza, en la que los bomberos nos plantamos en cualquier lugar en entre ocho y doce minutos, lo más correcto es quedarse en casa y esperar a lo que te indique el bombero", afirma Eduardo Sánchez, el jefe de Bomberos de Zaragoza. "Nos tenemos que refugiar dejando atrás el humo y cerrar cada puerta por la que crucemos porque así retrasaremos que llegue el fuego. Luego hay que hacerse ver, avisar dónde estás, ya sea llamándonos por teléfono o haciendo señales por la ventana", aconseja.

"En el caso del incendio en el Coso Bajo se optó por que los vecinos saliesen porque la estructura del edificio corría peligro", explica. Se trata de un bloque de tres alturas y seis pisos que data de 1917, en el que una de las vigas maestras ha quedado calcinada. En el de La Jota, más nuevo, se produjo en el salón de una vivienda del primer piso y, aunque no fue mucho más allá, el humo sí que subió por el hueco de la escalera hasta la décima planta. Los bomberos avisaron puerta por puerta e indicaron a los residentes que se refugiasen en las habitaciones del lado opuesto al de las llamas.

"Para nosotros, la primera, la segunda y la tercera prioridad son salvar vidas", apunta Sánchez, y al respecto, en relación con el trágico incendio de Pintor Manuel Viola, se muestra tajante: "El humo mata". Aunque al llegar la víctima aún seguía con vida después de que su hija la hubiese sacado de la vivienda, no pudo sobreponerse al daño que le causó respirar aire viciado y falleció horas después.

Con ella, son ya ocho los fallecidos en Aragón este año en sucesos relacionados con el fuego en viviendas, y en todos, entre las causas aparece el humo. "El humo es un perro rabioso que está al otro lado de la puerta, no la abras si no quieres que te muerda", advierte Sánchez. "En los incendios, la gente si ve llamas es capaz de lanzarse por la ventana con tal de no quemarse. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el humo, no lo percibimos como tan peligroso. No hacen falta muchas inhalaciones para no poder levantarte", reflexiona.

Como en el incendio de Pintor Manuel Viola, también fueron rescatados con vida, aunque posteriormente no lograsen recuperarse, una anciana de 82 años desvanecida en su piso del barrio de Casablanca en enero y un varón de 60 años en marzo en Huesca. En estos dos casos, además, las víctimas ya sufrían quemaduras. Nada se pudo hacer para salvar al hombre de 50 años y su hijo de 14 que en abril perdieron la vida en Ateca. Lo mismo sucedió en marzo con un anticuario de 82 años de La Fresneda y con un hombre de 69 años que vivía en una casa móvil en El Temple y, en febrero, con un joven de 29 años en Huesca.

Para Sánchez es muy importante la prevención y que "la gente sepa cómo actuar". Por ello, destaca la Escuela Ciudadana de Prevención de Riesgos, una iniciativa con la que "estamos formando a mucha gente". "El extintor es útil, pero hay que saber manejarlo", ejemplifica. Entre los elementos de seguridad que recomienda cita los detectores de humo. "Suenan en un fase temprana del fuego, cuando aún se puede apagar con un extintor o incluso con una jarra de agua", comenta. "Son económicos y está bien colocarlos en la cocina o el dormitorio", continúa. Al respecto, la mayoría de los incendios mortales sufridos en la Comunidad hasta mayo se produjeron o de madrugada o a primera hora. Es decir, cuando los afectados estaban durmiendo. Además, también se repite en muchos de ellos que estaban solos en el domicilio.

"Cada zona tiene su casuística, en la cocina están los fuegos y en el salón y los dormitorios se fuma, aunque cada vez menos", dice. En la electricidad, la instalación "tiene que estar en buenas condiciones", se producen "sobrecargas en regletas con varios enchufes y las baterías se calientan", alerta.

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