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TRIBUNALES EN ZARAGOZA

"Vino con la pistola y disparó sin más; yo aceleré y no sé si lo atropellé o no"

La víctima de un tiroteo en Épila declara que aún no sabe por qué el acusado, al que pasó con el coche por encima para poder escapar del lugar, quiso matarla.

El acusado, junto a su abogado, entrando a la sala del juicio.
El acusado, junto a su abogado, entrando a la sala del juicio.
Guillermo Mestre

Francisco Giménez Escudero reconoció este miércoles ante el tribunal que lo juzga por tentativa de asesinato que disparó contra Jesús C. H. cuando este se encontraba dentro de su vehículo, acompañado de un sobrino de 16 años. El procesado no dijo por qué quiso matarlo, ya que se acogió a su derecho a no declarar. Lo único que manifestó es que estaba de acuerdo con la acusación que hace contra él la Fiscalía, pero no con la pena de 16 años de prisión que pide por el asesinato frustrado y por un delito de tenencia ilícita de armas.

Francisco Giménez Escudero, vecino de Illueca de 48 años, conocido como Ángel, está detenido desde el 29 de marzo de 2018, un día después de que Jesús C. H. le pasase con el coche por encima y le rompiese la pierna derecha por dos partes, la cadera y el pie izquierdo. La Guardia Civil lo encontró malherido en el Cabezo Ballesteros de Épila y comenzó a buscar al autor del atropello. Pero al encontrar el coche implicado, descubrió un proyectil incrustado en el volante, a la altura del pecho del conductor. Y, al hablar con este último, les explicó que había tenido que pisar el acelerador y salir huyendo del lugar después de que Giménez Escudero se plantase delante del vehículo con una pistola en la mano y disparase contra el cristal del parabrisas. Una bala impactó en el volante y la otra salió por la ventanilla del conductor, que estaba bajada.

Dentro del turismo estaba Jesús C. H. y Javier J. J., que ahora tiene 19 años. El primero declaró este miércoles que todavía no sabe por qué le disparó y que, desde entonces, no puede dormir y se ha quedado en "30 kilos". "Hacía años que no veía a este hombre", dijo en referencia al acusado. "Antes yo estaba con su sobrina, pero ahora estoy con otra", aclaró.

Protegido tras un biombo, al igual que su sobrino, explicó que no había tenido problema alguno con el acusado. "Me pregunto todos los días por qué vino a matarme. No duermo ni como", dijo. Explicó que cuando lo vio con la pistola no se lo pensó y, como tenía el motor en marcha, se agachó y agarró al menor para que también se escondiese, aceleró y huyó del lugar. "No sé si lo atropellé o no, pero si no llego a arrancar el coche y salir de allí ahora estaría en el cementerio", añadió. Su sobrino declaró en parecidos términos.

Por su parte, los forenses corroboraron que el acusado, que aún no se ha recuperado de las lesiones del atropello, tiene un trastorno de personalidad que le afecta al control de sus impulsos y supone una merma en su imputabilidad. Como recordó su abogado, Javier Elía, Escudero lleva más de 20 años en tratamiento psiquiátrico. El juicio quedará hoy visto para sentencia y, aunque la fiscal pide provisionalmente 14 años por la tentativa de asesinato y dos por la tenencia ilícita de armas, es probable que rebaje la pena ante el reconocimiento de los hechos y la existencia del trastorno.

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