teruel
Tras el rastro del millar de turolenses que emigró a EE. UU. a principios del siglo XX
Familiares de quienes se fueron a América buscan noticias de sus descendientes, arrojando luz sobre el éxodo que empezó a vaciar la provincia
Pasa el tiempo, pero no el afecto. Al menos, para los familiares de los 1.012 turolenses que en el primer tercio del siglo XX, según acaba de revelar el historiador de la Universidad de Zaragoza Raúl Ibáñez, emigraron a Estados Unidos expulsados por la crisis económica de España y atraídos por un nuevo continente aún por explotar. Perdido el contacto en muchos casos, los parientes de aquellos que marcharon ansían ahora tener noticias de ellos y sus descendientes, en un movimiento social que está contribuyendo a arrojar luz sobre el fuerte éxodo que empezó a vaciar la provincia.
Estos y otros datos fueron dados a conocer este sábado en un curso de la Universidad de Verano de Teruel celebrado en La Puebla de Valverde, de donde, en torno a 1900, salieron camino de América 167 vecinos. En la Casa de Cultura de la localidad no solo se escucharon las palabras de los profesores Raúl Ibáñez y Teresa Morell –esta última habló sobre la emigración alicantina–, sino que también los familiares de aquellos que se fueron a hacer las américas expusieron sus pesquisas.
Miguel Mínguez, uno de ellos, contó que cuatro de los nueve hermanos de su padre emigraron a California y solo uno regresó, en 1956. La familia nunca perdió la comunicación con aquellos al otro lado del Atlántico, algo que ahora le reporta "mucha felicidad".
La investigación de Ibáñez avanza a velocidad de crucero, pues desde que presentó su tesis sobre este fenómeno migratorio el pasado mes de marzo, su lista de turolenses que salieron hacia EE. UU. se ha incrementado en 85, y no ha terminado el estudio. Para ello, recoge testimonios y bucea en los archivos norteamericanos, en cuyos documentos quedaban registrados los recién llegados nada más bajar del barco.
El profesor destaca la trascendencia social de este tipo de trabajos en el momento actual. "Fuimos emigrantes y ahora somos receptores. Al marchar los nuestros, se encontraron allí los mismos problemas que sufren quienes vienen a España", explica.
Ibáñez, cuyo estudio es pionero en su género, incide en que quedan bastantes zonas de España en las que no se ha analizado la emigración del primer tercio del siglo XX. Territorios como Galicia, Asturias o Euskadi lo han hecho, pero no ha ocurrido así en el interior de la Península.
