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El 'astillero' de Teruel y su flota vaquillera

La peña Los Marinos ha construido su barco de pega en una nave del polígono industrial, y no es el primero que bota.

Proceso de adaptación de un furgón para el desguace en el barco de Los Marinos.
Proceso de adaptación de un furgón para el desguace en el barco de Los Marinos.
Jesús Gómez Latasa

El buque insignia de Los Marinos, la peña protagonista de la próxima Vaquilla al encargarse de poner el pañuelo al Torico el próximo sábado, nació en una nave del polígono industrial La Paz de la mano de cinco amigos aficionados al bricolaje y al modelado que aprovecharon objetos reciclados como materia prima. El ‘astillero’ utilizó como base de este buque de secano el chasis de un furgón Iveco que iba a ser destinado al desguace.

Cinco socios de la peña decidieron aprovechar el motor y el chasis de un vehículo desahuciado para convertirlo en un barco de ocho metros de largo y 2,2 de ancho con un casco y cubierta metálicos recubiertos de una capa de poliuretano. Para rematar y endurecer su ‘piel’, la máquina recibió una capa de pintura especial. Se evita así que los vaquilleros abran boquetes en la cubierta “rascando con las uñas”, como explica Jesús Gómez Latasa, uno de los fabricantes de la embarcación de fantasía. De hecho, esa labor de perforación lenta pero constante acabó con el anterior buque peñista, un submarino.

Gómez Latasa, fontanero de profesión, explica que, al fabricar el buque de pega utilizaron, básicamente, materiales donados por amigos y conocidos, todos tratados con “mucha imaginación” para darles un toque marinero.

El barco festivo, con su primera tripulación.
El barco festivo, con su primera tripulación.
Jesús Gómez Latasa

La botadura se produjo en 2001, con motivo del 50 aniversario de la peña, una de las más veteranas y numerosas de la Vaquilla. El vehículo-barco se ha ido mejorando desde entonces con un abanico de servicios que lo convierten en un auténtico “bar ambulante”, además de aportar un espectacular toque festivo a las fiestas más populosas de Teruel.

El buque festivo incorpora cuatro escotillas por las que se abren otros tantos grifos de bebidas frescas: calimochos, sidra, cerveza y cubata. Además, transporte una nevera con refescos para que a los peñistas y a la charanga se les haga más llevadero el recorrido vaquillero en pleno verano.

También ayuda a refrescar el ambiente, otras “armas” incorporadas al arsenal marinero, como dos aspersores que arrojan agua sobre el publico desde la proa y dos duchas de popa -en términos marineros-, dos prestaciones alimentadas con un depósito de 500 litros. La última novedad ha sido la inclusión de dos lanzadores de confeti para alegrar el ambiente.

Jesús López Latasa esplica que formar parte de la tripulación del barco tiene su mérito. El piloto soporta un calor sofocante en el interior debido al funcionamiento de los equipos de refrigeración de las bebidas y al calor propio de su época de funcionamiento, en pleno mes de julio.

El 'astillero' de Los Marinos botó un submarino antes del actual barco.
El 'astillero' de Los Marinos botó un submarino antes del actual barco.
Jesús Gómez Latasa

Además, manejar el timón de este bajel no es nada fácil, como apunta López Latasa, por el reducido campo de visión del conductor, que solo ve la calle a través de dos estrechas aberturas en la proa. Para evitar accidentes -aunque la nave avanza a solo dos kilómetros por hora-, dos marinos se sitúan por delante para abrir paso y avisar a los viandantes de que llega el navío vaquillero. La Policía Local también supervisa el traslado del vehículo marinero.

La tripulación se encarga también de las labores de mantenimiento que precisa el navío, fundamentalmente las propias de un viejo furgón. Una vez concluya su travesía vaquillera de 2024, el barco volverá a un local del barrio de San Julián, donde, protegido bajo una lona, esperará a la próxima Vaquilla.

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