El hospital Obispo Polanco recibió esta semana un caso poco habitual. Un preso de la cárcel de Teruel acudía al centro hospitalario tras haberse tragado un teléfono móvil. Como consecuencia y tras no haber logrado evacuarlo en los días posteriores, tuvo que ser intervenido de urgencia.

El hombre, de unos cuarenta años, ingirió el dispositivo electrónico de pequeño tamaño la pasada semana. A los pocos días, ya asustado ante esta situación y al no poder expulsar el teléfono móvil, avisó a los trabajadores de prisión que fueron los encargados de trasladarlo hasta el centro hospitalario. 

Según ha podido confirmar HERALDO, el preso se encuentra todavía en el hospital Obispo Polanco ingresado y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para sacarle el dispositivo electrónico. Su estado es, según una fuente médica, estable y permanece hospitalizado en el módulo hospitalario destinado a presos.

Al parecer, tal y como ha informado La Ser, el recluso aguantó ocho días con el móvil, de marca Nokia, redondeado y sin tapa, en el interior de su estómago. Aunque no le provocaba dolor, la inquietud por la prolongada permanencia del aparato en su aparato digestivo animó al interno a informar a los funcionarios para su traslado al Obispo Polanco el pasado lunes.

Los motivos que llevaron a este hombre a tragarse el móvil se desconocen. Además de cómo pudo darse la paradoja de que este reculso lograra ingerir el teléfono móvil, habiendo gente a la que le cuesta incluso tragarse una pastilla de medicación.  

No obstante no es el primer caso en el mundo, hace tres años un hombre en Kosovo también se tragó un Nokia 3310, parece que la marca tiene cierta atracción a esta práctica. En aquel caso, la intervención fue inmediata para evitar que los ácidos del estómago diluyeran la batería del aparato. En aquel caso, los médicos separaron el aparato en tres piezas que extrajeron a través de una endoscopia, sin necesidad de abrir el estómago.

Tan insólito fue el caso que el cirujano jefe que lideró la intervención compartió después en redes las imágenes de la misma.

La cárcel de Teruel

La prisión de Teruel está ubicada a las afueras de la ciudad, en la avenida Zaragoza. Cuenta con unos 150 internos y las instalaciones fueron terminadas de remodelar en 2013 con celdas modernas y un buen gimnasio dotado con todo tipo de máquinas, pesas y barras para abdominales. Se dice que el trato entre trabajadores y reclusos es muy cercano, por ello es la preferida entre los penados valencianos que la eligen antes que las de su propia comunidad.  

La reducida población reclusa permite además poner en marcha diversas actividades de formación y ocio. Los presos pueden cursar Educación Secundaria Obligatoria y una carrera universitaria a distancia.