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incenido en el pueyo de araguás

Los vecinos pasaron la noche con mucha incertidumbre y muy preocupados por los animales que dejaron

La Guardia Civil y Protección Civil organizaron una caravana para que las personas evacuadas fueran a sus casas a recoger enseres y a atender al ganado.

Incendio en el Pueyo de Araguás cerca de Aínsa
Incendio en el Pueyo de Araguás cerca de Aínsa
Javier Navarro

La explanada de la zona deportiva de Aínsa presentaba ayer por la mañana una actividad inusitada. Allí estaba instalado el Puesto de Mando Avanzado (PMA) para coordinar las labores de extinción del incendio que desde el martes arrasa la sierra de El Pueyo de Araguás y allí se convocó a los vecinos desalojados esa misma tarde por la cercanía de las llamas. Unos en los vehículos de la Guardia Civil y Protección Civil y otros en sus propios coches formaron una caravana y se desplazaron hasta las localidades de las que habían sido evacuados para coger algunos enseres de sus viviendas y, sobre todo, atender a sus animales.

Lorién Lacueva había pasado la noche con su familia en la casa que tienen en Aínsa y se acercó a Araguás para dar de comer a los conejos y gallinas que crían en su casa. Además, cogió un sillón, «para una señora mayor que no está muy cómoda» y las gafas de Pe. Así es como llaman a Patrick Philips, un ciudadano belga que vive desde hace varios años en esta población y que durmió en el albergue habilitado por Cruz Roja en el pabellón junto a sus dos perros. Junto a él pernoctó una pareja de Torrelisa que también llevaba mascotas.

Philips manifestó que había pasado la noche «con preocupación» y que notó los nervios de sus dos animales. Según dijo, vio el fuego «muy cerca» en el momento en que «nos dijeron que teníamos que irnos». «Nos han dicho que aún no ha atacado a los pueblos», señaló con esperanza.

Tomás Castillo y Daniel Pueyo son dos vecinos de San Lorién y Araguás, respectivamente. El primero explicó que se quedó a dormir en casa de su familia en Aínsa y que a primera hora, antes de que se formase la caravana oficial, pudo pasar para ver cómo estaban sus ovejas. Pudo llevarlas a un vallado más seguro y proveerlas de comida. «Todo estaba lleno de ceniza», apuntó. Además, señaló que el martes por la tarde, cuando tuvieron que salir del pueblo, «el fuego era una barbaridad y no se podía atacar por todos los sitios a la vez».

Desde Toledo

En un casa rural de San Lorién pasaban unos días de vacaciones Sergio Palomero, su mujer y sus dos hijas, de 12 y 16 años. Son de Toledo. Estaban bañándose en unas pozas cuando vieron «un montón de humo». «Llamamos a la dueña y nos dijo que si queríamos subir a por las cosas teníamos que ir volando... Fuimos, la Guardia Civil nos cerró el paso y ya salimos hacia abajo», explicó.

La familia buscó un hotel en Boltaña y «nos metieron como pudieron pero ya no había más noches». Ayer trataban de encontrar un lugar para quedarse pero las plazas hoteleras eran escasas. «Lo más seguro es que marchemos para casa», dijeron. 

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