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Pirineo

Vera y Naroa dan vida a Nerín 55 años después de cerrar su escuela: "Es una alegría inmensa"

Las niñas estrenan la ludoteca de esta aldea del Pirineo aragonés, donde se abre una "puerta de esperanza" para atraer pobladores al valle de Vió.

Vera, de 2 años, y Naroa, de 1, en la Ludoteca Municipal del Valle de Vió, en Nerín, inaugurada este lunes.
Vera, de 2 años, y Naroa, de 1, en la Ludoteca Municipal del Valle de Vió, en Nerín, inaugurada el pasado lunes.
G. B.

El pasado lunes por la mañana Nerín vivió un momento histórico y emotivo para muchos vecinos de esta localidad pirenaica. El pueblo, de 18 habitantes, acaba de inaugurar la Ludoteca Municipal del Valle de Vió, un recurso "recuperado" con fondos del Ayuntamiento de Fanlo para dar servicio a niños de 0 a 6 años.

"Siempre digo que un pueblo, un país, se pierde en cuanto se pierden sus tradiciones, su cultura, sus raíces, pero por supuesto se pierde cuando pierde población, así que inexplicable definir con palabras el sentimiento hoy vivido", confiesa Pedro Palacio, dueño del único hotel que hay en el valle.

La nueva ludoteca municipal de Nerín, que da trabajo a una persona -una maestra de Educación Infantil-, se ubica en la antigua escuela del pueblo, cerrada en los años 70. "Aquí venía un gobernador civil y cuando veía una escuela con menos de 5 críos la cerraba. Primero fue Fanlo, y Nerín aguantó 1 o 2 años más", recuerda Horacio Palacio, regidor de Fanlo, que celebra volver a ver este espacio abierto más de medio siglo después.

"Como alcalde, me hace una ilusión tremenda. Desde que se planteó la idea, el Ayuntamiento ha hecho todo lo posible por abrirla. Y es lo más urgente que había que hacer", reconoce.

Con una inversión de más de 10.000 euros por parte del consistorio, y cerca de 5.000 para la compra de material, se ha rehabilitado y dotado de medios un espacio que de momento da servicio de lunes a viernes, en horario de 7.30 a 15.30, a dos alumnas de la localidad: Vera, de 2 años, y Naroa, de 1.

Para Gema Beltrán, madre de Vera, la apertura de esta Ludoteca municipal ha supuesto hacer realidad la conciliación familiar y poder volver a casa con su pareja, que vive y trabaja en esta localidad.

"He tenido a la niña en una guardería en Madrid cinco meses, llegamos hace tres días, y hoy hemos inaugurado la guarde", contaba ilusionada este lunes. "Tenía un dilema muy grande con este tema, porque ir y venir cada día -yo que vengo de una ciudad grande- para llevar a la peque a Fiscal, me daba mucha pereza perder ese tiempo todos los días en un trayecto que tiene muchísimas curvas y siendo que Vera se marea... Tenerla ahora cerca de casa es tremendo. No suponía que pudiera ser tan maravilloso. Es estar por fin los tres juntos en el lugar que queremos estar", confiesa esta madrileña, que vino a Nerín "por amor", y hoy tiene claro que por iniciativas como esta para fijar población "merece muchísimo la pena estar aquí".

"La calidad de vida es tremenda, y también la autosuficiencia. A mí me gusta mucho saber que no necesitas todo lo que te están vendiendo en la ciudad. Somos más que válidos para buscarnos un entretenimiento fuera de tantísimos estímulos que ofrece una ciudad grande y estamos muy capacitados para adaptarnos. Una vez te has adaptado, la calidad de vida no tiene nada que ver… tanto el aire, como el silencio, la gente o el paisaje. Es un lujo estar aquí", defiende esta mamá.

La apertura de la Ludoteca Municipal del Valle de Vió, inaugurada este lunes en la antigua escuela del pueblo, ha supuesto también un "alivio" para Silvia Martínez de Olcoz, la mamá de Naroa, que hasta contar con este recurso municipal debía desplazarse todos los días para llevar a su pequeña a la guardería en Fiscal, a 45 minutos en coche de Nerín. "Este enero empecé a trabajar en Jaca y estuve valorando llevármela a una guardería allí. Al final, hemos estado unos meses en la de Fiscal, que es una escuela super bonita y super chula. Pero surgió esta oportunidad, empezamos a moverlo, el ayuntamiento estaba de nuestro lado, a favor de fomentar que las peques se quedaran en el valle y que no tuvieran que recorrer demasiados kilómetros todos los días, y eso que les quitas de coche sobre todo en invierno. Con la nieve, a mí me ha pasado este año -incluso de Fiscal a Sarvisé-, ver un árbol cruzado y estar allí hora y media esperando... Poder tener en el valle un sitio para que las peques estén bien cuidadas y con una atención muy personalizada es un lujo. Dijimos que sí a la propuesta con los ojos cerrados", confiesa esta pamplonica, que vino por primera vez a Nerín en el año 2009, para unos Carnavales, y le gustó tanto la comarca que acabó volviendo para trabajar en el Hotel Palazio. "Los primeros años me quedaba solo la temporada de hostelería, y a partir del 2012-2013 ya me quedé de continuo. Luego empecé a trabajar en el Parque Nacional y a salir con un chico de Broto, que también se subió a Nerin. Compramos una casa en el pueblo que se vendía hace años, y al poco me quedé embarazada", relata Martínez. Para ella, la calidad de vida que encuentra en este pequeño rincón a las puertas del Parque Nacional de Ordesa tampoco es "comparable a nada". "Yo siempre recalco que estoy enamorada de Nerín, pero también de sus gentes, de esa familia elegida que para mí son los Palacio", afirma.

La nostalgia de quienes fueron a la escuela allí

La noticia de la apertura de la Ludoteca Municipal de Nerín no ha dejado indiferente a nadie en el valle de Vió, donde varios vecinos que emigraron en los años 70 y algún otro que sigue viviendo allí aun recuerdan sus días felices en la escuela del pueblo. "De la última generación que estudio ahí, uno de ellos, que es vecino de Nerín, me ha comentado hoy que está muy emocionado, que él pasó grandísimos años aquí, y que qué bien que vuelvan a abrir las puertas a esto", cuenta Beltrán, la mamá de Vera.  

Matilde Buerba, con sus compañeros de clase en la escuela de Nerín en los años 60.
Matilde Buerba, a la izda, con sus compañeros de clase en la escuela de Nerín (años 60).
M. B.

Matile Buerba, de 73 años, estaba pasando unos días en su segunda residencia en Nerín cuando vio que colgaban el cartel de la nueva Ludoteca. "Sentí una alegría inmensa, que casi ni te lo crees. Nosotros subimos y bajamos, y estamos cuando nos apetece, pero los que están allí fijos -que casi nadie vive allí todo el año- se lo merecen. Es abrir una puerta a la esperanza, y luego ya irán llegando más críos", defiende esta nerinense, afincada en Zaragoza. En su casa de la capital aragonesa guarda enmarcado un bonito recuerdo de sus años en la escuela, que hoy comparte con motivo de la inauguración de la ludoteca. "Será del año 53 en adelante...", dice enseñando la fotografía. "Estábamos una veintena de niños, desde los tres añitos hasta los 14 juntos en la misma clase, y todos con el mismo libro a la vez. Llevábamos leña un día a la semana cada uno, ya cortada de casa, para tener la estufa, y nos hacíamos responsables de mantenerla encendida. Con la leche, que era leche en polvo, hacíamos lo mismo, y nos la tomábamos en vaso, que de eso también traían. En invierno no había ni recreo ni nada porque había dos metros de nieve en la plaza. Lo importante es que nos queríamos. No peleábamos nunca, y estábamos siempre unidos", recuerda Buerba.

Una imagen de los alumnos de la antigua escuela de Nerín en los años 60.
Una imagen de los alumnos de la antigua escuela de Nerín, con su maestra, en los años 60.
H. A.

Maribel Galino, de 68 años y natural de Sercué, forma también parte de las últimas generaciones que fueron a la escuela en Nerín. "Éramos unos 30, todos de diferentes edades. Empezábamos entonces a los seis años y como en todas las casas éramos bastantes hermanos, yo con el mayor de mi casa -que éramos 4- ya no coindidí, porque con 13 o 14 años dejaban de ir a la escuela. La convivencia era muy buena", confiesa. 

Ahora vive en San Sebastián, donde emigraron sus padres en el año 68, pero siguen yendo a menudo a la localidad, donde compraron la antigua casa del cura. "La semana pasada estuve allí y me contó Roberto -el padre de Vera- que empezaban ya la escuela, que iba a buscar a su niña que estaba en Madrid, y cuando vi la publicación en las redes sociales de que reabría la escuela me hizo una ilusión loca. Eso es vida para el valle y para el pueblo", afirma esta aragonesa, natural de Sercúe

La apertura de la ludoteca ha supuesto, además, la contratación de una una joven maestra de Educación Infantil, natural de Laspuña, que se muestra "ilusionada" por un proyecto que empieza de cero con la esperanza de atraer a más niños. "Abrir algo así es vida para un pueblo tan pequeñito. Yo soy de aquí de Laspuña. Estudié la carrera en Teruel, y siempre me ha tirado estar aquí. La calidad de vida que hay en el Sobrarbe no se encuentra tampoco en otros sitios... Para mí es maravilloso poder quedarme en un pueblo de 18 habitantes porque es darle vida", concluye. 

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