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El valle más remoto de Ordesa se planta: "No queremos autobuses lanzadera"

Fanlo, que ocupa más de la mitad del Parque Nacional, es el que tiene peores carreteras y menos servicios. En el debate del plan de movilidad ha dejado clara su oposición a un sistema de transporte público que alejaría a los visitantes de los pueblos.  

Imágenes de los habitantes de Sercué.
El alcalde de Fanlo, Horacio Palacio, en uno de los pueblos del municipio, Sercué, donde ni siquiera llega el tendido eléctrico.
Verónica Lacasa

El municipio de Fanlo, en el valle de Vió, con ocho pueblos y apenas un centenar de habitantes, tiene más de la mitad de las hectáreas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (8.175 de 15.696), a mucha distancia de Torla, Bielsa, Tella-Sin o Puértolas, y las peores carreteras, lo que contribuye a que sea uno de los menos visitados. 

En este valle se celebró, el pasado 28 de mayo, la última reunión del proceso participativo iniciado en febrero por el parque para elaborar un plan de movilidad que dé respuesta a los problemas en los accesos a los diferentes sectores (Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta), relacionados con el estacionamiento, atascos y masificación en las entradas, seguridad y el riesgo de obstrucción de las vías de acceso. El proceso arrancó en febrero, con jornadas informativas y talleres, y concluida la fase de deliberación, se elaborará un informe técnico que se presentará en noviembre.

Pese a la escasa población, en el encuentro en Vió se dieron cita 42 personas (vecinos, alcaldes de los núcleos pedáneos, dueños de negocios turísticos...), con una idea prácticamente unánime: no quieren un servicio lanzadera de autobús desde Escalona como exclusivo medio de acceso. La orografía del valle dificultaría la circulación; dejaría además a los pueblos y a sus negocios de hostelería fuera del itinerario del bus.

A diferencia del resto de sectores del Parque Nacional, en el valle de Vió no existe un centro de información permanente (solo funciona dos meses) para dar a conocer la oferta del valle, ni aseos con agua corriente. Hay pueblos a donde aún no llega el tendido eléctrico, como Sercué. Aquí apenas cuentan con plazas de aparcamiento y los coches estacionan en la calzada, lo que dificultaría el paso de vehículos de emergencia si se produce un incendio u otra incidencia.

"Encima del cañón de Añisclo vive un valle", reivindica el alcalde. "No queremos autobuses lanzadera. Si circularan, los turistas irían a ver Añisclo y se marcharían sin entrar en nuestros pueblos", asegura Horacio Palacio, defensor de que se siga permitiendo el uso del vehículo particular sin restricciones. "Hemos pasado de que el sector de Añisclo tenga 186.000 visitantes a 80.000", critica, ante los continuos cierres de la carretera de este desfiladero. "Hace 30 años teníamos más servicios. Parece que no seamos un sector más de Ordesa", lamenta.

Él ha pedido muchas veces al Gobierno de Aragón que asuma la titularidad de las carreteras, que no son sino pistas asfaltadas. La que discurre por el cañón y el tramo Puyarruego-Buerba están en condiciones muy deficiente. Sin mantenimiento invernal, apenas se parchean. En parte porque el eje es competencia de tres administraciones: la Dirección General de Carreteras, el Ayuntamiento y el departamento de Medio Ambiente.

Los 2 primeros kilómetros de la HU-631 desde Sarvisé corresponden al Gobierno de Aragón, los siguientes 25 para llegar a Fanlo, Nerín, Vió o Buerba no son más que una pista forestal asfaltada propiedad del Ayuntamiento. La misma condición tienen los 11 de Puyarruego a Buerba, tramo que pertenece al departamento de Medio Ambiente y lo mantiene el parque. El puzzle se completa con los 12 km de Escalona a San Úrbez, el cañón de Añisclo, nuevamente de la Dirección General de Carreteras.

Solo se hace parcheo de baches y limpieza de cunetas y en algunos tramos no hay ni mantenimiento invernal. Ahora se van a invertir 40.000 euros para un riego asfáltico. Se han instalado contadores de vehículos que servirán para demostrar que esas carreteras no son pistas ganaderas sino que las usan los visitantes.

En estos momentos se están ejecutando obras de ensanchamiento entre La Tella y San Urbez, con un presupuesto de 400.000 euros, que incluirán una rotonda y plazas de parquin, pero estos equipamientos no son suficientes.

El debate del plan de movilidad ha puesto de manifiesto que este valle debe tener un trato diferencial porque su situación también es especial. Y ejemplo de ello es que aquí no existe ningún tipo de infraestructura o servicio de acogida al visitante, tipo oficina de turismo o centro interpretativo, que permita que el visitante conozca el Parque Nacional y la oferta en el valle. Cuando el 90% de los negocios son de personas que han vuelto a sus orígenes y se han volcado en el entorno, pero que ven con temor que por la falta de oportunidades y de negocio, podrían tener que volver a marcharse.

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