Las personas mayores son uno de los colectivos más vulnerables ante una ola de calor. Las temperaturas extremas que está registrando Aragón durante la última semana, con máximas que superan incluso los 40 grados, llevan a adoptar medidas de precaución adecuadas para minimizar los riesgos para la salud, especialmente entre los ancianos.

Desde la residencia Betania Escolapios tienen en cuenta todas las facetas de atención a sus 61 usuarios, tanto dependientes como independientes para las actividades de la vida diaria. Así lo explica Carolina Río García, vocal social de la Sociedad Aragonesa de Geriatría y Gerontología y trabajadora social en esta residencia zaragozana. "Tenemos un sistema de climatización todo el año, pero cuando el calor es más alto (como en estas olas de julio) se mantienen las distintas dependencias a 25 grados", resume. Cada uno dispone, además, de un split de aire acondicionado en su habitación, para refrescarla a su gusto. 

Para adaptarse a las temperaturas extremas en el exterior se han modificado las actividades programadas: "Invitamos a los residentes a dar un paseo terapéutico todas las mañanas a las 10.30". Se aprovecha así el momento más fresco de la jornada. "En la residencia vamos cambiando las actividades según la estación del año", adaptándose de esta manera al clima cambiante de la capital aragonesa.

Así afrontan un episodio de calor las personas mayores en una residencia de Zaragoza

"Hemos organizado las denominadas olimpiadas de verano, para promover juegos con agua dirigidos a las personas mayores, para que se refresquen al mismo tiempo", cuenta. Y el viernes pasado fue el "día de los helados". Una buena manera de combatir el calor.

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Por la tarde, cuando el sol más aprieta, se opta por permanecer en el interior de la residencia: "Evitamos todo lo posible que se salga durante esas horas, y así se lo transmitimos también a los familiares", aunque "ya están muy concienciados". "Se trata de aplicar el sentido común", argumenta la vocal social de la Sociedad Aragonesa de Geriatría y Gerontología. Por ello, se organizan juegos de mesa, para mantener a los residentes a una temperatura óptima.

Menús adaptados

La residencia, además, modifica los menús que se ofrecen a las personas mayores: "Optamos por mucha más comida fresca, ensalada, cremas y sopas frías...". Aunque, según reconoce Carolina Río, "no se pueden suprimir del todo las sopas, porque es algo que demandan los residentes". En su lugar se ofrecen platos de cuchara pero a menor temperatura. Las comidas incluyen, entre otros platos, fruta fresca o ensaladas variadas que incorporan en algunos casos las legumbres.

"A las personas con mayor grado de dependencia les cuesta mucho más mantener la hidratación en general pero, en verano, se convierte en un hándicap", reconoce. Desde el centro se insiste mucho en el protocolo de hidratación y ahora, en plena ola de calor, se añade a la merienda una gelatina. "Aparte de las comidas principales se les ofrece también a media mañana y por la tarde agua o zumo", resume. Y, cuando salen al exterior, el equipo de atención directa está muy pendiente de mantener la hidratación en todo momento.

Los carteles con las recomendaciones del Gobierno de Aragón con medidas para prevenir los efectos adversos del calor sobre la salud están presentes en distintos puntos de las instalaciones. Recogen la necesidad de mantener la hidratación, vestir ropa fresca y cómoda en el exterior, consumir comidas liberas, ventilar los cuartos en las horas de menos calor...